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La patronal le hace la campaña electoral al PP

Los empresarios españoles se niegan a firmar un buen pacto de rentas que evite la considerable pérdida de poder adquisitivo de las clases trabajadoras por la guerra y la crisis de los combustibles

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análisis

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La patronal CEOE sigue en modo campaña electoral. A los empresarios españoles les cuesta llegar a acuerdos con los sindicatos por la estabilidad del país, tal como se demostró en la última negociación sobre la reforma laboral, donde torpedearon por activa y por pasiva cualquier tipo de avance que supusiera una mejora en los contratos fijados por el gobierno Rajoy en 2012. Ahora, con una recesión a las puertas provocada por la guerra de Ucrania y la crisis de los combustibles, la patronal sigue poniendo trabas ante cualquier tipo de pacto entre agentes sociales para afrontar el desafío.

La CEOE está demostrando su escaso sentido de Estado, no ya porque se opone a la subida del Salario Mínimo Interprofesional y a la cláusula de revisión salarial para compensar la subida de los precios por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los españoles, sino porque juega descaradamente al politiqueo que, en la sombra, le va marcando el PP de Alberto Núñez Feijóo. La patronal es un agente, pero no un agente social, sino un agente al servicio de la derecha española, que es una de las más reaccionarias de la Unión Europea.

Movilizaciones en otoño

La cláusula de revisión salarial es una conquista de la democracia que permite que los trabajadores no vayan perdiendo capacidad de renta cada año como consecuencia de la subida de los precios. Oponerse a ella no solo supone una ruptura del contrato social, sino una declaración de guerra a las clases obreras, que por boca de los sindicatos ya han anunciado movilizaciones, en un otoño que se ve caliente.

Un buen pacto de rentas que mantenga los salarios y una paulatina revisión anual de los sueldos por el IPC se antojan no solo necesarios, sino imprescindibles para mantener la paz social y la creación de riqueza en un entorno económico estable.

«Niego la mayor»

El vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor, ha pasado por los micrófonos de la SER esta mañana después de que la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, insistiera este lunes en Hoy por hoy en apoyar las movilizaciones de los sindicatos contra la patronal, que mantiene bloqueada la negociación sobre la subida de los salarios. «Niego la mayor. La CEOE nunca se ha levantado de la mesa. Se siguen negociando convenios. La CEOE se niega a que se establezcan cláusulas de revisión salarial. La realidad es esta. Es momento de negociación y no de crispación», ha dicho Amor.

El dirigente de la patronal niega el bloqueo de la negociación: «No nos hemos levantado de la mesa en ningún momento, pero no podemos aceptar lo que ellos decían y los sindicatos no aceptaban lo que nosotros queríamos. Desde el 5 de mayo se están firmando convenidos y no hay bloqueos».

Amor ha insistido en que no hay espacio para acordar el margen de revisión salarial. «Lo decimos no a esa cláusula desde hace años. Todos los organismos dicen que generan inflación de segunda ronda». Ha instado además a los sindicatos a volver a sentarse, pero que si se va a abordar la cláusula de revisión salarial, Amor entiende que es la otra parte la que bloquea la negociación.

«No es momento de generar crispación, sino de negociación social. La declaración de decir que la patronal no está a la altura ahora, y antes decir que sí, significa que los otros han cambiado, no nosotros», ha explicado en referencia a las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

«Acuerdo puede haber, pero no con exigencias que son complicadas», ha afirmado. «La negociación colectiva se negocia sector a sector, según vaya el sector».

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1 COMENTARIO

  1. Como describe Laclau en La Razón Populista, las demandas democráticas insatisfechas son los cimientos que vienen a consolidarse en “populares”, bajo el signo de alguna hegemonía (hasta hace algún tiempo eso que llamábamos la clase y la diferencia social) que tomaba la bandera de la lucha de la multiplicidad de intereses por atender, en los que se construye la frontera entre el pueblo y el poder establecido. Le interesa mucho a los empresarios y a la derecha, no dar muestras de espantadas y diluir el problema de esa diferencia (el antagonismo implícito en que si los salarios no suben eso irá en provecho de los beneficios) en una confrontación particular del momento que no se pueda abanderar como la lucha colectiva y general que emerge de de negación de una retribución equivalente: que solo se deprecie el trabajo. Es su objetivo, es el objetivo de la derecha, diluir en un sinfín de luchas particulares la idea de clase y la colectividad que da fuerza a los débiles. Que cada uno en soledad, o en pequeños grupos, tenga que enfrentarse a la maquinaria jurídica empresarial que lo demuela. Que en ningún momento se condense como un asunto común la multiplicidad de casos particulares y que, de esta manera, tengan que sufrir la fuerza del poder empresarial y del capital sin el apoyo del de al lago. Es así como se comprende el trabajo de zapa que la derecha y, en particular los liberales del PP, vienen descargando contra los sindicatos en su labor de deslegitimación del esfuerzo colectivo.

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