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La “enfermedad” del fuego

A pesar de que siempre se utiliza el término pirómano, solo el 3% de los detenidos padecen dicha patología

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análisis

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El mediterraneo es la tierra del fuego. Las fallas, las verbenas y las collas  de diablos tienen como elemento comunicador el fuego. El ruido, la pólvora y, sobre todo, las llamas ejercen un poder hipnótico del que es difícil escapar. El ser humano tiene una relación con el fuego que va desde lo elemental a lo espiritual. Pocos placeres sensitivos van más allá que el sabor de la carne que ha estado en contacto directo con las brasas. Del mismo modo, el fuego nos toca también en lo más profundo de nuestro ser. Quién no ha perdido el sentido del tiempo mirando un fuego arder. Pero ese elemento tan cautivador y necesario también puede generar un vínculo destructivo con algunas personas. Se llaman pirómanos y su enfermedad consiste en destruir con fuego.

Cerca del fuego

Hace unos días fue detenido en Barcelona un hombre acusado de provocar cuatro incendios de manera simultánea en las inmediaciones del parque natural de Collserola. El detenido es también sospechoso de estar detrás de una serie de incendios provocados en los últimos meses en la zona. Aunque lo cierto, es que los expertos cuantifican que solo el 3% de los incendios están causados por verdaderos pirómanos. Otro dato curioso es que los pirómanos tienen la costumbre de quedarse a observar su obra e incluso a participar en las labores de extinción. Según los datos reflejados por la Sociedad Española de Psiquiatría.

Una patología

El presunto pirómano de Collserola fue sorprendido por la policía cuando provocaba uno de los incendios. Cuando la policía le dio el alto, el hombre intentó huir, pero fue arrestado. Durante el registro, los agentes le encontraron 3 encendedores. Pero ¿qué es lo que lleva a alguien a provocar un incendio sin tener en cuenta los daños? El doctor Pedro Moreno Gea, en un artículo sobre la piromanía publicado en la revista Medicina balear,  lo deja claro: la patología. Según el doctor, la conducta humana tiende a menudo a la “impulsividad”. Por ello, es importante el papel que juega la educación y las normas sociales “que nos enseñan a modular dichos impulsos dejando que sólo se manifiesten aquellos que no tienen un perjuicio para nosotros mismos o los demás. Cuando existe una incapacidad para resistirse a este impulso entramos dentro del campo de la patología”, señala el doctor en su artículo. Una manifestación de ello es la piromanía.

Sin motivación

La piromanía es definida por los expertos como una “conducta incendiaria sin motivación”. Pero el problema es que “casi todos los detenidos por provocar incendios ocultan sus motivaciones”, señala Moreno Egea. En el caso de haber motivación ya no se trataría de un pirómano, sino de un incendiario. El tratamiento para las personas pirómanas no es fácil. Algunos profesionales tratan al paciente “desde la perspectiva psicoanalítica”, explica el doctor Moreno Gea. Pero no suele resultar satisfactoria debido al “frecuente rechazo a asumir la responsabilidad del acto”, continúa. Otro dato que complica el tratamiento de esta patología es que suele estar acompañada del alcoholismo.

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