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España se convierte en la referencia mundial en precariedad laboral

La progresiva recuperación económica tras la pandemia del Covid19 se está gestando a través de un empeoramiento de las condiciones laborales de la clase trabajadora y muchos países están aplicando un modelo similar al que impuso el Partido Popular con la Reforma Laboral de 2012

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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La pandemia del Covid19 tendrá un efecto demoledor en el mundo del trabajo puesto que los países están sosteniendo la progresiva recuperación económica en la creación de empleo de mala calidad. Las consecuencias sociales derivadas de la pandemia están provocando que decenas de millones de personas se ven obligadas a aceptar condiciones de trabajo deficientes. Es decir, se está aplicando a nivel mundial el mismo sistema de precarización salvaje que se implantó el Partido Popular en España.

La gran mayoría de los más de 3.000 millones de trabajadores que hay en el mundo no gozan de un nivel suficiente de seguridad económica, bienestar material e igualdad de oportunidades.

Es más, el avance de la reducción del desempleo a nivel mundial tras la pandemia no se ve reflejado en una mejora de la calidad del trabajo. Por tanto, el modelo laboral creado por el gobierno de Mariano Rajoy se está exportando al resto del mundo como solución para que las élites empresariales y financieras puedan mantener sus ratios de beneficios.

Los países están sosteniendo la progresiva recuperación económica en la creación de empleo de mala calidad

Déficits del trabajo decente

Tras la pandemia se ha acentuado la persistencia de diversos déficits de trabajo decente. Al ritmo actual, la consecución del objetivo de trabajo decente para todos establecido entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODES).

Los países deberían tener en cuenta que el punto ODS 8 no solo se refiere al pleno empleo sino a la calidad del mismo. La igualdad y el trabajo decente son dos de los pilares del desarrollo sostenible de cara al futuro.

Los responsables de formular las políticas activas de empleo deben afrontar esta cuestión. De lo contrario, se corre el riesgo de que algunos de los nuevos modelos empresariales, en particular los propiciados por nuevas tecnologías, socaven los logros conseguidos en el mercado laboral. Por ejemplo, están los relativos a formalidad laboral y seguridad en el empleo, protección social y normas del trabajo.

Las consecuencias sociales derivadas de la pandemia están provocando que decenas de millones de personas se ven obligadas a aceptar condiciones de trabajo deficientes

Aumenta la brecha entre hombres y mujeres

La pandemia ha traído como consecuencia que el hecho de tener un puesto de trabajo no garantiza condiciones dignas. Esto ya ocurrió en España gracias al modelo implementado por el Partido Popular con su Reforma Laboral y que el actual gobierno de Pedro Sánchez no se ha atrevido aún a derogar.

En el mundo, más de 1.000 millones de personas viven en situación de pobreza extrema a pesar de tener empleo. Esta cifra que se ha incrementado más de un 30% desde enero de 2020.

El Covid19 también ha traído como consecuencia la falta de progreso en cuanto a la brecha entre mujeres y hombres en la participación laboral. Asimismo, las mujeres predominan en la fuerza de trabajo potencial y subutilizada.

Los nuevos modelos empresariales, en particular los propiciados por nuevas tecnologías, socavan los logros conseguidos en el mercado laboral

Peligroso incremento de la temporalidad

Otro problema que ha generado la pandemia es la persistencia del empleo temporal, algo que en España está cronificado. En esta categoría se encuentran nada menos que 2.000 millones de trabajadores, el 61% de la población activa mundial. Otro aspecto preocupante es que más de un 25% de las personas menores de 25 años no trabaja, ni estudia, ni recibe formación. Por tanto, sus perspectivas de trabajo se ven comprometidas.

A pesar de todo ello, también hay algunos aspectos positivos. En caso de que la economía mundial lograra evitar una desaceleración importante, se prevé que el desempleo siga disminuyendo en muchos países. En los últimos 30 años ha habido una gran reducción de la pobreza laboral, en especial en los países de ingreso medio, y un aumento de la cantidad de personas que estudian o reciben formación.

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