Santander-BBVA: el BCE allana el camino para la fusión o la OPA

Tal y como publicamos en Diario16, Ana Patricia Botín podría estar organizando una macrooperación aprovechándose de la oposición interna existente en el BBVA a lo pactado entre el PSOE y el PNV respecto a la fusión de la entidad vasca con Bankia. «El Santander siempre ha querido comerse el BBVA. Ahora prefiere que se debilite con esta crisis y, eventualmente, salvarlo. La operación le encantaría al BCE, porque permitiría a Ana Botín hacer una ampliación de 15.000 ó 20.000 millones y pondría fin de una vez a los problemas de solvencia del Santander. El BCE haría la ola a Ana Botín si se presenta con una operación así, saldría a hombros», publicó Bolsamanía.

El Banco Central Europeo ha dado un paso muy importante para que esa gran operación se produzca: ha desclasificado una serie de documentos que harán daño al BBVA y que le podrían dejar a precio de OPA para que el Santander, a través de esa gran ampliación de capital, realizara la operación que salvaría a Ana Patricia Botín y al propio banco cántabro. Esa documentación ha sido entregada a la Justicia española, lo cual es casi sinónimo de que próximamente podría estar en las redacciones de los medios afines o controlados por el Santander.

Nada es casual, sobre todo porque esta información ha sido publicada por Infolibre al día siguiente de que se celebrase una Junta de Accionistas que, según ha podido saber Diario16, podría ser impugnada o derivar en una ola de demandas. Muchos accionistas minoritarios que no han podido «asistir» telemáticamente no comparten el hecho de que se hayan vulnerado sus derechos porque han sido muchos los que no han tenido acceso por limitaciones de edad o por no tener una conexión a internet en su casa. Todo ello, sin contar con los problemas de otros para poder acercarse a sus oficinas para recoger las claves sin vulnerar lo indicado por los reales decretos del gobierno respecto al estado de alarma.

Nuevamente el BCE sale al rescate del Santander. La situación del banco es muy delicada, sobre todo porque desde que Ana Patricia Botín es presidenta de la entidad su valor ha caído en casi un 70%, lo que supone que ha hecho perder mucho dinero a sus accionistas, sobre todo a los grandes bancos custodios, fondos, gestores de cartera que son sus principales accionistas. Ya en el otoño de 2017, uno de estos grandes accionistas señaló que había mucha preocupación por la deriva del banco. Entonces el valor de la acción estaba en 6 euros. Hoy está en 2,09.

La pregunta es sencilla: ¿por qué los grandes accionistas no han realizado un movimiento para la remoción de este Consejo de Administración? Tal vez estén esperando a esa gran operación de fusión o compra del BBVA y a lo que se estaba diseñando para México.

Sin embargo, la actitud del BCE hacia el Santander no deja de ser incomprensible. ¿Tan mal está la entidad presidida por Ana Patricia Botín para necesitar la constante ayuda de los organismos económicos de España y de la Eurozona? El año en que el Santander se encontró con un «agujero» de 8.000 millones de euros, según indican sus propias cuentas de 2017 y un informe pericial presentado ante la Justicia, la connivencia entre el gobierno del Partido Popular, por tanto, del actual vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, de los supervisores y de todos los organismos dependientes del Banco Central Europeo, provocó que el Banco Popular fuera comprado por la entidad presidida por Ana Patricia Botín por un euro que provocó la ruina de más de 305.000 familias y el despido de miles de trabajadores.

El Santander no ha sabido rentabilizar el hecho de haberse hecho con un banco solvente que era el líder en el sector de las pymes. No han sido suficientes los 11.000 millones de patrimonio neto que compró por un euro, ni los miles de millones que consiguió con la venta de activos que pertenecían a los accionistas a los que se maltrató para que el banco le saliera «gratis» a Ana Patricia Botín.

La realidad y el sentido común indica que el Santander precisa de una gran operación que, por un lado, le devuelva la credibilidad en el mercado y, por otro, que le permita aprovecharse de la situación de la otra entidad para tapar sus «agujeros». Para facilitarlo está, nuevamente, el BCE porque, ¿cuál es la razón por la que se responsabiliza al BBVA de los actos particulares de algunos miembros del anterior Consejo de Administración? ¿Por qué la Justicia no investiga de igual manera las contrataciones de los servicios a Villarejo que pudiera haber hecho el Santander y que demuestran las facturas publicadas por El Independiente? ¿Ya entraron en acción los diferentes lobbies pro Santander que se pasean con total impunidad por los pasillos de los tribunales españoles y que, en algunos casos, tienen acceso ilimitado a los despachos de algunos jueces?

¿No hay ningún poder democrático en España capaz de enfrentarse cara a cara a Ana Patricia Botín? Un Estado democrático no puede estar sometido a los intereses de un banco ni, por supuesto, puede permitirse que haya personas con fuertes vínculos al banco o a su presidenta que tengan la capacidad de decisión sobre aspectos que le puedan perjudicar o beneficiar a la entidad cántabra.