La invocación a la Vigesimoquinta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos por parte de Mike Pence y de la mitad más uno de los miembros del Gabinete de Donald Trump no sólo tendría efectos inmediatos con la destitución del actual presidente hasta que Joe Biden jure su cargo el día 20 de enero, sino que cerraría la posibilidad a que se volviera a presentar a las elecciones de 2024.

Por tanto, Pence se puede convertir, tras el intento de golpe de Estado alentado por Trump, en el hombre que libre definitivamente a los Estados Unidos del actual presidente.

Tras el asalto al Capitolio que tenía como objetivo evitar que Biden fuera proclamado presidente por el Congreso, Pence se desmarcó de Trump al negarse a boicotear la confirmación de los votos. En la Casa Blanca sabían perfectamente que las objeciones planteadas en Estados como Georgia, Arizona o Pensilvania no iban a prosperar y el asalto se convirtió en la última oportunidad de Trump para aferrarse al poder.

Sin embargo, el espectáculo fue tan lamentable desde un punto de vista democrático, que los miembros demócratas de la Comisión Judicial del Congreso instaron a Pence a que invocara la Vigesimoquinta Enmienda para declarar la incapacidad de Trump porque « Trump demostró que no está mentalmente sano y aún no puede procesar y aceptar los resultados de las elecciones de 2020. La voluntad del presidente Trump de incitar a la violencia y el malestar social para anular los resultados de las elecciones por la fuerza cumple claramente con este estándar. También lo son sus tuits recientes, que Twitter eliminó, diciendo que la elección fue “robada” y que los disturbios de hoy “son las cosas y los eventos que suceden”».

Según han informado diferentes medios en Estados Unidos, los miembros del Gabinete de Trump ya han iniciado reuniones para estudiar la posibilidad de presentar sus firmas a Pence para que éste active esa enmienda y, de este modo, inhabilitar a Trump.

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