Clamor para que el gobierno de Sánchez revalorice los salarios en base a la inflación

Los precios siguen empobreciendo a la ciudadanía por una inflación salvaje que ya se acerca al 11%. El Banco de España confirmó ayer el índice adelantado y el IPC de julio ha sido del 10,8%, el más alto desde septiembre de 1984.

Este dato es seis décimas superior a junio y el subyacente, que incluye la alimentación básica pero no la energía, ya crece al mismo ritmo: 6,1 % frente al 5,5 % anterior.

Los precios de la energía han provocado que los gastos relacionados con la vivienda suban un 23%. Sin embargo, la tendencia alcista está afectando tanto a la alimentación básica, que se ha incrementado en un 13,5% como a la ropa y el calzado.

Mientras el IPC es el más alto desde 1984 o se ha producido la mayor subida de los alimentos desde 1994, la estadística de convenios colectivos y la subida salarial media en España es del 2,56%.

Tras las crisis encadenadas desde 2008, los trabajadores no pueden seguir pagando los intereses de los poderosos, de las grandes fortunas y las multinacionales con una nueva devaluación salarial.

Los sueldos no se han recuperado de los recortes de las anteriores crisis y, ahora, los que suben por convenio, ya han perdido tres veces más de poder adquisitivo nada más que se les aplica la subida. Por tanto, se está produciendo un verdadero clamor para que el gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz recuperen la cláusula de revisión salarial ligada al IPC en los convenios con un mecanismo similar al que se aplica para la revalorización de las pensiones.

Además, es preocupante cómo se está produciendo otro fenómeno paralelo: la desigualdad en el reparto del impacto de la inflación, dado que, según los datos del gobierno, las mayores subidas se están produciendo en las regiones y comunidades autónomas con los salarios más bajos.

Tanto desde el gobierno como desde los sindicatos mayoritarios se ha ponderado mucho la importancia de la negociación colectiva. Desde algunos sectores se están haciendo llamamientos para que los profundos cambios que necesita el mercado laboral español no se circunscriba sólo a un cambio en la nomenclatura de los contratos firmados porque, tal y como analizamos en Diario16, la gran mayoría de los contratos indefinidos que se están creando son igual o más precarios que los temporales previos a la Reforma Laboral «Zero» de Sánchez.