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Reagan «ordenó» a Juan Carlos I que neutralizara los movimientos pacifistas en España

Un documento de la CIA reconoce que el presidente Ronald Reagan, en plena Guerra Fría, remitió en 1982 una serie de cartas a Juan Carlos de Borbón en las que le exigía que eliminara la oposición al ingreso de España a la OTAN y neutralizara el movimiento en contra de la proliferación de armas nucleares

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Durante la Administración ultranacionalista de Ronald Reagan se incrementaron las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética e, incluso, hubo momentos en que se rozaron situaciones límite similares a la crisis de los misiles durante el gobierno de John Fitzgerald Kennedy. En esos años en los que el actor fue el inquilino de la Casa Blanca se llegó a crear el famoso proyecto de «la Guerra de las Galaxias» por el que se posicionaron en la órbita terrestre satélites armados con misiles nucleares que apuntaban a las principales ciudades soviéticas.

En el año 1982, España, involuntariamente, pasó a ser protagonista de esa Guerra Fría y se convirtió en un país fundamental para la seguridad nacional de los Estados Unidos. La razón, su integración en la OTAN, una decisión que se tomó durante los últimos meses del gobierno de la UCD y que contó con la oposición de los principales partidos de la izquierda, PSOE de Felipe González incluido.

Por otro lado, el crecimiento de las tensiones entre los países occidentales y los de la órbita soviética, provocó que buena parte de los partidos y organizaciones de la sociedad civil crearan un movimiento popular en contra de la proliferación del armamento y de la energía nuclear.

Por esta razón, según un documento desclasificado de la CIA al que ha tenido acceso Diario16, el presidente Ronald Reagan remitió sendas cartas al rey Juan Carlos instándole a que tomara las decisiones que tuviera que tomar para «contrarrestar la oposición a unirse a la OTAN» y que incrementara «los esfuerzos para neutralizar el movimiento antinuclear en Europa». Estas cartas de Reagan al Jefe del Estado de España fueron, además, mencionadas en distintos análisis publicados por el Wall Street Journal.

Es muy grave el hecho de que el rey Juan Carlos aceptara sin generar ningún tipo de protesta diplomática que el presidente de los Estados Unidos le «ordenara» que eliminara la legítima oposición a la adhesión de España a la OTAN por parte de muchos ciudadanos y partidos políticos democráticos.

Tal vez estos primeros movimientos de presión a España de Reagan tengan relación con lo que ocurrió dos años más tarde cuando Estados Unidos tenía mucho miedo a que Felipe González mantuviera esa posición favorable a que España saliera de la OTAN. Diario16 tuvo acceso a un documento de la CIA en el que, en sus conclusiones, se afirmaba que «González está decidido a permanecer a España en la OTAN».

En concreto el informe afirma lo siguiente: «González está decidido a mantener a España en la Alianza y probablemente lo consiga. En nuestra opinión, pasará el próximo año más o menos sentando las bases para persuadir al resto del país de los méritos de este curso. Creemos que González no buscará el respaldo público de la pertenencia a la OTAN hasta que crea que las probabilidades están más a su favor. Como mínimo, en nuestra opinión, González necesitará algún progreso visible en la adhesión a la CEE para seguir adelante con la OTAN. En nuestra opinión, a González le gustaría que se estableciera una fecha para la adhesión antes del congreso socialista. Eso es improbable.

» En los próximos meses, es casi seguro que González cubrirá sus apuestas políticas en la OTAN con el suficiente cuidado como para que, si se produjera el peor de los casos, no enfrentaría ningún peligro político inminente. Su mayoría en el Parlamento seguiría siendo fuerte, y sin duda habría trabajado con la asiduidad suficiente con los oficiales militares a medida que la situación se deterioraba para mantener a los militares en su esquina, consultando con líderes clave sobre estrategias alternativas para garantizar la seguridad de España. Sin duda, en lo más alto de esta lista estaría un mayor énfasis en las relaciones bilaterales con Washington. Sin embargo, a largo plazo, González tendría que defender el fracaso de su política europea en las próximas elecciones parlamentarias».

Por tanto, mientras a nivel interno del PSOE Felipe González se mantenía en la misma posición defendida en el año 1982, a nivel internacional estaba garantizando la permanencia de España en la OTAN, tranquilizando, de este modo, a los halcones de Washington porque se garantizaban el control militar absoluto de Europa Occidental frente los países orientales del Pacto de Varsovia y al norte de África.

Reagan facturó a Juan Carlos I

Por otro lado, que Reagan tuviera el valor de «ordenar» al rey Juan Carlos que actuara en contra de su pueblo y de una parte de la clase política, como lo haría cualquier dictador, no es más que una forma de recordarle el favor que Estados Unidos le hizo en 1975 para garantizarle el trono a Juan Carlos de Borbón.

En agosto de 1975, el Departamento de Estado de Estados Unidos aprobó un proyecto secreto de la CIA y financiado por Arabia Saudí para arrebatar el Sáhara Occidental a España. En medio de la Guerra Fría, el territorio era vital desde un punto de vista geoestratégico y, sobre todo, por los recursos naturales de los que dispone. En octubre del mismo año, la inteligencia militar española informó a Franco del plan de los Estados Unidos.

Una vez que Hassan II anunció la Marcha Verde, tras rechazar el Tribunal de Justicia de la ONU las pretensiones de Marruecos sobre el Sáhara, Juan Carlos de Borbón, aún príncipe pero heredero del dictador, se negó a aceptar una nueva Jefatura del Estado interina porque, entre otras cosas, pretendía tener poderes absolutos sobre el Sáhara.

Tras el fallido viaje de José Solís a Rabat, donde no pudo frenar la Marcha Verde, Juan Carlos de Borbón se hizo cargo de la Jefatura del Estado. Se mostró preocupado por la situación del Sáhara, sobre todo porque aún estaba demasiado reciente la Revolución de los Claveles portuguesa y no quería que algo parecido sucediera tras la muerte de Franco.

En su primer Consejo de Ministros, Juan Carlos de Borbón manifestó su intención de ponerse al frente de la situación del Sáhara, pero no informa al Gobierno de Arias Navarro de que había enviado a Washington a Manual Prado y Colón de Carvajal para hablar con Henry Kissinger e intentar evitar una guerra colonial que podría traducirse en una revolución por la que perdiera su corona. Kissinger aceptó mediar con Hassan II y se firmó un pacto secreto por el que Juan Carlos de Borbón entregaría el Sáhara a Marruecos a cambio del total apoyo político de los Estados Unidos a su Jefatura de Estado.

Tras la Marcha Verde, el 12 de noviembre de 1975 se produjo la Declaración de Madrid por la que se entregó el Sáhara a Marruecos y Mauritania.

De todo este proceso, controlado por la CIA y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, nadie supo nada. Juan Carlos de Borbón movió los hilos a través de sus hombres de confianza. Reagan conocía ese pacto secreto y no dudó en pasar facturas.

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