Lo de Hamilton al final apesta a postureo. Después del último -ojalá último- incidente racista en Estados Unidos, hubo un plante de numerosos deportistas de color, particularmente en la NBA, como protesta. Y nos cuentan que Hamilton insinuó blandamente que no se corriera el GP de Bélgica como protesta… y que la FIA pasó de él mazo largo.
Si la posición -teórica- de Hamilton no fuera postureo, habría sido él quien habría decidido no correr la carrera de Spa, porque eso sí habría llamado la atención en el mundo entero, y el precio -aunque alto- estaba perfectamente a su alcance.
El precio por no correr en el GP de Bélgica habría sido:
1- No conseguir ningún punto y dar la posibilidad a Verstappen y Bottas a acercarse al hombre que va primero en la tabla. Pero le sobran puntos para seguir siendo el primero.
2- La Mercedes le habría puesto una bonita multa por incumplimiento de contrato, pero tampoco habrían tenido los alemanes los alegres suficientes para despedir al sextacampeón por eso. Y para alguien tan millonario como Hamilton una multa enorme es sólo un chiste.
Pero Hamilton no ha querido renunciar a nada. Hasta ha tenido la cobardía de afirmar que “como sucede en Estados Unidos no es cosa nuestra”.
Si fuese un verdadero campeón querría un rival de su talla en el monoplaza gemelo. Si fuera un activista en pro de la muy loable causa negra no correría en Bélgica.
Desde aquí: nuestro desprecio.
Tigre tigre.
Valiente artículo que expresa el sentir de mucha gente y no se atreve a decirlo