En mis artículos anteriores proponía pequeños actos para ser un poco más felices. Este va un poco en la línea, y, como los otros, trata de hacer cosas. Al fin y al cabo, nos pasamos demasiado tiempo hablando, quejándonos de lo mal que va todo, pero raras veces pasamos a la acción. Todos queremos cambiar el mundo. Hables con quien hables, parece que nadie está demasiado contento con el que nos ha tocado vivir. Y no es para menos. Sólo hay que mirar la gran desigualdad que hay entre el llamado primer mundo y el tercero, la cantidad de injusticias que se cometen en el mundo, el hambre, las guerras, la mediocridad de los políticos, y tantas cosas más, para echarse a llorar. A veces dan ganas de meterse en la cama y no salir.

Pero… ¿realmente podemos cambiar el mundo? Bueno, no es sencillo. Pero podemos hacer mucho más que quejarnos. Para ello hay que empezar por nosotros mismos. Si nosotros cambiamos, nuestro entorno cambiará. Probablemente nuestro entorno sea pequeño, no lleguemos a mucha gente. Pero si nuestro entorno cambia, ese entorno influirá sobre otro entorno. Y así, poco a poco… Lo llaman efecto mariposa.

Hace tiempo leí en Internet una propuesta muy interesante, de la que saqué algunas ideas. Se trata de una serie de acciones que podemos llevar a cabo diariamente, para ir, poco a poco, pasito a pasito, provocando una transformación en nosotros mismos. Hoy quiero compartirlas, con mis propias palabras.

Se trata de, una vez al día, y durante un año entero, hacer las siguientes cosas:

  1. Leer al menos una página al día. De esta manera, al final del año, habrás leído al menos un par de libros. ¿Que te parece poco? Pues adelante, lee más de una página. El caso es saborear el placer de la lectura, enriquecerse con buena literatura.

 

  1. Hacer una foto al día. Esto ya requiere algo más de esfuerzo. Pero no tanto. Todos tenemos móviles que hacen fotos increíbles. Así que ni siquiera hay que molestarse por llevar una cámara encima. Párate, contempla lo que tienes alrededor, observa, piensa… y dispara. Al final del año tendrás una colección de imágenes que te darán una idea de dónde está tu punto de vista y cómo evoluciona.

 

  1. Una buena acción al día. Busca la tuya. Hay miles de cosas que podemos hacer para facilitar la vida a los demás. Esto hará que salgamos de nosotros mismos y nos fijemos en qué es lo que necesitan los otros.

 

  1. Una entrada en un blog. ¡Uf, esta ya es más complicada! Y lo digo por experiencia, escribir cuesta. Pero… ¿quién dijo que cambiar fuera fácil? ¡Algún esfuerzo habrá que hacer! Si no, seguiremos igual: quejándonos de lo mal que está el mundo pero sin hacer nada por cambiarlo. A base de pequeños esfuerzos, los que tendremos que hacer para llevar a cabo este repertorio de ideas, iremos educando nuestra voluntad.

 

  1. Desconectar de todo durante un rato, una vez al día. Ni Internet, ni radio, ni TV, ni teléfono… Tú mismo contigo mismo. Puedes meditar, puedes pensar, puedes hacer yoga, puedes rezar… Al menos durante cinco minutos. Cuando vuelvas al mundo todo lo verás de otra forma diferente. Tu mente se tranquilizará. Especialmente cuando lleves haciendo esto muchos días.

 

  1. Buscar una buena conversación con alguien. Tenemos nuestras cuentas de Facebook y Twitter llenas de amigos, llenas incluso de personas a las que no conocemos. Basta con preguntarle a alguien por su día, cómo le va, si tiene mucho trabajo, si está cansado, triste, alegre. En fin, buscar el contacto con los demás. Si en lugar de a través de las redes sociales (o además) lo hacemos en persona, mejor que mejor.

 

  1. Un tweet con un hashtag propio, inventado para el momento. Estrújate el cerebro, intenta ser original. O no lo seas. Simplemente escribe, cuenta lo que te pasa, ríete, desahógate, escribe.

 

  1. Vivir sin. Hay cientos de cosas de las que podemos desprendernos. Por ejemplo, la TV, que tanto contamina nuestras mentes. Pues… ¡adelante!

 

Y, si puedes con más, no te conformes con menos. No queda mucho para que acabe 2016 y pronto empezará 2017. Podría ser este un buen propósito para enriquecer nuestras vidas, y las de los demás, en el nuevo año. Aunque si empiezas ya, los demás te lo agradecerán. Pero el que más lo agradecerás serás tú mismo. Comenzarás a ver la vida de otra manera. Serás más optimista.

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