¡Qué duro puede llegar a ser el deporte! Adriana Cerezo lo tenía. El oro estaba en sus manos. La madrileña estaba un punto arriba a tan solo tres segundos del final, Wongpattanakit asestó un trunk en el costado de Adriana, y un terrible puñetazo en el corazón de todos los españoles.
Cerezo hizo, nuevamente, un gran combate. De principio a fin. Con, nada más y nada menos que Thomas Bach como espectador de lujo. Esta vez más calmada, pausada y no tan ofensiva. El primer round, claramente de tanteo, acabó en 4-2 para la española. El segundo se fue 6-9 abajo, gracias a una tremenda patada de la número uno del mundo en el caso rojo de Adriana.
Un futuro de oro
El último asalto fue un recital de Adriana Cerezo, que a un minuto del final se puso un punto por delante. El resto, es historia. Ahora duele, y mucho. Pero en el futuro, la espectacular taekwondista española (tan solo 17 años) será plenamente consciente de la gesta que ha realizado hoy. Ha nacido una estrella.