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El Caos

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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Llueve. No es la primera vez que lo hace, así de repente y sin previo aviso, pero si es una de las primeras en las que, en lugar de aguantar el chaparrón bajo las grandes hojas, se han refugiado en una cavidad, un pequeño saliente en la montaña de rocas que bordea el valle. Los incesantes ruidos del cielo y la luminosidad que les acompaña, provocan un feroz miedo en los niños y preocupación en los adultos. Los dioses están enfadados, según dice el caporal y la única manera de apagar su furia es el sacrificio. Una de las últimas ráfagas de fuego que vienen de los dioses, ha estallado junto a un viejo tronco haciendo que arda a pesar de la intensa lluvia. Porque también, a base de observar, una de las mujeres de la tribu ha llegado a la conclusión que el agua apaga el fuego.

Ya ha pasado la tormenta y el árbol sigue ardiendo. El caporal dice que es mejor rodear el fuego y no acercarse para no enfadar a los dioses. Pero la pelirroja hembra que ha observado que el fuego se acaba si le echas agua, no está de acuerdo. Hace frío y el fuego calienta. Tal vez puedan recoger un trozo de rama con poca llama y llevar el fuego a la cueva. El patriarca le dice que si hacen eso la furia de los dioses acabará con ellos. Todos, menos los hijos de la pelirroja y el padre de los niños, la dejan de lado y rodean a distancia el árbol, en sus idas y venidas, para no enfadar a los dioses. Lucy, la pelirroja, se acerca con cuidado, coge una rama con un tizón incandescente, se lo lleva a la entrada de una sima, a unos cuantos pasos del risco donde la tribu se ha instalado, y con hierba seca de dentro, ramas que hay por el suelo y corteza de jara seca, consigue que la llama vuelva a resurgir, caldeando a los que están alrededor.

Han pasado varias lunas desde que Lucy logró hacerse con el fuego y los dioses no han llevado a cabo ninguna acción sobre los pelirrojos. El jefe de la tribu, acompañado de varios de sus hombres, se han acercado a la cueva y se han adueñado de la misma. Es por el bien de la comunidad, le dice a Lucy. Podrán quedarse si siguen cuidando de que el fuego no se extinga por la noche.

Unos soles después, media docena de extraños que han salido a cazar se quedan mirando el fuego en el umbral de la cueva. El caporal se acerca con veinte de sus guerreros y, cuando uno de los forasteros pregunta cómo han dominado el fuego, el caudillo les cuenta como, tras una fuerte tormenta, y para proteger a su tribu él salió a querellarse frente a los dioses y ellos viendo que era fuerte y puro, le confiaron el secreto pudiendo trasladar sin que se enfadaran el fuego a la cueva. Los cazadores le preguntan si podría confiarles el enigma y él les dice que no. Para ello, deberían entregarle tres búfalos vivos y amansados.

Lucy está cansada de que su familia tenga que pasar las noches en vela atizando el fuego. Paseando enfadada, recoge una piedra, juguetea con ella y al arrojarla violentamente contra el suelo, observa que han salido varias chispas parecidas a las que surgen del fuego cuando crepita.  Recoge la piedra, orada el suelo para sacar la otra con la que ha chocado y se las lleva, ahora de vuelta a la cripta donde comenzaron a refugiarse de la lluvia. Tras muchos días de prueba, ha comprobado que la única forma de que las chispas de la piedra comiencen un fuego es haciendo que salten sobre pelusos del río, muy secos y desgranados. Así ha conseguido ya varias veces encender un nuevo fuego de la nada. Cuando se lo comenta a la tribu, de nuevo el Jefe y el consejo de mayores le niegan el permiso. Lo que la mujer propone, enfadaría a los dioses de tal manera que acabarían con ellos.

Pero Lucy no cree que los dioses, que le han mostrado el camino, hagan nada. Ella y su familia se aíslan otra vez, ahora de vuelta a la covacha. Pasadas varias lunas y soles, siguen vivos, sin que las divinidades se hayan enfadado con ellos. Nuevamente la tribu pide a Lucy que les enseñe como se hace fuego con dos piedras. Cuando lo hace, el jefe decide que debe abandonar la cabila. El Caudillo dice que es un peligro para ellos con sus ideas que atentan contra la tradición y a la omnisciencia.

Han pasado muchas nevadas, muchas lluvias y muchos soles y en las noches, cuando la tribu se reúne alrededor del fuego, el Caudillo le cuenta a los niños como, en una terrible tormenta en la que él salió a luchar contra el cielo, las divinidades le revelaron las bondades del fuego, como trasladarlo primero y como conseguirlo de la nada después. Y para que los niños no se descarríen, la historia paralela de una bruja pelirroja que quiso adueñarse de lo que los dioses le habían confiado al Jefe de la tribu, envenenando a muchos guerreros con sus pócimas del mal para chantajear al jefe y hacerse con los secretos del fuego. Hasta que en una trampa, fue lapidada por la tribu para que purgara sus pecados.


El Caos

Decía el Marqués de Sade, conocido como un depravado por hacer a las claras lo que el resto de la nobleza hacía a escondidas y lo que ahora, mientras repudian en sociedad, chupacirios de pacotilla, cínicos de misa de domingo y abnegada educación de gente de bien hacen en lupanares y burdeles de mala muerte, que “La ley solo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero.”.

En España tenemos ejemplos a raudales. Los últimos la rebaja de la sentencia a un pederasta del OPUS desde los 11 años a los 24 meses (justo la pena mínima para que no pise la cárcel) o el pacto entre la fiscalía y el esposo de la cantamañanas de telecirco que rebaja la petición de pena desde los 8 años de prisión a los 11 meses, por los negocios con Villarejo.

Recién acabada la segunda guerra mundial, una encuesta en Francia revelaba que el 57 % de los franceses opinaba que quiénes más habían contribuido a la derrota de Hitler era la URSS. Le seguían a mucha distancia los Estados Unidos con un 20 % y el Reino Unido con un 12 %. La misma encuesta realizada a lo largo de los años, acabó constatando en 2015 que el 54 % de los franceses del nuevo siglo creían que eran los Estados Unidos (que apenas intervinieron en la guerra en Europa, comparados con rusos e ingleses) los que más habían hecho por derrotar al Führer, seguidos a gran distancia por el Reino Unido (24 %) y la URSS con el 21 %. Lo que dicen los datos fríos es que 24 millones de rusos (civiles y militares) murieron en la II Guerra Mundial frente a los 450.000 ingleses y 420.000 norteamericanos. El 93% de las bajas del ejército alemán se produjeron en el frente ruso. Y en la Batalla de Stalingrado (6 meses de duración), murieron 2 millones de personas. Las mismas que en Francia, Holanda, el Reino Unido y USA durante los seis años de duración de toda la guerra.

Sin embargo, hoy, corre el mantra entre la caspa española de que la Unión Soviética y su comunismo han matado a lo largo de la historia más de 100 millones de personas. Un dato que por absurdo se cae por su propio peso, pero que Cayetanos, analfabetos culturales y gentes de poco raciocinio repiten como papagayos.

En la historia de la humanidad el poderoso siempre se ha apropiado de lo bueno del incauto, más aún si es pobre, tergiversando la verdad y haciendo creer a los vástagos que fue su tesón, su trabajo y su perspicacia lo que llevó a su triunfo, mientras que el pobre lo es, por su vagancia, su atonía y su falta de lucha. Uno de los casos más paradigmáticos de la historia está en Edison, al que se le adjudican cientos de inventos, la mayor parte de ellos, de inventores desconocidos o pobres, cuyo único mérito del norteamericano es la de tener dinero para copiarlo y patentarlo antes que los otros.

Desde que los anarcoliberales se hicieron con el poder mundial y extendieron sus políticas empobrecedoras y dinamitadoras de la sociedad para hacernos creer que el individualismo, sin más reglas que tu propio culo, es el summun de la libertad, desde que Reagan y Thatcher cambiaron la inteligencia por las pistolas y el alcohol como forma de ejercer el poder, el primer mundo es más pobre y lo que es mucho peor, los países del mal llamado tercer mundo han acabado siendo tan míseros, que para evitar el estallido social se les ha dado acceso a la telefonía móvil y a la televisión, para que sus habitantes crean que en ese primer mundo todos somos ricos y felices, e inviertan lo que no tienen y lo más valioso, su vida, en intentar alcanzar el sueño de ese escenario que ven en la televisión y en los vídeos de la telefonía. Así, los poderosos que si invirtieran en esos países evitarían aquello que dicen aborrecer, la migración ilegal, tienen mano de obra barata, sin derechos laborales y explotación, todo en uno. Así, abaratan aún más las condiciones laborales del primer mundo en una globalización de la mano de obra que provoca el paro, la desesperación y el son lentejas y si no las quieres en la esquina hay quince que no les hacen asco.

Si el capitalismo se apropiaba de la plusvalía del trabajo de otros en beneficio del empresario, el hijoputismo se apropia de sus vidas, volviendo a un Medievo de facto pero con la inteligencia de camuflarlo con legalidad contraria a esas prácticas para darle una pátina de democracia y justicia social en la que los pobres puedan ahogar sus conciencias.

Si a lo largo del siglo XX en el mal llamado tercer mundo o eufemísticamente como Franco decía de España, en vías de desarrollo, para proteger los intereses de unos pocos se asaltaban las instituciones del estado con el poder de las armas y los militares, desde que el hijoputismo puso sus garras en el Despacho Oval y en el 10 de Downing Street, los cambios de timón en favor de los intereses de una minoría se hacen de forma más sibilina, sin pegar un solo tiro, sin apariencia de coacción de libertades y en nombre de la legalidad vigente, siempre a través de una judicatura confabulada con ese hijoputismo y a su servicio.

Y nuestro país, pionero y paradigma del hijoputismo de los últimos 400 años, no iba a ser menos. Si en el 36, cuando se vieron amenazados por la República, no por sus leyes de reforma agraria, del voto femenino o de igualdad, sino sobre todo por su reforma educativa en la que la iglesia (y con ella todo lo que representaba de caspa, tradicionalismo y pensamiento servil) dejaba de ser el censor de la educación para dar paso a la libertad de cátedra, el pensamiento crítico, la filosofía, el teatro y las artes que abrieron puertas y ventanas y airearon un país que a pesar de la “libertad” de los tres primeros años 20 seguía oliendo a cirio, a naftalina y a humedad encerrada en un armario, daban un golpe de estado que al no triunfar como querían acabó en una guerra con distintas reglas de juego (el fascismo de Alemania, Italia y Franco contra la legalidad de la República), en estos tiempos en los que de nuevo el fascismo y sobre todo el anarcoliberalismo que algunos llaman antipolítica o Trumpismo por su falta de sometimiento a las reglas del juego internacional y por llevar los exabruptos, el insulto y la censura personal a la arena política, los herederos de ese impresentable egocéntrico, fascista y megalómano que mueve los hilos desde el apuntador de la FAES, han puesto el sistema y la legalidad vigente en manos del Consejo General del Poder Judicial que actúa como garante del triunfo de la antipolítica, del sometimiento de la legalidad al interés partidista de los del 36 y de sometimiento de todos los enemigos de la patria a una legalidad interpretada conforme a los intereses del R78. En España la Lawfare es de libro.

En el 78, votaron en contra de la Constitución porque a ellos les iba bien con el Fuero de los españoles. Y sin embargo ahora se presentan como el Sanedrín sacrosanto de una constitución que se saltan a la torera y que interpretan conforme les interesa. Un ejemplo claro lo tenemos en las diferentes varas de medir entre los más de 1000 casos de corrupción del PP y las diferentes falsas acusaciones a la formación de Iglesias, de las que, no pudiendo sacar ningún resquicio probatorio, intentan una y otra vez acusar con supuestos. Mientras, los del fascista vago del moco verde se financian públicamente desde Irán, y ningún juez o fiscal dice absolutamente nada.

Para ellos, las instituciones y las leyes solo son una forma de conseguir objetivos. Como ocurrió el otro día en la Asamblea de Madrid, dónde se votaba una nueva ley liberalizadora del suelo (ladrillo, ladrillo y más ladrillo como solución siempre). Para poder sacarla adelante debería haber quorum. En una primera votación no lo hubo. Y al final de la jornada, el Presidente de la Cámara, cerró puertas para impedir que los diputados salieran y forzar una votación. Se aprobó con 36 diputados presentes de los 67 necesarios para el quorum.

El anarcoliberalismo, Trumpismo o antipolítica tiene en España a Aznar como máximo representante. Su maldad, su egolatría y sobre todo los negocios turbios, culminan en una oposición con pinta de chaladura, analfabetismo y agnosticismo legal que en realidad tiene el objetivo de agradar a los que siguen creyendo que el concepto de nación es más importante que la vida de los que viven en el territorio que esa nación representa.

Como ha pasado con la sanidad pública, que han destrozado pero a la que ellos no renuncian (cuando enferman de coronavirus, por ejemplo, siempre tienen plaza en la UVI por muy mayores que sean, por muy liviana que sea la enfermedad o por muy congestionados que estén los cuidados intensivos), ha pasado con la legalidad constitucional. Ellos no la respetan, pero se acogen si les interesa o si interesa para doblegar al contrario.

Y los españoles, en Babia y con tortícolis de tanto mirarse su propio culo. Viendo la vida pasar desde la terraza del bar, la ventana del WhatsApp o de la televisión o lincando las estupideces fascistas en Twitter para demostrar lo imbéciles que son.

Esta pandemia, la estupidez supina de la oposición y la cobardía de un gobierno timorato, tienen de bueno que van a acabar con el Régimen porque en unos meses no habrá nada de dónde cobrar comisión o hacer negocio pagado con nuestros impuestos. Mi temor es cuántas vidas se van a perder en el camino y si en dos años seguirá habiendo jubilados.

“-Nosotros o el caos.

– El caos

– Da igual, también somos nosotros”

Ramón Gutiérrez Díaz. Portada de Hermano Lobo 2 de agosto de 1975.

Salud, feminismo, república y mas escuelas laicas y públicas.

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2 COMENTARIOS

  1. La ley para el pendejo y la cárcel para el pobre. Este es un dicho venezolano que se cumple rigurosamente en el Estado boubónico español. España, esa palabra con que llenan la boca aquellos que se la benefician, es simplemente una finca privada de una oligarquía cortesana y vampírica asentada en Madrid. Lo mejor que puede suceder al pueblo español, es que la España que tanto le han metido en la cabeza, la analicen y seguro que su cabreo será tal que iniciarán el cambio radical que precisan para ser libres.

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