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El empecinamiento de Moreno Bonilla en privatizar la atención primaria y contra Doñana en plena sequía minan la imagen buenista de su gobierno

Los sanitarios mantienen el calendario de movilizaciones después de que Salud no contemple la contratación de más profesionales ni tampoco la derogación de la Orden de tarifación de la atención primaria

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análisis

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El empecinamiento en política suele tener graves consecuencias electorales más pronto que tarde. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, obtuvo el pasado 19 de junio una histórica mayoría absoluta en el feudo por antonomasia de los socialistas. Pero esta realidad incontestable no es un salvoconducto in aeternum, sobre todo cuando de lo que se trata es de defender dos pilares básicos de la sociedad andaluza: Doñana y la sanidad pública. El empeño del ejecutivo andaluz de otorgar licencias a regadíos ilegales en el ‘pulmón’ verde de Europa en plena época de sequía y, por otra parte, la obstinación de no dar su brazo a torcer sobre las puertas abiertas que por primera vez ha otorgado un gobierno autonómico a la sanidad privada en la atención primaria pública está minando la imagen de un Moreno Bonilla demasiado volcado en el buenismo sin más y que, aún a día de hoy, mantiene intacta según el último sondeo del CIS andaluz, que concluye que el presidente andaluz es el mejor valorado de los líderes autonómicos y el único que es aprobado por los ciudadanos, según este barómetro gestionado por el propio ejecutivo andaluz.

Ni siquiera la voz de alerta extrema dada por los más acreditados expertos en medio ambiente y sanidad ha doblegado la intención del Gobierno monocolor del PP en Andalucía de regularizar, mediante una proposición de ley de PP y Vox, zonas de regadíos en las inmediaciones de Doñana, y de mantener la polémica Orden que tarifa los servicios de atención primaria del Servicio Andaluz de Salud (SAS) para las aseguradoras privadas, amén de la falta palpable de personal sanitario que está provocando el colapso que vive sobre todo la atención primaria en Andalucía y que recientemente ha llevado a manifestarse a las calles de las principales ciudades de la comunidad a decenas de miles de ciudadanos en defensa de una sanidad pública y de calidad.

Moreno Bonilla debe tener en el recuerdo, sin ir más lejos, la marcha atrás en toda regla que protagonizó su antecesora, la socialista Susana Díaz, cuando intentó reorganizar el sistema sanitario con un frustrado proceso de fusión hospitalaria. Miles de andaluces salieron a las calles de toda la comunidad para protestar por esta iniciativa, liderados por el fallecido facultativo Jesús Candel, conocido como Spiriman. Aún a día de hoy es uno de los motivos que se dan para explicar en parte la amarga e inútil victoria de Díaz aquel 2 de diciembre de 2018, que abrió las puertas al primer gobierno conservador en Andalucía.

El ejecutivo andaluz recibe fuertes críticas en el Consejo de Participación de Doñana mientras ningunea las alertas de la UE, Gobierno central y conservacionistas contra la luz verde a los regadíos ilegales

La falta de acuerdo entre los sindicatos representados en la Mesa Sectorial de sanidad y la Consejería de Salud, que mantiene en vigor el calendario de protestas de los sanitarios andaluces, evidencia que el ejecutivo andaluz no ha oído la voz de la calle y de la oposición parlamentaria prácticamente al unísono, excepto Vox, que le han exigido la retirada de la polémica Orden de tarifación de la atención primaria.

Tampoco en el tema de la legalización de los regadíos en el entorno de Doñana en plena sequía quiere oír Moreno Bonilla lo que desde Bruselas, la oposición parlamentaria andaluza, numerosos estudios de expertos medioambientales y los colectivos ecologistas les vienen gritando a los cuatro vientos: que Doñana se seca a pasos agigantados. Las contundentes palabras de Miguel Delibes, presidente del Consejo de Participación de Doñana, reunido de forma extraordinaria este lunes en Almonte (Huelva), se suman a una larga lista de críticas al proyecto parlamentario de PP y Vox para legalizar estos regadíos. “No hace más que generar tensión y alimentar el conflicto por la situación dramática que están viviendo Doñana y los regadíos”, explicó Delibes, quien aboga por un pacto global entre los gobiernos central y autonómico. La proposición de ley de PP y Vox no es la solución, según el reputado biólogo, quien acusa al propio presidente andaluz de abogar por un “pensamiento mágico que confunde el deseo con la realidad”.

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