Ana Patricia Botín, en la Junta General celebrada el pasado martes, afirmó lo siguiente en respuesta a una pregunta de un accionista minoritario: «En cuanto a si soy feminista, lo soy, porque que creo en la igualdad de oportunidades y quiero decir que esto no solo lo correcto, sino que es bueno para el negocio». Esta frase, dicha en un tono calmado, confirma todo lo que se ha venido publicando en Diario16 sobre el feminismo impostado de Ana Patricia Botín y del Santander.

Sin embargo, antes de entrar en el análisis de lo que dice la señora Botín y los hechos, se hace necesario comprobar lo que dice a este respecto la página web del Santander. «La igualdad de género es un derecho fundamental que sirve de motor para conseguir una sociedad más justa y prospera en todos los niveles. En el caso concreto de Santander, trabajamos cada día para lograr la igualdad real entre nuestros profesionales. Este trabajo se ve reflejado en nuestras cifras». Ahí es donde el banco cántabro da la clave: se ve reflejado en las cifras, de las que ponderan que un 40% de su Consejo y un 55% de su plantilla está formado por mujeres. Sin embargo, como dice el Evangelio de San Mateo, «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis».

Ana Patricia Botín lleva años defendiendo que es feminista, pero tiene que estar justificándose y dando explicaciones constantemente porque nadie se lo cree, puesto que, en realidad, la presidenta del Santander no es feminista o, al menos, no representa con sus actos los valores del feminismo.

Incluso llegó a publicar un artículo en la red LinkedIn que fue definido por Manuel Domínguez Moreno del siguiente modo: «El fondo del artículo de la señora Botín no es más que un alegato a las desigualdades que genera el liberalismo extremo al que representa la presidenta del Banco Santander ya que va acompañado de una importante carga ideológica en la que no podían faltar los clichés de la competitividad sin medida en la que se basa el credo ultraliberal que Ana Patricia Botín representa».

El Santander incorporó a sus productos un fondo de inversión con un pretendido perfil feminista: Santander Equality Acciones, el cual catalogaron como «el primer fondo español que invierte en empresas con políticas sólidas de igualdad de género». Pura mercantilización del feminismo. Es un fondo que la propia Ana Botín valoró como sostenible, con criterios de igualdad y liderazgo femenino. Una inversión para obtener beneficios de aquellas empresas que son «feministas». Una forma de atraer a inversores especulativos con conciencia social hacia las necesidades de fondos del propio Banco de Santander. Una mercantilización de la lucha por los derechos de las mujeres para un beneficio privado. El feminismo de Ana Patricia Botín es impostado y predicado para una necesidad y una finalidad puramente económica, una campaña de marketing de cara al lanzamiento de este nuevo producto. El martes lo demostró con sus palabras: «el feminismo es bueno para el negocio».

En el publirreportaje que le hizo Jesús Calleja en Groenlandia, que no tenía otro fin que el «blanqueamiento» de la imagen de Ana Patricia Botín, también se hizo referencia a su feminismo. «Para mí ser feminista, a día de hoy, es apoyar la igualdad de oportunidades. Yo lo que digo es “tú mira lo que he hecho e intenta juzgarme por ello. No por quién soy, ni si soy de raza blanca o negra o si soy hombre o mujer”», dijo la presidenta del Santander.

Sin embargo, mientras se rodaba este publirreportaje, el Santander estaba inmerso en un Expediente de Regulación de Empleo que se ha cebado con las mujeres, sobre todo con las madres jóvenes que disfrutaban del derecho reconocido a la reducción de jornada, tal y como publicó Diario16 en base a los testimonios de varias decenas de ex trabajadoras. Por otro lado, no se puede olvidar cómo en el Día Internacional contra el Cáncer de Mama de 2019, el Santander aprovechó esa fecha para volver a hacer promoción de sus productos.

Hay que recordar que el Santander fue acusado e investigado en Estados Unidos por prácticas discriminatorias, incluidas a las mujeres. Un informe de febrero de 2017 de la asociación Committee for Better Banks  que evidenciaba como el Santander utiliza prácticas discriminatorias que le convertían en el banco del noreste de Estados Unidos que más préstamos deniega a las mujeres y a la población afroamericana.

Estas prácticas llevaron a la Ciudad de Providence a demandar al Santander y a que el Departamento de Justicia iniciase una investigación sobre estas prácticas discriminatorias. El informe pone el ejemplo de la ciudad de Philadelphia donde, en 2015, el Santander denegó el 32% de los préstamos a las mujeres lo que representaba un 21% de rechazo superior a los del resto de bancos.

Por otro lado, y volviendo al trato que se da a sus trabajadoras, el Santander lanzó una campaña de marketing en relación a sus políticas para que sus empleados compaginen la vida profesional y personal. «Creemos que este equilibrio puede lograrse con un sistema de flexiworking: una forma de trabajar que mejora la eficiencia y la productividad de nuestra plantilla, impulsando horarios flexibles, el teletrabajo y la conciliación de la vida profesional y personal», afirmaba la campaña.

¿Cómo se puede hacer un planteamiento tan hipócrita cuando aún estaban calientes los rescoldos de un Expediente de Regulación de Empleo que se cebó con las mujeres, precisamente, con las personas que más necesitan conciliar?

Sin embargo, el Santander fue a más: «somos conscientes de esta necesidad [en referencia a la conciliación] y por ese motivo centramos nuestros esfuerzos en facilitar la conciliación laboral y familiar de nuestros trabajadores.  Para conseguirlo nos hemos adaptado a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías a través de sistemas de trabajo que permitan a nuestros empleados trabajar de forma eficiente adaptándose a las necesidades de su vida personal».

En el ERE de 2019 se aplicaron políticas de elección de las mujeres a las que despedir que, en ocasiones, rozaron la crueldad. Una exempleada afirmó a Diario16 lo siguiente: «He sufrido también la invitación para irme voluntariamente del banco. Soy madre de dos niños pequeños y, desde que tengo a estos dos pequeños enanos, lo mejor que me ha pasado en mi vida, todo cambio en el banco». Esta mujer, antes de quedarse embarazada, tuvo dos abortos naturales por un problema con la coagulación de la sangre. Sin embargo, gracias a la medicina pudo controlar ese problema y quedarse embarazada de sus dos pequeños.

No obstante, después del segundo aborto «el responsable de recursos humanos me indicó queNO es momento de ser madre”. Esta fue una de las muchas cosas que he tenido que sufrir», afirma a Diario16 esta ya extrabajadora del banco presidido por una mujer que se autodefine como feminista y que califica al feminismo como un elemento bueno para su negocio, que habla del empoderamiento de las mujeres o que, como afirmó la señora Botín en una ocasión, «la brecha salarial entre hombres y mujeres comienza en el momento en que decidimos tener hijos. Y la brecha nunca se cierra. Efectivamente, existe un impuesto sobre la familia que es pagado principalmente por las mujeres. Así que mi consejo es: desafiemos el statu quo todos los días. Nunca tengáis miedo. aprended a tomar decisiones. La situación está cambiando y seguro que tendréis más oportunidades que vuestras madres y vuestras hijas, si elegís tenerlas, tendrán aún más».

El feminismo se defiende con hechos, no con palabras o declaraciones grandilocuentes y Ana Patricia Botín está siguiendo el legado de su padre al decir una cosa y hacer la contraria. Recordemos cómo Emilio Botín decía que «un buen banquero no vende productos que no compraría», mientras lanzaban las cesiones de crédito o los Valores Santander. Es lo mismo que hace la actual presidenta del Santander con el feminismo.

2 COMENTARIOS

  1. Señores clientes del Santander lo tienen fácil ya que las pérdidas continuarán .» Creo»
    Traspasen el plan de pensiones a otra entidad y podrán cobrarlo .
    La solución es esa no puede negarse al traspaso .

  2. Eso de que eres muy feminista cuentaselo a tus trabajadoras del Banco Santander, a ver que te dicen, a esas que las tienes machacadas constantemente, que no las dejas conciliar la vida familiar, que no te importa los problemas personales y mucho menos laborables como madre, esposa, hermana,… A esas que les dices que para vender y estar en el Banco tienen que desabrocharse más la blusa, ponerse esas faldas ,aquellos tacones,..Las que trabajan en la zona de Córdoba saben bien de lo que hablo con el depredador ,acosador de zona que tienen. Un saludo para todos/as

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