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Puigdemont: cuatro años jugando al gato y al ratón con el CNI

Todo apunta a que los servicios de inteligencia han participado directamente, bajo supervisión de la Justicia, en la operación de Cerdeña

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análisis

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La detención de Carles Puigdemont en Cerdeña ha vuelto a desatar los rumores sobre el estrecho seguimiento que se le está haciendo al ex president de la Generalitat desde que se instaló en Waterloo. En las últimas horas el jefe de la Oficina de Comunicación del líder soberanista, Josep Lluís Alay, ha asegurado que tiene «la sospecha de que algún miembro» del Gobierno español sabía que se iba a producir el arresto en Italia. Paralelamente, algunos medios próximos a la derecha publican que los espías españoles pudieron haber seguido al líder soberanista hasta su avión, desde donde avisaron de que «el objetivo» se dirigía a Cerdeña, donde sería vulnerable y podría ser fácilmente interceptado.

En una entrevista en Catalunya Ràdio, recogida por Europa Press, y preguntado por si cree que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estaba al corriente de la operación secreta, Alay responde que tiene la «intuición» de que sí, de que Puigdemont fue objeto de un potente dispositivo policial coordinado desde España y bajo la supervisión del juez encargado de instruir el caso.

La turbia operación tendrá consecuencias políticas. Junts per Catalunya ya ha adelantado que llevará el caso al Parlamento para saber si el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha colaborado en la detención de Puigdemont, de modo que preguntará expresamente al respecto al presidente del Gobierno en la sesión de control del Congreso del próximo miércoles.

Por lo pronto, la portavoz de Junts en la Cámara Baja, Miriam Nogueras, y su homólogo en el Senado, Josep Lluís Cleries, han registrado sendas preguntas por escrito para que el Ejecutivo central les detalle «qué actuaciones ha llevado a cabo», incluido el CNI, «en relación con la detención ilegal» del expresident, recalcando que Puigdemont es «eurodiputado» y goza de especial protección. Hasta donde se sabe, Moncloa ha negado tener conocimiento de cualquier tipo de operativo policial y ha remitido en todo momento a las autoridades judiciales, que son las competentes para tomar decisiones en el sumario Puigdemont.

Los soberanistas de Junts también aspiran a que el Gobierno les conteste por escrito qué va a hacer en su condición de «interlocutor único ante la Unión Europea», ante lo que consideran una «injerencia del Poder Judicial español» y habida cuenta de que la detención de Puigdemont ha sido consecuencia de una orden de busca y captura activada en su día por el Tribunal Supremo.

Es un secreto a voces que Carles Puigdemont está siendo sometido a estrecha vigilancia desde que llegó a Waterloo huyendo de la Justicia española por haber liderado el proceso soberanista y el referéndum de autodeterminación del 1-O. Así, el arresto del expresident en Alemania habría sido planeado por los servicios de espionaje españoles, según fuentes conocedoras del caso. El País, ya en el año 2018, publicaba que un amplio equipo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) mantuvo bajo estrecha vigilancia al expresident desde su llegada a Finlandia hasta su detención en una carretera de Alemania cuando acababa de entrar en coche en este país procedente de Dinamarca, y los redactores del rotativo madrileño citaban fuentes de la Seguridad del Estado. «Puigdemont, en cualquier caso, había estado bajo vigilancia desde que a finales de octubre decidió fugarse a Bélgica, aunque los agentes se toparon con dificultades en este país para efectuar los seguimientos. El arresto se ha producido ahora en una gasolinera. En el mismo han estado presentes agentes del CNI», publicaba El País.

Ayer mismo, OK Diario, un medio que presume de tener buenas fuentes en los servicios de inteligencia españoles, informaba de que el control del CNI sobre Puigdemont, es decir, el seguimiento discreto por agentes de paisano, respeta todas las garantías legales que amparan a un ciudadano, «ya que nunca es invasivo y se limita a informar de los movimientos que lleva a cabo un prófugo de la Justicia Española. Y por supuesto, el expresidente catalán no goza de la exclusividad de este trato. Son decenas las personas monitorizadas por la Inteligencia Española alrededor del mundo. Puigdemont es uno más y como a uno más se le vigila. Además, existen precedentes recientes del interés del CNI sobre Puigdemont», concluye el diario de Eduardo Inda.

Por si fuera poco, todo aquel que ha estado de visita en la lujosa mansión de Puigdemont en Waterloo sabe que por allí rondan, de cuando en cuando, extraños personajes que parecen salidos de una novela de John le Carré. Sin duda, el seguimiento es permanente y Puigdemont no da un solo paso por Europa sin que un policía lo siga discretamente.

La sombra de Puigdemont

En las últimas horas se ha barajado la hipótesis de que la orden de detención haya partido directamente del juez instructor del caso, Pablo Llarena. La posibilidad de que el Tribunal Supremo activase la euroorden y advirtiera a las autoridades judiciales italianas se fundamentaría en la creencia de los magistrados españoles de que sus homólogos de Cerdeña serían más comprensivos que los jueces belgas, alemanes o franceses a la hora de proceder a la detención del fugado y a su posterior extradición a Madrid. Obviamente, si las autoridades judiciales españolas pensaron en esos términos cometieron un grave error de cálculo. Los jueces italianos, al igual que los centroeuropeos, están en las antípodas de los españoles en el asunto Puigdemont, tal como se ha demostrado con la puesta en libertad del político catalán. La excarcelación no hace sino confirmar que el Supremo no estaba bien informado y esta falta de pericia ha llevado a que se consume lo que el propio Puigdemont ha calificado como un nuevo ridículo de la Justicia española. Todas las teorías y conjeturas puestas en juego por las fuerzas de seguridad del Estado español, el CNI y la cúpula de la judicatura se han demostrado erráticas en este complicado asunto, y lo único cierto es que hasta ahora ningún juzgado europeo ha comprado los argumentos jurídicos del Tribunal Supremo en relación a los encausados por el procés.

Parece evidente que a Puigdemont le siguen, pisándole los talones, una serie de sombras anónimas. Los servicios de espionaje españoles tienen orden de considerar el caso Puigdemont como prioritario, alta seguridad nacional, de ahí que vayan siguiendo al expresident por toda Europa para echarle el guante, como suele decirse coloquialmente, en el momento en que el objetivo cometa un mínimo error. Desde hace cuatro años, tanto el honorable inquilino de Waterloo como los agentes que van detrás de él a todas partes están jugando al gato y al ratón. Una partida peligrosa. Cualquier traspiés del CNI puede generar un grave incidente diplomático; un descuido de Puigdemont lo llevaría directamente a la cárcel. Una trepidante historia de espías de la que los ciudadanos españoles no tienen el menor conocimiento pero que algún día, como suele ocurrir en estos casos, se conocerá con todo detalle.

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2 COMENTARIOS

  1. El «paradero» de Puigdemont, su residencia, su agenda de europarlamentario y sus movimientos son públicos y conocidos en todo momento. Si hubiera una base jurídica y causa real para su extradición, ésta ya se habría producido. Y si algún día la llegase a haber, la polícia y las autoridades del país donde Puigdemont estuviera, harán su trabajo sin CNI y sin que ello le suponga un euro de más al contribuyente español.
    Y mientras tanto, mes tras mes y nómina tras nómina, personal del CNI y de interior se dedican a espiar y seguir a Puigdemont. ¿Para qué? ¿Por si tira un papel al suelo? ¿Por si se esconde en el excusado de un cine y en aquel momento preciso el TGUE dice que se le puede extraditar? ¿De verdad no tiene el CNI nada mejor que hacer? Igual sobran efectivos y recursos. ¿O tal vez estamos desatendiendo amenazas reales? Ahí va nuestro dinero, malgastado en cazar sombras, precio de la rabia postfranquista por no haber hallado las urnas. ¿Y que hará el tribunal de cuentas ante tanto despilfarro? ¡Ah, no!, ese «es de los nuestros».

  2. Yo estoy seguro de que sí. Pruebas no tengo, pero sólo cinco minutos con Marlaska, si contesta, y lo podria demostrar. España está jugando con fuego ahora en tres niveles; a escala mundial con ese escándalo de la monarquía, a escala europea con lo de Puigdemont, y a escala nacional con el volcán de La Palma, no están prestando atención a los ríos de fuego que les vienen encima, y menos mal que no gobierna el PP para gestionar todas estas crisis, incluída Afganistán, chantaje de las energéticas y la debacle judicial con toda esa corrupción, prevaricación o este desacato al TGUE.

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