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Llega San Juan: una noche de pólvora, diversión y miedo

El uso de pirotecnia molesta a las mascotas y sus propietarios están en pie de guerra contra la tradición

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análisis

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La verbena de San Juan se caracteriza por un desmesurado uso de la pirotecnia y los fuegos artificiales. El cielo se llena de dibujos animados y una nube de pólvora invade la ciudad difuminando la frontera entre la diversión y la guerra; mientras aumenta el calor de la noche más corta del año con el fuego de las hogueras. Y, como cada inicio del verano, se abre el debate entre los que defienden, y disfrutan, de esta colorida y ruidosa tradición y los que la prohibirían por el bien de las mascotas y de las personas sensibles al ruido.

Miedo al ruido

“Se trata de temblores, jadeos y querer  esconderse; a nivel emocional lo pasan realmente muy mal”, así describe Patrícia Foguet para Diario16 los síntomas que presentan algunos animales al escuchar las explosiones de los petardos. Foguet es maestra de educación especial y se dedica a la terapia con animales en niños con autismo en la ONG Wild Souls. “Los niños autistas lo viven como que les va a pasar algo. El sonido les asusta porque lo desconocen y no lo entienden”, continúa y advierte que algunas medidas que podrían parecer sensatas, no lo son tanto: “Hay que tener cuidado con lo que se le da al animal porque con un paralizante muscular el animal lo sigue pasando muy mal, pero no lo puede expresar”.

La tierra del fuego

Entre las entidades que defienden y viven la fiesta rodeadas de fuego y explosiones está la Coordinadora de Colles de Diables i Bestiari de Foc de Barcelona Coordinadora de Colles de Diables i Bestiari de Foc a Barcelona. Su presidente, Jordi Ullate, explica a Diario16 el arraigo tradicional de los fuegos artificiales: “Todo el arco mediterráneo, desde Alicante hasta el Cap de Creus, es lo que se conoce como la tierra del fuego; y se trata de un lugar donde existe una cultura muy arraigada del fuego y la pirotecnia”. Pero el mantenimiento de las tradiciones no parece suficiente argumento para las Protectoras de Animales. “Yo creo que son tradiciones que deberían desaparecer; este tipo de estruendos no son necesarios, hay que pensar que lo que nos hace disfrutar a nosotros tiene que ser un disfrute para todos”, defiende Patrícia Foguet. En una posición opuesta se mantienen los que disfrutan de los fuegos: “El caso de los niños autistas es muy delicado. Pero no pueden anularse todas las cosas que molestan a un espectro de la población porque acabaríamos suspendiendolo todo. Todo molesta a alguien”, matiza Jordi Ullate.

Educar a las mascotas

Tener un animal no solo conlleva derechos”, así de tajante se muestra Jordi Ullate, atribuyendo la responsabilidad a los dueños de educar a sus mascotas para que no sufran:  “Si tenemos una mascota y no invertimos en su propio bienestar, que incluye su educación para vivir este tipo de eventos, es cuando los animales pueden llegar a volverse locos con los fuegos”, continúa. En esta línea se manifiesta la defensora de los derechos de los animales: “Es importante ayudar a las mascotas a asociar el ruido con experiencias positivas”. Los dueños recompensan con un premio cada vez que hay una explosión y los animales se acaban acostumbrando. “Eduquemos a las mascotas para que sepan reaccionar sin miedo a esos estímulos auditivos exagerados”, prosigue el presidente de la Coordinadora de Diables y pone como ejemplo los perros cazadores: “En las partidas de caza los perros no tienen problemas con los cazadores cuando disparan”.

Eventos puntuales

Las soluciones para que conviva la tradición con los animales y las personas afectadas por el ruido son variadas: “Yo lo que hago es irme a algún pueblo o algún sitio donde sé que no van a tirar petardos y paso allí la noche”, señala Patrícia Foguet. La suerte es que estas fiestas son señaladas y en la mayoría de los casos puede haber una previsión: “Todo el mundo sabe el día que un Correfoc va a pasar por su calle o el día en que se va a montar el Castillo de Fuegos de la fiesta mayor”, defiende Jordi Ullate y continúa señalando la puntualidad de estos eventos:  “Son fechas marcadas como, por ejemplo, San Juan. La gente no va cada día tirando petardos o cohetes por las calles”

Interés creciente

Pero aunque, por un lado, el aumento de mascotas es constante -ya son más de 13 millones registradas en España- por otro, el interés que despiertan las fiestas con pirotecnia también es creciente: “Es un mundo que, lejos de estar en crisis, cada día tiene más adeptos”, detalla Jordi Ullate, y continúa describiendo un ambiente que vive cada año en primera persona: “En las fiestas de la Mercè uno de los actos que más atrae a la población son las paseadas de las  Bestias y los Correfocs”. El solsticio de verano se acerca y con él los dragones y el fuego. Habrá a quien les moleste, pero claro: si no molestaran, entonces no serían dragones.

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