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Incendios forestales en España: 2019, el quinto peor año en la última década

Se han quemado más de 56.500 hectáreas en lo que va de año, cuatro veces más que en 2018, cuando ardieron casi 12.955 hectáreas

Agustín Millán
Agustín Millánhttp://pompona22.wixsite.com/agustinmillan
Foto periodista especializado en manifestaciones y actos sindicales. Desde 2011 fotografiando la crisis más dura de la historia moderna. Responsable de redes sociales de la Cumbre Social España. Fotógrafo con 5 campañas electorales entre ellas la de Manuela Carmena y la de Enrique Santiago en IU Madrid.
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análisis

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Los incendios forestales suponen un grave problema ecológico, social y económico en nuestro país. La península Ibérica es el territorio más afectado de la Unión Europea.

Los incendios han quemado más de 56.500 hectáreas en España en lo que va de año, cuatro veces más que en 2018, cuando ardieron casi 12.955 hectáreas, afectando principalmente al noroeste peninsular, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Grandes incendios

Los grandes incendios forestales (GIF) superan las 500 hectáreas, y hasta la fecha han sido ya once, una cifra dentro de la media del último decenio, pero que multiplica por 6 los dos incendios de grandes dimensiones que se produjeron el año pasado.

Saber cuándo y dónde se producen, cuál es su extensión, a qué vegetación afectan y, sobre todo, por qué se producen y quién o qué los causa, es fundamental para evitarlos, protegernos ante el fuego y conservar nuestro patrimonio forestal.

En España se producen cada año una media de 15.647 siniestros, de los cuáles dos tercios se quedan en conatos, es decir afectan a una superficie inferior a una hectárea. Los conatos no producen daños importantes y las zonas que afectan suelen recuperarse de manera natural, sin embargo también son relevantes.

España elabora la Estadística General de Incendios Forestales (EGIF), recopilando la información obtenida por las comunidades autónomas de todos los fuegos que ocurren anualmente en sus territorios.

¿Sabías que el 95% de los incendios forestales originados en España están causados por actividades humanas? Una cuarta parte se deben a accidentes y negligencias, pero más de la mitad de todos los que ocurren cada año son provocados de forma intencionada. Aproximadamente un 4% son de origen natural, debidos a rayos. Este reparto de causas varía de unas regiones a otras, por eso los datos se analizan agrupando zonas similares en cuanto a la causalidad de los incendios.

Aunque la época de mayor riesgo es el verano se producen incendios todo el año, de hecho en determinadas zonas del norte y noroeste peninsular suele haber numerosos incendios a finales del invierno. En el último decenio del que se dispone de datos (2004-2013), agosto es el mes de mayor incidencia de incendios, seguido de marzo. En 2013 sólo hubo 3 días sin incendios, mientras que el 4 de septiembre registró el mayor número de incendios simultáneos, con 173 activos en todo el país.

En lo que va de año se han generado 8.048 siniestros, de los que 5.178 fueron conatos (menos de 1 hectárea afectada) y 2.870 incendios de más de una hectárea, afectando al 0,2 por ciento de la superficie total del territorio español.

¿Sabías que el 95% de los incendios forestales originados en España están causados por actividades humanas?

El noroeste peninsular

Según las últimas cifras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), el 44,4 por ciento de los siniestros en 2019 se han producido en el noroeste de la península, en la zona que abarca las comunidades de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco y las provincias castellanas de León y Zamora.

 En las comunidades interiores, que incluyen al resto de áreas no costeras, salvo León y Zamora, se originaron casi el 38,9 por ciento de los fuegos.

En la zona mediterránea, se registraron el 16,2 por ciento de los siniestros mientras que en el archipiélago canario los siniestros apenas suman por el momento un 0,51 por ciento del total, sin contar con el incendio que afecta desde el sábado a la isla de Gran Canaria.

Por tipo de vegetación quemada, la más perjudicada ha sido en su mayoría leñosa con 48.600 hectáreas, De las que aproximadamente 33.800 son matorral y monte abierto, y 14.780 superficie arbolada, además de 7.905 hectáreas de pastos y dehesas.

España es uno de los países de la Unión Europea más afectados por los incendios forestales, un problema que amenaza con intensificarse debido a los efectos del cambio climático.

La extinción no resuelve el problema, hay que invertir en prevención. En 2017 el 63% de los incendios producidos quedaron en menos de una hectárea afectada. La extinción de los incendios es exitosa, sin embargo cada vez hay más grandes incendios forestales (GIF), que calcinan áreas superiores a 500 hectáreas. Son incendios de altísima gravedad, con personas fallecidas, desalojos masivos, pérdidas de bienes y miles de hectáreas calcinadas. En menos incendios se queman más hectáreas. Los 56 grandes incendios forestales de 2017 fueron responsables de la destrucción de casi el 55% de las hectáreas quemadas ese año.

Los incendios forestales son el resultado de un cóctel de causas:

Cambio climático. Las olas de calor hacen que el monte tenga estrés hídrico y sea más vulnerable a los incendios. El resultado es un paisaje seco, continuado e inflamable. Un incendio en este paisaje, al tener vegetación continuada, será rápido y devastador.

Aumento de la vegetación, fruto del éxodo del medio rural, de cultivos, aprovechamientos forestales, de políticas de supresión del fuego, abandono de pastoreo, etc.

Viviendas en el monte (interfaz urbano forestal). La gestión urbanística no ha tenido ni tiene en cuenta el riesgo de incendio forestal, encontrándose urbanizaciones, viviendas e infraestructuras en zonas de alto riesgo que son indefendibles y que no están preparadas para prevenir y mitigar los impactos de los incendios forestales. La población que vive en el medio natural no tiene percepción del riesgo y no conoce sus deberes y responsabilidades en materia de prevención y autoprotección de sus bienes. Se prioriza salvar casas vacías e infraestructuras por encima del bosque, incluso cuando los propietarios de estos bienes no se han elaborado planes de autoprotección.

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