El periodismo en lugares de conflictos bélicos siempre debe sortear no sólo el peligro intrínseco de la guerra en sí sino también los incontables impedimentos y prohibiciones que los gobiernos de turno imponen para el desempeño libre de la profesión periodística en estas situaciones extremas. El Gobierno progresista de Pedro Sánchez se ha sumado a la ominosa lista de ejecutivos que impiden este trabajo bajo las más peregrinas excusas. La crisis de Afganistán, donde ni un solo periodista español trabaja en estos momentos sobre el terreno, ha sido la prueba de fuego no superada por el ejecutivo de Sánchez, que se ha negado a que periodistas españoles volaran al país asiático en los vuelos fletados durante la recién finalizada operación de rescate de los soldados españoles y colaboradores afganos, que el presidente español definió con la expresión de “éxito colectivo”.
El conocido fotógrafo y periodista independiente español especializado en conflictos armados Gervasio Sánchez, con una dilatada experiencia sobre el terreno en el conflicto de Afganistán en las últimas décadas, ha denunciado que el ejecutivo español ha prohibido volar en los aviones fletados por Defensa hacia Afganistán a los periodistas españoles que lo han solicitado con la excusa de “no ocupar espacios en los aviones e impedir evacuaciones”. Estos aviones fletados por el ejecutivo de Sánchez, que iban vacíos de ida, no se han puesto a disposición de los informadores españoles a diferencia de lo hecho por otros países europeos como Gran Bretaña, Alemania, Italia y Francia y también por Estados Unidos.
El reputado periodista de conflictos armados y fotógrafo ha denunciado también que “en España la libertad de prensa es una entelequia en las crisis”. Y ha añadido: “Sé que esto es difícil de comprender en un país donde los medios casi siempre están vinculados a estrategias partidistas (el maná de la publicidad institucional y los favores debidos han herido de muerte al periodismo español) y los periodistas de salón solo hacen su trabajo”. Sánchez se lamenta de que “toda la prensa española (medios escritos, radios y televisiones)” no ha denunciado esta situación y sólo algún periodista freelance lo ha dado a conocer a la opinión pública a través de las redes sociales.
El caso flagrante de Mónica Bernabé
Este torpedeo constante de los sucesivos ejecutivos españoles a la labor periodística libre ejercida en el conflictivo país asiático tiene el ejemplo claro de la periodista Mónica Bernabé, que según Gervasio Sánchez, ha sido “puteada” por el Ministerio de Defensa “hasta los límites más insospechados (poniendo su vida en peligro a no darle cobertura), que jamás se ha quejado en público y que ha hecho gestiones para repatriar a personas en peligro de muerte desde Kabul”.
Sánchez aseguró este fin de semana en el programa de televisión La Sexta Noche que “el comportamiento del Ministerio de Defensa entre el 2007 y el 2014 con Mónica Bernabé ha sido una vergüenza, un escándalo. Los directores de comunicación del Ministerio de Defensa han maltratado a la mejor periodista que ha cubierto la guerra de Afganistán, hasta tal punto que preferían que Mónica Bernabé fuera por tierra de Herat a Qala-e-Naw, un viaje extremadamente peligroso que Mónica tenía que hacer bajo el burka, antes que permitirle ir en helicóptero en un viaje mucho más corto y cómodo”. Sánchez, que ha viajado en numerosas ocasiones a Afganistán en las últimas décadas, lanza un mensaje directo a los responsables de Comunicación del Gobierno de Pedro Sánchez: “El Ministerio de Defensa ha tratado malísimamente a los periodistas en Afganistán, salvo a los de su núcleo amigo. Tanto el PSOE como el PP. Espero que tomen conciencia. Nos hicieron la vida imposible”.
