Tras los guardias civiles que fueron llamados a declarar como testigos al juicio del ‘procés’ llega el turno de las víctimas que sufrieron las cargas de los antidisturbios durante el 1-O. La voz de la gente, de los ciudadanos que querían votar, se ha escuchado durante la sesión de hoy en el Tribunal Supremo. Todos han prestado declaración a solicitud de la defensa de Oriol Junqueras y Raül Romeva. Así, personas con nombres y apellidos han explicado los “golpes, puñetazos y patadas” que recibieron por parte de los agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado destinados por el Gobierno de Rajoy a evitar la celebración de la consulta.

Joan Pau Salvadó ha declarado que de “un ambiente muy tranquilo y de emoción se pasó a palizas y cabezas abiertas” por las agresiones que sufrieron a manos de los guardias. “Les daban en el hígado, en la barriga, en las partes bajas, y cuando se agachaban de dolor les abrían la cabeza. Vi gente llorando, gente gritando, con miedo”, añade.

“Nos apalearon, nos dieron patadas en la cabeza”, explica otro de los testigos. Según el compareciente, los participantes en el referéndum gritaban “votarem” y “somos gente de paz” en el momento en que los agentes antidisturbios irrumpieron “a saco” en los colegios electorales, como ha narrado otro afectado. “Cuando empezaron a abrir las cabezas, la gente se manifestaba pacíficamente; en un momento de shock emocional un grupo pequeño les llamó asesinos”, recuerda otro testigo. “No vi ningún tipo de patada, vi a un grupo de guardias civiles dando una paliza a un grupo de personas al final”, narra otro llamado a declarar.

La versión de las víctimas es totalmente opuesta a la que han dado los policías y guardias civiles que participaron en el dispositivo del 1-O. Los catalanes que sufrieron los golpes aseguran que la consulta trataba de ser un acto “pacífico”.

Si para los policías y guardias civiles los manifestantes les impedían la entrada a los centros de votación ejerciendo una resistencia activa y colocándose estratégicamente para ello −sentados o con los brazos entrelazados−, los votantes afirman que estaban ejerciendo su derecho a manifestarse libremente; donde los agentes aseguran que utilizaron la mínima fuerza imprescindible, las víctimas creen que la actuación fue desproporcionada.

Además, varios testigos, algunos de ellos alcaldes, han afirmado que las semanas previas a la consulta independentista ilegal no escucharon llamamientos expresos del Govern de Carles Puigdemont para acudir a las urnas, informa Europa Press. Uno de ellos ha matizado: “Llamamientos, no; información de que se iba a celebrar el referéndum, sí”. “Nos apalizaron brutalmente”, ha manifestado otro testigo en respuesta a las preguntas del abogado Andreu Van den Eynde. Algunos incluso se han referido a las unidades de Policía Nacional y Guardia Civil enviadas a los colegios como “batallón” o “ejército”.

Según las mismas fuentes de la citada agencia de noticias, uno de los apaleados, visiblemente emocionado, ha contado que los participantes en la jornada electoral pedían a los guardias civiles que “no les pegaran”. “Sólo querían votar, no querían hacer daño a nadie”, insiste. Cuando los guardias se marcharon, “la gente les iba acompañando con las manos en alto”, ha agregado. Esta versión difiere notablemente de la que dieron los antidisturbios en sede judicial, ya que estos aseguran haber sido perseguidos por los manifestantes en plena calle.

Los testigos han contestado a los fiscales, a la abogada del Estado y a la acusación popular que ejerce Vox, que han tratado de poner en evidencia las contradicciones entre una y otra versión.

 

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