Que el presidente Donald Trump se pase más de 40 horas sin tuitear es el mejor ejemplo de que no está seguro de que la Justicia adopte medidas legales contra él tras el informe del Abogado Especial Robert Mueller sobre la intromisión rusa en las elecciones de 2016. Sin embargo, Trump, en vez de permanecer en Washington y dar la cara, se marchó a descansar a su mansión de Palm Beach, una de las zonas más exclusivas de Florida, al norte de Miami.

Mientras el presidente se relaja jugando al golf rodeado de sus más fieles que le doran los oídos e intentan que se olvide de una realidad que puede sacarle de la Casa Blanca: Mueller tiene en su mano un arma similar a la que derribó a Nixon con el Watergate.

El Abogado Especial ha necesitado casi dos años de investigación para desentrañar la trama que implica a la presunta conspiración entre la campaña de Donald Trump y Rusia durante las elecciones de 2016 y si el presidente ha obstruido los intentos de descubrir los hechos, algo que se ha podido producir cuando despidió a James Comey, director del FBI.

Durante este tiempo se ha visto cómo Trump ha atacado de manera tan despiadada al Departamento de Justicia que los investigadores han tenido que ignorar directamente al presidente quien se ha quejado constantemente de no tener en su mano a un Fiscal General que frenara la investigación.

La investigación de Mueller

El equipo de Mueller se centró rápidamente en Michael Cohen. En la primavera de 2018 el FBI registró sus oficinas, su casa, su caja de seguridad y hasta una habitación de hotel. El resultado de este registro fue la consecución de pruebas que se utilizaron para acusar al abogado de Trump por el papel que desempeñó en el pago de dinero en efectivo para callar los affaires del presidente con dos mujeres. Cohen se declaró culpable de este hecho y ha estado cooperando con Mueller y con los investigadores del Distrito Sur de Nueva York, dando información sobre Trump.

Por otro lado, el abogado de la Casa Blanca, Don McGahn, se ha reunido repetidamente con los investigadores de Mueller para discutir cómo la Casa Blanca y el presidente manejaron varios momentos clave en la investigación de Rusia. McGahn y todo su personal tuvieron que abstenerse de trabajar en la investigación de Rusia, pero no antes de participar en los despidos del asesor de seguridad nacional Michael Flynn y James Comey. Trump también trató de convencer a McGahn para que convenciera al Fiscal General Jeff Sessions a deshacer su recusación de supervisar la investigación de Rusia. McGahn fue amenazado después de que Trump intentara despedir a Mueller en junio de 2017.

¿Cómo fueron robados los correos electrónicos privados fueron tomados del Comité Nacional Demócrata y la campaña de Hillary Clinton? Diario16 ya publicó las nuevas pruebas presentadas ante los juzgados del Distrito Sur de Nueva York. Además, en julio pasado, el equipo de Mueller explicó cómo los agentes militares rusos se infiltraron, vigilaron y extrajeron digitalmente datos de organizaciones demócratas.

También se planteó una sorprendente campaña de influencia rusa que envió trolls en línea para manipular las plataformas de medios sociales de Estados Unidos para exacerbar las divisiones raciales, religiosas y políticas del país. Varios rusos incluso habían viajado a los Estados Unidos.

Las agencias de inteligencia de los Estados Unidos también han puesto su propio sello en los esfuerzos de desinformación digital de Rusia. acusando al presidente ruso, Vladimir Putin, de ordenar la campaña que se transformó en un intento de lograr la elección de Trump.

Por otro lado, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, orquestó varios volcados de correos electrónicos demócratas robados durante la campaña de 2016. Estas filtraciones crearon interminables distracciones para la campaña de Clinton y proporcionaron a Trump un importante beneficio electoral. Todas las agencias de inteligencia de Estados Unidos culparon a los agentes rusos de robar esos correos electrónicos y lavarlos a través de WikiLeaks, aunque Assange ha negado repetidamente que el Kremlin fuera su fuente.

El Partido Republicano, a través de Roger Stone, un hombre famoso por su uso del juego sucio en política, intentó hablar con WikiLeaks para conocer su estrategia para divulgar información sobre Hillary Clinton. Hay que tener en cuenta que Stone fue uno de las personas que alentó a Trump a postularse para la Presidencia. Sin embargo, el equipo de Mueller ha incluido un apartado en el que sugiere que los fiscales federales podrían haber obtenido las «comunicaciones de Stone» con WikiLeaks, lo que plantea la posibilidad de que Mueller sepa sobre comunicaciones más directas de las que Stone ha reconocido.

También fue muy importante la entrada en escena de Cambridge Analytica, una firma de análisis de datos que ayudó a los votantes de la campaña de Trump a utilizar la información que recopiló de millones de usuarios de Facebook. El equipo de Mueller ha recopilado información de la empresa en medio de acusaciones de que se accedió a los datos de la compañía desde Rusia, así como a informes sobre los posibles vínculos comerciales de Cambridge Analytica con empresas rusas.

Para entender la intromisión rusa, es fundamental el Informe Steele, del que ya hemos hablado en Diario16. Se trata de una compilación de datos de inteligencia recopilados por el ex espía británico Christopher Steele que describen un plan ruso para catapultar a Trump a la Casa Blanca. Este informe generó mucha controversia, sobre todo cuando se supo que había sido encargado por el equipo de Hillary Clinton. Las conclusiones de Mueller pueden establecer por primera vez si el FBI verificó el expediente.

Los vínculos de Trump con Rusia incluían una relación cálida con Aras Agalarov, un multimillonario ruso alineado con el Kremlin que ayudó a Trump a llevar el concurso de Miss Universo a Moscú en 2013. Fue el hijo de Agalarov, el músico pop Emin, quien se acercó a Donald Trump Jr. para facilitar la misteriosa reunión de Trump Tower de junio de 2016 entre el hijo de Trump, Jared Kushner, Paul Manafort, Steve Bannon y un abogado ruso que prometió una campaña de juego sucio contra Hillary Clinton. Este encuentro se organizó sobre la premisa de que el gobierno ruso tenía datos sobre la candidata demócrata que querían ofrecer a la campaña de Trump. Al enterarse de la oferta, el hijo de Donald Trump respondió con entusiasmo: «Me encanta».

El ex asesor de seguridad de Trump, Michael Flynn, admitió haber mentido a la Justicia en referencia a las conversaciones que mantuvo con el embajador de Rusia en Estados Unidos durante la transición presidencial. Al menos dos miembros del equipo de transición, Jared Kushner y Kathleen Troia McFarland, conocieron o dieron su opinión sobre las llamadas. Una vez que declaró haber mentido, Flynn ha participado en 19 entrevistas con el Mueller y otros investigadores del Departamento de Justicia.

El yerno de Donald Trump, Jared Kushner, también es una pieza clave de la investigación sobre la intrusión rusa en diferentes frentes. Durante la campaña electoral manejaba todo. Sin embargo, lo más importante para Mueller es que Kushner sirvió como punto de contacto con funcionarios de gobiernos extranjeros durante todo el 2016.

Después de las elecciones, Kushner fue forzado a realizar repetidas actualizaciones de sus formularios de autorización de seguridad para revelar interacciones con diplomáticos extranjeros, incluida la reunión de 2016 en la Torre Trump con el abogado ruso. Se informó que Kushner también habló con el embajador ruso Sergey Kislyak durante la transición presidencial sobre la organización de una línea secreta de comunicación con el Kremlin, utilizando líneas seguras en las oficinas diplomáticas rusas para evitar la monitorización de inteligencia. Kushner también instó a Michael Flynn a ponerse en contacto con el embajador ruso en diciembre de 2016 antes de una votación pendiente de la ONU relacionada con los asentamientos israelíes, una de las conversaciones sobre las que Flynn admitió haber mentido sobre el FBI.

Un papel similar tuvo Paul Manafort, el ex director de campaña de Trump, quien ha sido recientemente condenado a varios años de prisión por una serie de delitos como el fraude financiero o la manipulación de testigos. Los abogados de Manafort revelaron que su cliente había compartido datos de sondeo político con un socio comercial que tiene vínculos con la inteligencia rusa, una interacción que, según los fiscales de Mueller, es «muy importante» para investigar la influencia rusa en la campaña de 2016.

Las revelaciones del informe de Robert Mueller han puesto a la Casa Blanca en una situación similar a la de Richard Nixon tras el Watergate. Sólo queda esperar a que se hagan públicos, que los demócratas reciban las conclusiones para ver si se inicia el impeachment contra Donald Trump. Ante este escenario, el presidente ha decidido marcharse a Florida a descansar y jugar al golf.

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