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Ni el Covid-19 frena el incremento de milmillonarios

Frente al incremento desorbitado de la concentración de riqueza en plena crisis mundial, convirtiendo el coronavirus en la “pandemia de la desigualdad”, es urgente impulsar impuestos sobre las grandes fortunas y el capital, según el último informe de Intermón Oxfarm

Agustín Millán
Agustín Millánhttp://pompona22.wixsite.com/agustinmillan
Foto periodista especializado en manifestaciones y actos sindicales. Desde 2011 fotografiando la crisis más dura de la historia moderna. Responsable de redes sociales de la Cumbre Social España. Fotógrafo con 5 campañas electorales entre ellas la de Manuela Carmena y la de Enrique Santiago en IU Madrid.
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análisis

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Frente al incremento desorbitado de la concentración de riqueza en plena crisis mundial, convirtiendo el coronavirus en la “pandemia de la desigualdad”. Por eso, es urgente impulsar impuestos sobre las grandes fortunas y el capital, según el último informe de Oxfam Intermón.

Un milmillonario cada 30 horas

La organización denuncia que, en los dos años de pandemia, han aparecido en el mundo hasta 573 nuevos milmillonarios. Esto supone un nuevo milmillonario cada 30 horas. Así se recoge en el informe ‘Beneficiarse del sufrimiento’, hecho público con motivo de la reunión del Foro Económico Mundial en la ciudad suiza de Davos.

Los milmillonarios se reúnen en persona por primera vez en los dos últimos años en Davos (Suiza) y tienen mucho que celebrar. A lo largo de la pandemia de la COVID-19, su riqueza se ha disparado hasta alcanzar unos niveles sin precedentes. La pandemia, que para la mayor parte de la humanidad ha estado marcada por el sufrimiento y ha supuesto una enorme ruptura en sus vidas, ha resultado ser uno de los mejores momentos de la historia para los milmillonarios.

En el lado opuesto de esta crisis sanitaria están los 263 millones de personas adicionales podrían verse sumidas en la pobreza extrema.

Suben los precios de forma desorbitada

Desde Nueva York a Nueva Delhi, personas de todo el mundo están sufriendo. Los precios se están disparando en todo el mundo: la harina, el aceite para cocinar, el combustible, la electricidad… Son muchas las personas que se están viendo obligadas a reducir costes. Tienen que enfrentarse al frío en sus propios hogares al no poder pagar la calefacción. Se ven obligadas a elegir entre recibir tratamiento médico o comer. Las familias tienen que elegir cuál de sus hijas e hijos podrá ir a la escuela (si es que pueden enviar a alguno).

La crisis global por el aumento del coste de la vida se suma a la originada por la pandemia. Hemos visto cómo los Gobiernos y la comunidad internacional no hacían lo suficiente para evitar el mayor aumento de la pobreza extrema en más de 20 años. Este fracaso puede calificarse como catastrófico: más de 20 millones de personas han perdido la vida a causa de la pandemia, y todas las dimensiones de la desigualdad han aumentado de manera desorbitada a nivel mundial. 

La pandemia, el conflicto de Ucrania y el rápido aumento de precios de los productos básicos está provocando una crisis del coste de vida que dificulta que mucha gente pueda seguir adelante, pero en cambio los más ricos nunca lo habían pasado tan bien. La desigualdad, que ya era extrema antes de la COVID-19, ha alcanzado ahora niveles sin precedentes. No podemos aceptarlo.

Las desigualdades matan, contribuyendo a la muerte de al menos una persona cada cuatro segundos.

 Solo son inmunes los más ricos. No solo no les afectan las crisis, sino que, objetivamente, los milmillonarios se han beneficiado de ellas. Su riqueza se ha disparado, en gran parte por las exorbitantes sumas que los Gobiernos han inyectado en la economía global. Esto ha encarecido los precios de los activos y, a su vez, ha terminado engrosando las fortunas de los milmillonarios. En el presente informe, Oxfam pone de manifiesto cómo los milmillonarios y grandes empresas de los sectores alimentario, energético, farmacéutico y tecnológico están obteniendo enormes ganancias, mientras el aumento del coste de la vida está perjudicando a la mayor parte de la población mundial.

Los Gobiernos deben tomar medidas urgentes para poner freno a la riqueza extrema. Deben elevar sin demora la tributación sobre la riqueza, el capital y los beneficios “caídos del cielo” de grandes empresas, e invertir este dinero en la protección de la población con mayores necesidades y en la reducción de las desigualdades y el sufrimiento.

La situación de la desigualdad

La riqueza de los milmillonarios y los beneficios de grandes empresas han alcanzado máximos históricos durante la pandemia de la COVID-19, mientras que más de 250 millones de personas adicionales podrían enfrentarse a niveles extremos de pobreza en 2022 debido a la pandemia, el aumento de las desigualdades a nivel mundial, y la crisis del precio de la energía y los alimentos, exacerbada por la guerra en Ucrania. Un estudio de Oxfam ha puesto de manifiesto lo siguiente:

• La riqueza de los milmillonarios se ha incrementado tanto en los últimos 24 meses como lo ha hecho en 23 años.

• La riqueza de los milmillonarios de los sectores de la energía y la alimentación ha crecido 1000 millones de dólares cada dos días. Los precios de los alimentos11 y la energía han alcanzado los niveles más altos en décadas. Han surgido 62 nuevos milmillonarios en el sector de la industria alimentaria

• El cúmulo de crisis por la pandemia de la COVID-19, el aumento de las desigualdades y el alza de los precios de la energía y los alimentos podría arrastrar a la pobreza extrema a 263 millones de personas en 2022, revirtiendo así décadas de progreso. Esto equivale a un millón de personas cada 33 horas.

• Al mismo tiempo, durante la pandemia, ha surgido en promedio un nuevo milmillonario en el mundo cada 30 horas.

• La otra cara de esta realidad es que, en el mismo tiempo que se necesita en promedio para que surja un nuevo milmillonario, un millón de personas podrían verse arrastradas a la pobreza.

Bonanza para las eléctricas

Aparte del incremento de la riqueza de los milmillonarios, la pandemia ha sido una época de bonanza para los sectores energético, farmacéutico, tecnológico y alimentario, como destaca la organización en la nota informativa. Los monopolios empresariales prevalecen especialmente en estos sectores, y los milmillonarios que poseen elevadas participaciones en empresas de este tipo han registrado un incremento exorbitante de su riqueza. Mientras tanto, los excesivos beneficios empresariales y la concentración de poder que ostentan grandes corporaciones están contribuyendo a la subida de los precios. Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, se estima que el crecimiento de estos beneficios ha contribuido en un 60 % al aumento de la inflación.

Guerra en Ucrania

«Para los milmillonarios, la pandemia así como el conflicto en Ucrania y el espectacular aumento de los precios de los alimentos y de la energía, están suponiendo un periodo de bonanza. Y esta realidad contrasta con un claro retroceso en los logros de las últimas décadas en la lucha contra la pobreza extrema a nivel global», ha explicado Iñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón. A continuacion responde a una serie de cuestiones.

¿Qué relación hay entre la riqueza, la desigualdad y la pobreza?

El sistema económico actual está enriqueciendo aún más a una minoría que ya era rica a expensas de millones de personas en situación de pobreza. A lo largo de los últimos 40 años, el 1 % más rico de la población mundial ha obtenido una mayor proporción de los beneficios del crecimiento económico que la mitad más pobre de la humanidad. Esta desigualdad alimenta la pobreza.

¿Por qué los milmillonarios han recuperado su nivel de riqueza tan rápido?

Las bolsas sufrieron su mayor caída con el inicio de la pandemia, destruyendo activos financieros por valor de miles de millones de dólares. Bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco Central Europeo, inyectaron miles de millones de dólares para evitar el colapso, permitiendo la recuperación de los mercados, y con ellos, las fortunas de las personas más ricas del mundo, cuyo patrimonio está compuesto mayoritariamente por valores y acciones. Como resultado, en tan solo nueve meses los milmillonarios ya habían recuperado toda la riqueza que habían perdido debido a la COVID-19, mientras que las personas en mayor situación de pobreza podrían necesitar más de una década para recuperarse.

¿Por qué criticáis a los milmillonarios y las grandes empresas por su éxito y los beneficios que generan?

El problema no es ganar dinero; los beneficios excesivos y la riqueza extrema sí lo son. Son los síntomas de un sistema económico fallido que beneficia a una minoría a expensas del resto de la población. 

Es el caso de la industria farmacéutica, por ejemplo. El Gobierno estadounidense ha invertido mil millones de dólares de sus contribuyentes en la farmacéutica Moderna para apoyar el desarrollo de una vacuna contra la COVID-19. A pesar de que la empresa únicamente tiene capacidad para producir vacunas para menos del 7 % de la población mundial de cara a finales de 2021, se niega a compartir tecnología e información que podrían permitir que otros fabricantes produjeran la vacuna.

Moderna también ha reservado todas las vacunas que producirá este año para los países, que pagarán un precio elevado por ellas, dejando sin nada a los países en desarrollo. Esto ha enriquecido enormemente a los dueños de Moderna. Este es exactamente el tipo de fracaso económico que alimenta la desigualdad extrema.

¿Por qué la pandemia está afectando más a los pobres que a los ricos?

En todo el mundo, la pandemia está afectando más a las personas en mayor situación de pobreza, especialmente a las mujeres y los grupos étnicos y racializados en situación de exclusión.

Es más probable que estas personas trabajen en sectores que han sufrido una pérdida masiva de empleos a causa de la pandemia (como la venta al por menor y el turismo). Además, como estos empleos suelen pertenecer al sector informal, también tienen menos probabilidades de recibir indemnizaciones por despido, disponer de ahorros o acceder a prestaciones por desempleo en las que apoyarse en caso de despido.

También tienen menos probabilidades de tener acceso a servicios de salud de calidad, más probabilidades de vivir en condiciones de hacinamiento o de trabajar en empleos que las exponen a un mayor riesgo de contraer el virus. Además, tienen más probabilidades de padecer otros problemas de salud, lo que las expone a un mayor riesgo de morir a causa del virus.

¿Cómo pueden los Gobiernos implementar las medidas que sugerís cuando estamos en una crisis global sin precedentes?

Priorizar la inversión en sectores que ofrezcan empleos dignos y sostenibles, en lugar de malgastar miles de millones para rescatar a grandes empresas ricas, a menos que se cumplan ciertos requisitos, como que las empresas rescatadas paguen su justa parte de impuestos o reduzcan sus emisiones de carbono.

Basar la respuesta en la construcción de modelos económicos más justos y sostenibles aportará grandes beneficios para las personas y el planeta. Un estudio de Climate Action Network International reveló que invertir en energías renovables en los Estados Unidos permitiría generar casi tres veces más empleos que invertir la misma cantidad en combustibles fósiles. No obstante, a fecha de noviembre de 2020, las naciones del G20 se habían comprometido a destinar 251 000 millones de dólares de los fondos para la recuperación frente a la COVID-19 a empresas de combustibles fósiles.

¿Por qué pedís una subida de impuestos justo cuando se necesitan recortes fiscales para estimular el crecimiento económico y la creación de empleo?

La idea de que aplicar unos impuestos bajos para los más ricos es favorable para el crecimiento económico y la creación de empleo está obsoleta. El FMI está a favor de la aplicación temporal de impuestos solidarios a la riqueza y las rentas altas para ayudar a financiar la recuperación, y ha advertido de que no deben volver a aplicarse medidas de austeridad en respuesta a la pandemia.

Una economía sólida se cimienta sobre una fuerza laboral con buena salud y con formación adecuada, buenos medios de transporte, una buena red de comunicaciones y el Estado de derecho. ¡Y todo esto se financia a través de nuestros impuestos! Por ello, es fundamental que todos los miembros de la sociedad paguen la parte de impuestos que les corresponden justamente.

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