Casi medio siglo después de reinstaurada la democracia en España, los restos mortales del genocida fascista Gonzalo Queipo de Llano, que ordenó ejecutar a casi 50.000 personas durante la guerra civil –entre ellos al Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante, y al poeta granadino Federico García Lorca– han sido exhumados a las 2.20 horas de la madrugada de este jueves 3 de noviembre de la Basílica de la Macarena, en Sevilla, donde reposaban desde su muerte en 1951 junto a la mundialmente famosa Virgen Macarena, ataviada de luto por la Hermandad con motivo del Día de Todos los Santos. También han sido trasladados fuera de la Basílica los restos de su esposa Genoveva Martí, cuya tumba estaba ubicada junto a la de su esposo, y del también general franquista Francisco Bohórquez, situada también en otro lugar de honor de la Basílica y ocultada al público durante años por los responsables del recinto religioso.
La Hermandad de la Macarena ha emitido un comunicado a las 3:30 horas de este jueves, tras la salida de los restos en tres coches fúnebres, donde ha subrayado que, con la exhumación de los generales franquistas Queipo de Llano y Francisco Bohórquez, además de los restos mortales de la mujer del primero, Genoveva Martí, se ha dado cumplimiento a la nueva Ley de Memoria Democrática, que entró en vigor el pasado 19 de octubre.
“La corporación macarena reclama ser dejada al margen de cualquier polémica ideológica y política ajena a los fines de la misma y a su condición de asociación de fieles católicos; también desea desaparecer del foco mediático por este asunto ya resuelto, ansiando, a partir de ahora, captar la atención de los medios de comunicación por su ingente actividad, sobre todo en materia de caridad y de asistencia a los más desfavorecidos de nuestra sociedad”, ha señalado la Hermandad.
“¡Cállate, pedazo de puta!”, insulta un familiar del genocida a la familiar de una víctima, que reclamaba “honor y gloria a las víctimas del franquismo. Ayer, hoy y siempre!”
Los representantes de las asociaciones memorialistas de Sevilla han exigido a la Hermandad de la Macarena que ninguno de ellos repose en el columbario que la entidad religiosa inauguró hace dos años literalmente a los pies de la Virgen Macarena, situado justo bajo el camarín de la famosa imagen. Los restos del genocida salieron de la Basílica en un coche fúnebre al grito de “Viva Queipo” pronunciado por el reducido grupo de los familiares del militar fascista, unas 30 personas, al que respondió en solitario Paqui Maqueda, representante en Sevilla de las víctimas franquistas y familiar de una de ellas con un “¡honor y gloria a las víctimas del franquismo. Ayer, hoy y siempre!” en memoria de las miles de personas que ordenó ejecutar el genocida fascista, como relata la periodista Isabel Morillo, presente a las puertas de la iglesia en el momento del traslado de los restos.
Un familiar del genocida increpó desde un vehículo a la presidenta de la Asociación Nuestra Memoria con un “¡cállate, pedazo de puta!” y también se pudo oír un “¡viva Franco!”, informa un periodista de Diario de Sevilla presente en el lugar.
También los restos del general Bohórquez, que fue hermano mayor de la Macarena y mano derecha de Queipo en la ejecución de sus planes genocidas, reposaba en un lugar de honor del tempo. Uno de sus bisnietos ha publicado en Twitter una imagen del lugar que ocupaba su lápida en el templo.
La simbiosis fascismo-catolicismo se expresaba perfectamente con esa tumba del genocida y la del otro gran asesino del Pardo.
Jamás la iglesia católica estuvo con el pueblo y sus necesidades y si siempre con sus opresores.
Es lo que hay, un genocida que dirigió y organizo la muerte y la tortura de miles de personas, que no parece suficiente para que todavía, después de 80 años, se sigan encontrando motivos que legitimen justifiquen semejante barbarie. Sobre todo con eso de reabrir heridas y de que los otros también hicieron que sirve para olvidar la diferencia, entre victimas, que desde entonces se arma sobre dicho principio.
y con esto ya todos podemos comer y calentarnos, otra gran gestión de la administración Recio, que bueno soy, y que culito tengo. A pastar, venga, Alea Jacta Est