Casado y Abascal juntos en la manifestación de la Plaza de Colón

Pablo Casado pretende convertirse en el paladín de Zarzuela y no ha dudado en llegar a plantear medidas que van contra los derechos reconocidos en la Constitución. En concreto, el Partido Popular ha presentado una queja a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, porque en el último pleno toleró lo que los populares entienden que fueron ataques a la Corona por parte de Gabriel Rufián. Por ello ha instado a la Mesa a que muestre un rechazo contundente a lo que ellos consideran que fueron agresiones dialécticas. Sin embargo, la locura pro monárquica de Casado va más allá y ha exigido que se retiren del Diario de Sesiones las afirmaciones del portavoz de ERC.

La reclamación de Casado y el PP olvida tres aspectos. En primer lugar, la Corona, al igual que cualquier representante público, está sujeta a la crítica, independientemente de la intensidad, tanto de la ciudadanía como de la clase política. En segundo término, la pretensión del PP de borrar del Diario de Sesiones de las palabras de Gabriel Rufián es un método de censura que va en contra del artículo 20 de la Constitución: «Se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura«. En tercer lugar, Casado y el PP pretenden silenciar un movimiento popular absolutamente legítimo que está pidiendo lo que, por más que el líder del PP haya soñado que sí ocurrió, se hurtó a la ciudadanía durante la Transición: la elección democrática del modelo de Estado.

Por otro lado, Gabriel Rufián no dijo nada que no fuera cierto. En primer lugar, en referencia al «diputado 53» de Vox en Zarzuela, no hay más que escuchar el discurso del 3 de octubre de 2017, donde Felipe VI utilizó un lenguaje más próximo a la ultraderecha que al que se espera de un Jefe del Estado. Por ejemplo, la apelación a la unidad que hizo el rey estuvo basada en la imposición y no en el diálogo y, precisamente por el puesto que ocupa, él debía ser en primero en garantizar el respeto a uno de los principales pilares de la democracia: el diálogo y el consenso. Las palabras de Felipe de Borbón garantizaron aún más la división y el enfrentamiento.

El portavoz de ERC se refirió también a que el único español había votado a Felipe VI fue el dictador Francisco Franco. Esto es una verdad que no puede ser rebatida. Si Casado y su partido supiera de historia de España, de la de verdad, no de la adulterada y reescrita, sabría que la decisión de que fuesen los Borbones los que sucedieran al franquismo fue de Franco y se sustanció en la Ley de Sucesión. Por tanto, aún está vigente en España la voluntad de un dictador, el único que votó a la dinastía borbónica.

En consecuencia, el PP pretende utilizar los mismos métodos que durante el franquismo para callar la libre discrepancia. Un paso muy peligroso por parte de Casado. ¿Qué será lo siguiente? ¿Intentar prohibir las concentraciones y manifestaciones republicanas del 18 de octubre?

2 COMENTARIOS

  1. Hasta ahora creía que el PP era un partido neo-franquista, estaba equivocado; es un partido claramente franquista que añora el clerical-fascismo como organización del Estado. Los de Vox ladran como los perros pequeños, pero el PP es el perro de presa que cuando pueda morderá y despedazará. ¡Ojo! con estos opusdistas maquillados de modernos, siguen siendo los bárbaros del nacional-catolicismo.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre