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Casado responde a la invitación del Gobierno para apoyar los presupuestos, que son unas cuentas “suicidas”

Ya está confirmado, la actitud moderada del presidente del Partido Popular en el debate de la moción de censura de Vox a Pedro Sánchez no atendía a nada más que a estrategia política

Eva Maldonado
Eva Maldonado
Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.
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análisis

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Ya está confirmado, la actitud moderada del presidente del Partido Popular en el debate de la moción de censura de Vox a Pedro Sánchez no atendía a nada más que a estrategia política. Pablo Casado responde a la invitación del Gobierno para apoyar los presupuestos,  afirma que son unas cuentas “suicidas” y desoye la petición de unidad frente a la pandemia que pide el Ejecutivo.

Después de varias broncas y advertencias de los barones del Partido Popular que le pedían al presidente de su partido un alejamiento de Vox, parece que Casado, al menos de “boquilla”, pretende mantener a su partido en el centro derecha y alejarse de los extremismos y excentricidades de la ultraderecha de Santiago Abascal.

Así, esta mañana, Casado, aunque ha cargado contra los PGE de Sánchez, ha afirmado que “tenemos que conseguir el reagrupamiento de todos los constitucionalistas”.

Además, ha asegurado que “no tenemos que cambiar de país, tenemos que cambiar de Gobierno. Nos gusta este país” y ha añadido que “debemos seguir en el centro, y hacer que España lo esté”. “Lo que quiero es que el PP lidere la vuelta al centro de la política española”, aseguró.

Era evidente, el Partido Popular de Casado no iba a facilitar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de una Gobierno de progreso pero, por si cabía alguna duda, ya lo ha dejado claro.

Unos presupuestos progresistas, que protegen a los más vulnerables y afectan a las rentas más altas, no iban a ser apoyados jamás por la derecha española.

Una de las dificultades que tiene el Partido Popular es la de diferenciar la crisis del 2008 con la actual, derivadas de marcos completamente diferentes  y otra, más importante si cabe, es la insistencia  en poner a la misma altura en sus prioridades la salud y la economía.

Para España resultan  una tragedia socioeconómica las consecuencias de la pandemia, igual que para otros países, pero la salud no puede ni debe estar al mismo nivel, hablamos de vidas, hablamos de salud; la economía es importante, la vida, más.

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