El repertorio de obras de teatro que se están dando en el Auditorio de El Ejido ha tenido un punto y aparte con la compañía Víboras del Norte. Su representación, “Godspell”, que se estrenó el pasado viernes, ha dejado patente el buen hacer de sus actores y actrices. Han mostrado un estilo original, desenfadado, profesional y cálido. Cada uno de sus integrantes ha dejado claro una enorme profesionalidad y una total entrega a los personales que se desplegaron al público y que obtuvieron numerosos aplausos.
Alfonso Cámara, director de la obra, ha seguido con ella el hilo del musical escrito en 1970 por Stephen Schwartz y John-Michael Tebelak, y que se basaba en parábolas extraídas del Evangelio de San Mateo. En ese contexto ya había aparecido otro musical, “Jesucristo Superstar”, y el movimiento hippie se desarrollaba en EEUU a la vez que las protestas a la guerra de Vietnam. El desarrollo de esta obra en El Ejido llevaba esa inspiración en esencia, hecho palpable en la estética de los escenarios.
El desarrollo de la representación fue fluido e intercaló una gran variedad de piezas musicales con la danza y la actuación. Además surgieron giros hacia el humor y hacia la actualización del libreto en el tiempo presente. Con esto se hizo más vigente el contenido. El director de la obra ya la había realizado décadas atrás y sintió el deseo de repetirla otra vez para hacer un homenaje a “Godspell” y a la estética hippie de entonces.
Así la tildó de universal y la hizo más visible. La reflexión de fondo se circunscribía a la revisión amena de la biblia que debe revestirse de hecho actual y necesario. Por otro lado la puesta en escena fue algo más que sensacional porque estaba llena de guiños al púbico que siguió con entrega el desarrollo de las escenas. Una gran ovación final dejó la certeza de que esta compañía debe seguir en el escenario regalando algo muy destacable: la generosidad de los actores y actrices con los personajes ya que esto, el día del estreno, sirvió para contagiar a todos los asistentes que se dejaron llevar hasta la catarsis artística y personal.
A todas miras es una compañía y una obra muy recomendable que debe pasar por otros escenarios para repetir el enorme éxito de El Ejido, en el que se lleno la sala y en el que hubo numerosos elogios y comentarios sobre la calidad y la calidez del conjunto de lo vivido en la función esa noche.
