Hoy es Primero de Mayo, Día de los Trabajadores. Hoy todo son buenas palabras, hoy todo son buenas intenciones que, por desgracia, no se convierten en realidad. La mejor demostración de ello han sido las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el mensaje que ha transmitido a través de Twitter: «No habrá recuperación si no llega a las trabajadoras y trabajadores de nuestro país. Hoy escuchamos sus reivindicaciones con la mirada puesta en acabar con la precariedad y la desigualdad. Tenemos que salir de esta crisis con empleos dignos, estables y transformadores».

Sin embargo, este tuit, lleno de buenas intenciones, no es más que un mensaje vacío porque los hechos demuestran que las palabras de Pedro Sánchez no se adecúan a la realidad.

En las últimas semanas España se ha visto remecida por el anuncio de varias entidades bancarias de acometer expedientes de regulación de empleo que destruirán decenas de miles de puestos de trabajo. En la última semana esos mismos bancos están presentando los resultados del primer trimestre de 2021 y han comunicado, con espectaculares cuadros de fuego de artificio, que han obtenido miles de millones de euros de beneficios, no de facturación, sino de beneficios.

En concreto, Banco Santander, con un ERE en marcha en el que se despedirá o reubicará a más de 5.000 empleados y empleadas ha comunicado unos beneficios de 1.608 millones de euros. BBVA, por su parte, reducirá su plantilla en 3.450 trabajadores y trabajadoras y ha comunicado unos resultados del primer trimestre de 2021 de 1.210 millones de euros. Por su parte, CaixaBank, que ha anunciado el mayor ERE de la historia con 8.221 despidos, presentará resultados trimestrales el próximo 6 de mayo y se espera que las cifras sean de récord.

El hecho de que estas grandes corporaciones tengan la capacidad de despedir a tanta gente a pesar de estar dando beneficios es posible gracias a la reforma laboral de 2012, la que todavía no ha derogado Pedro Sánchez que hoy se ha mostrado tan cercano a las reivindicaciones de las clases medias y trabajadoras.

Tal y como han señalado los sindicatos hoy, ha llegado el momento de cumplir con lo prometido en el Acuerdo de Gobierno. El punto 1.3 de dicho pacto, firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, afirma lo siguiente:

Hay que entender, además, que dentro del propio Gobierno, la clase trabajadora tiene al enemigo en casa con Nadia Calviño y José Luis Escrivá, dos neoliberales radicales que han frenado constantemente la aplicación de ese punto 1.3 del pacto de Gobierno.

El pasado mes de marzo, cuando Pablo Iglesias Turrión anunció su salida del Gobierno, la propia Calviño afirmó que no era el momento para eliminar una ley que tanto daño ha hecho a la clase trabajadora. «Hay que dejar de mirar al pasado y mirar al futuro», dijo la ministra neoliberal. Sin embargo, ¿qué futuro le espera a los trabajadores y trabajadoras de este país si se mantiene una ley que legaliza la precariedad, la temporalidad, los salarios ínfimos, la vulneración de derechos fundamentales de la clase trabajadora, la unilateralidad de los despidos, el incumplimiento de los convenios colectivos o el despido libre incluso con beneficios milmillonarios?

Por tanto, el señor Sánchez debería de dejar de ser un «oportunista de Día Internacional» y dedicarse a trabajar para cumplir con lo firmado y una de esas cosas es la reforma laboral. El tiempo se acaba para los trabajadores y no se puede perder ni un minuto más.

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