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Pedro Sánchez destruye las conquistas del feminismo

La aprobación de la Ley Trans aceptando las máximas marcadas por el engendro de la teoría queer supone la destrucción definitiva de la lucha de las mujeres por la igualdad real de GÉNERO y el desprecio más absoluto a las feministas de su partido, las que le han permitido llegar a la Moncloa

Manuel Domínguez Moreno
Manuel Domínguez Moreno
Periodista, escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional
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análisis

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Pablo Casado llegó a afirmar en una ocasión que Pedro Sánchez era «el mayor felón de la historia democrática de España». Los hechos, por desgracia, están dando, poco a poco, la razón al actual líder de la oposición.

Esta supuesta felonía no tiene nada que ver con la concesión de los indultos a los políticos independentistas condenados por el Supremo, sino con la deslealtad más absoluta a uno de los principios que sostienen al socialismo: la lucha por la igualdad de GÉNERO y la defensa de las reivindicaciones del movimiento feminista. Pedro Sánchez defiende el mismo feminismo que la presidenta del Santander, el que es «bueno para el negocio». En el caso del presidente, «el negocio» está ubicado en sus intereses personales.

La aprobación de la Ley Trans no es más que un paso más en la estrategia del presidente y de su ejército de asesores de destruir todo aquello que suene a socialismo para dar el paso definitivo hacia la creación de un partido personalista donde la ideología vaya y venga en función de los intereses del líder.

Ley Trans, contraria al programa socialista

En el programa electoral del PSOE se indicaba lo siguiente: «El partido socialista llegó al Gobierno con el firme objetivo de volver a situar a España en la vanguardia del progreso social y de la igualdad entre mujeres y hombres», es decir, la igualdad de GÉNERO.

Sin embargo, la Ley Trans que aprobará el Consejo de Ministros es la antítesis de la lucha por la igualdad real y sólo sirve como argumento para uso exclusivo el aparato de propaganda de Pedro Sánchez.

El feminismo es una de las partes fundamentales del ideario socialista y la aprobación de la Ley Trans es un golpe directo contra aquellas mujeres que, incluso, han recibido graves amenazas de muerte por parte de los defensores de dicha, llamémosla así por respeto, ley.

La autodeterminación de género que está incluida en el ideario queer provoca que se difuminen absolutamente los conceptos hombre y mujer, algo muy peligroso y que va absolutamente en contra del ideario feminista que Sánchez dice defender pero que, como el próximo fin de semana se celebra el Orgullo Gay, no le importa olvidar para apuntarse un tanto que luego exponer machaconamente desde su aparato de propaganda.

Defenestración de las mujeres feministas del PSOE

Para ello, le da igual defenestrar a las feministas del PSOE, las mujeres valientes que llevan décadas luchando por la igualdad real de GÉNERO y que fueron las responsables de que él esté actualmente en la Moncloa.

Parece que Sánchez se ha olvidado de que, por defender sus postulados, Carmen Calvo sufrió graves amenazas de muerte de los defensores de la Ley Trans, lo que demostró el respeto a la democracia de esos colectivos.

El presidente Sánchez no duda en acudir al pasado y a las leyes de libertad de derechos aprobadas por otros gobiernos socialistas para justificar la aprobación de la Ley Trans.

Sin embargo, cuando en España se han aprobado leyes que han dado impulso a los derechos que daban un paso adelante por la igualdad real no fueron por imposición, sino que llevaron el trámite que marca el estado de derecho y se aprobaron con un texto en el que se fundían las reivindicaciones del activismo con la seguridad jurídica que se exige de cualquier gobierno.

Hacerlo de otro modo colocaría a los poderes legislativo y ejecutivo en una posición de estar incumpliendo con sus deberes, es decir, que estarían corrompiéndose porque la aprobación de una expansión de derechos jamás puede conllevar la destrucción de los que ya están en ejercicio.

Prisas propagandísticas

Las prisas por aprobar la Ley Trans en esta semana no es más que un ejemplo del populismo de Sánchez porque un texto legal que destruye los avances del feminismo y de la lucha por la igualdad real tendrá de todo, pero seguridad jurídica poca, por más que se hayan incluido una serie de modificaciones al borrador del mes de febrero.

La autodeterminación incluida en la Ley Trans abre la puerta a una especie de especulación de género en la que una persona, en base a sus intereses, podría cambiar de hombre a mujer y viceversa en un ilimitado número de ocasiones. Esto es un verdadero disparate jurídico y social que genera un escenario de descomposición social y de igualdad, incluso de filosofía existencial y con una repercusión ética y económica difícil o imposible de controlar.

Prostitución y vientres de alquiler, ¿la próxima deslealtad?

Volvamos al programa electoral del PSOE para entender el duro golpe que supone para los y las socialistas que Sánchez apruebe la Ley Trans.

El lobby gay que apoya esta nueva norma también defiende elementos que son contrarios a la ideología socialista que, teóricamente, debería defender Pedro Sánchez.

El Partido Socialista, tanto en su programa como en las conclusiones aprobadas en el 39 Congreso Federal, rechaza de manera taxativa la gestación subrogada. Sin embargo, el lobby gay y el movimiento queer que ha invadido el Ministerio de Igualdad son favorables a dicha aberración.

«El Partido Socialista rechaza la gestación por sustitución o gestación subrogada, eufemismo de vientres de alquiler, porque socava los derechos de las mujeres, en especial de las más vulnerables, mercantilizando sus cuerpos y sus funciones reproductivas», afirma el programa electoral del PSOE.

En consecuencia, los defensores e impulsores de la Ley Trans no son más que una parte más de ese lobby gay que pretende que también se aprueben actividades contrarías a la dignidad del ser humano y, sobre todo, para las mujeres, para el GÉNERO femenino. ¿Será lo próximo que pretenda Irene Montero, la ministra del «igual da» y que Sánchez quiera aprobar para la semana del Orgullo de 2022 para alimentar su aparato de propaganda?

Respecto a la prostitución, el PSOE señalaba que «trabajaremos para abolir la prostitución y erradicar la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, favorecer la dignidad de las mujeres, garantizar alternativas y terminar con las redes y las mafias que se lucran con la esclavitud».

Sin embargo, determinadas facciones del movimiento queer que han promovido la Ley Trans son favorables al mantenimiento de la prostitución, independientemente de la tipología de la misma, igualando a las prostitutas víctimas de la trata de aquellas mujeres que se han visto obligadas a vender su cuerpo por razones de supervivencia. Por tanto, el movimiento queer no forma parte del feminismo.

Destrozar el feminismo, cuestión de ideas

La aprobación de la Ley Trans es una nueva deslealtad por parte de Pedro Sánchez al socialismo, al feminismo, a la lucha por la igualdad real de GÉNERO, y, sobre todo, es la demostración de que a Sánchez le importa muy poco su propio partido y la ideología que lo sustenta. Destrozar el feminismo, como hace esta ley promovida desde fuera de la lucha de las mujeres por la igualdad real de GÉNERO, es impropio porque no se pueden anular por decreto las victorias que se llevan logrando desde la lucha de las sufragistas hasta el día de hoy.

Todo sea por mantenerse en el poder, a costa de lo que sea porque, ¿para qué defender una ideología cuando lo más fácil es moverse por el marketing político de las ideas? Esto último supone el camino fácil para alguien como Pedro Sánchez, puesto que la ideología requiere un compromiso y las ideas se pueden moldear en base a los intereses personales. ¿Qué será lo próximo, destruir al propio PSOE? Va camino de ello, salvo que los y las socialistas le sepan parar los pies.  

Tramitación parlamentaria en libertad

Cuando la Ley Trans inicie su tramitación en el Congreso de los Diputados y, sobre todo, en el momento en que llegue al pleno y sea votada por los grupos parlamentarios, el Partido Socialista, del que la gran mayoría está en contra de esta norma, está obligado a no aplicar la disciplina de voto entre sus diputados y, sobre todo, sus diputadas.

No hacerlo sería un nuevo ejemplo del carácter autoritario de Pedro Sánchez que tantas veces ha demostrado a lo largo de su trayectoria política. Además, dar libertad de voto sería coherente con lo que se pidió cuando se votó la posición del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy, el famoso «no es no».

En aquella ocasión, los 15 diputados y diputadas que fueron fieles a sus convicciones fueron sancionados por saltarse la disciplina de voto.

En el caso de la Ley Trans, los y las diputadas socialistas deberán tener libertad para votar en conciencia y ser fieles a sus convicciones ideológicas. Obligarles a la traición es propio de los regímenes autoritarios y el PSOE nunca ha sido así. Votar en contra de la Ley Trans sería el mejor ejemplo de coherencia ideológica y de libertad. Sólo espero que los y las socialistas no tengan que vivir la humillación de ser obligados a votar algo en lo que no creen.

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2 COMENTARIOS

  1. Tranqui Moreno, tu amiga la Calvo ya esta casi sin resuello por los excesos de tu botafumeiro. Sabéis, ella tambián, que estáis (está) en el poder por UP y por Pablo a quien , entre todos, habéis quemado en el camino.

  2. Afortunadamente el feminismo no se reduce a la intolerancia de las terf, es más grande que la incapacidad de algunas de asimilar que hay diferentes formas de ser mujer.

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