El presidente de EE.UU., Joe Biden, ha acordado, «en principio», asistir a una cumbre con su homólogo ruso, Vladimir Putin, sobre la crisis de seguridad en Ucrania y Europa del Este, según afirma el presidente francés, Emmanuel Macron. El Gobierno estadounidense ha matizado que la reunión solo tendrá lugar «si no ha habido una invasión» del territorio ucraniano.
«Siempre estamos listos para la diplomacia», dijo Jen Psaki, portavoz de la Casa Blanca. «Pero también estamos listos para imponer consecuencias rápidas y graves si Rusia elige la guerra».
El Kremlin aún no ha reaccionado oficialmente, pero el presidente de Francia, que ha propuesto la cumbre cumbre afirmó a través de su gabinete que Putin estuvo de acuerdo en la necesidad de «priorizar una solución diplomática» y aceptó participar.
Ahora se espera que los detalles de la reunión estén en la agenda de Antony Blinken, el secretario de Estado de estados Unidos, y Sergei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa, quienes se reunirán el próximo jueves para discutir la crisis ucraniana.
No obstante, el jefe de la diplomacia estadounidense volvió a insistir, este domingo en la CNN, en que los casi 150.000 soldados rusos, coches de combate y piezas de artillería desplegados a lo largo de la frontera con Ucrania siguen sugiriendo que «estamos al borde de una invasión» y añadió que «Hasta que los tanques estén realmente en camino y los aviones volando, aprovecharemos cada oportunidad y cada minuto para ver si la diplomacia aún puede disuadir al presidente Putin de llevar esto adelante».
Mientras, Moscú tilda la postura de Occidente de «histeria» y de hacer «propaganda de guerra» e insiste en que no tiene intención de invadir Ucrania, y justifica la presencia de tropas en la región mediante la realización de ejercicios militares. La semana pasada incluso anunció la retirada de soldados y vehículos de guerra de Crimea y otras partes del vecindario ucraniano.
Pero la revelación el domingo de la prolongación de los ejercicios que involucran a unos 30.000 soldados estacionados en Bielorrusia, justificada por el «aumento de la actividad militar cerca de las fronteras exteriores» de los dos países por parte del gobierno bielorruso y el «empeoramiento de la situación en el Donbass [este de Ucrania]», fue vista por la OTAN como una confirmación de las intenciones militares de Rusia.
Las imágenes de los satélites, proporcionadas por la compañía estadounidense Maxar , también sugirieren que Moscú está movilizando más tropas para la región. Algunos de ellos, dice la compañía, estarán a solo 15 kilómetros de la frontera con Ucrania.
Rusia ha insistido en que Occidente debe comprometerse a rechazar cualquier solicitud de la OTAN a Ucrania y rechaza la presencia de tropas y presencia de la Alianza militar en el Este de Europa.
Mientras las potencias discuten formas de evitar un conflicto en Ucrania, las regiones del país controladas hace ocho años por separatistas prorrusos en Donbass continúan siendo escenario de bombardeos. Pero tanto los rebeldes como el ejército ucraniano dicen que solo están llevando a cabo acciones «defensivas» y se acusan mutuamente de responsabilidad en los ataques.
Los separatistas ya anunciaron la semana pasada la evacuación de civiles de la región y revelaron que dos civiles murieron tras un ataque ordenado por el gobierno de Kiev. El lunes, se escuchó otra explosión en la ciudad de Donetsk.
