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Un fármaco español es capaz de bloquear algunas células tumorales

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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Según publica la revista Science Translational Medicine, un equipo del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) ha logrado desarrollar un fármaco, denominado Omomyc, capaz de bloquear la actividad de MYC con eficacia y sin efectos secundarios graves. El MYC es un encogen cuya implicación en la proliferación y metabolismo de las células tumorales se conoce desde hace bastante tiempo.

Hasta ahora, han probado la efectividad del medicamento en distintos modelos animales, pero los resultados del trabajo muestran que el abordaje es capaz de frenar el crecimiento y reducir el grado tumoral en casos de cáncer de pulmón no microcítico, uno de los más agresivos y difíciles de tratar.

«Previamente habíamos demostrado que podíamos inhibir la actividad de MYC mediante modificación genética, pero el gran logro es el desarrollo de un fármaco. Supone una oportunidad increíble para poder atacar realmente a una proteína que resulta fundamental para el cáncer sin dañar tejidos sanos«, afirma Laura Soucek, especialista en terapias contra el cáncer del VHIO, investigadora ICREA y principal firmante del prometedor trabajo.

La investigación ha recibido ayudas del Worldwide Cancer Research, European Research Council, el Instituto de Salud Carlos III, la Fundación BBVA y la Fundación FERO, entre otras. Y después de 20 años largos de trabajo, Soucek espera poder comenzar en 2020 los estudios clínicos con pacientes. «Estamos ahora escalando la producción del fármaco a nivel industrial para poder iniciar los estudios con pacientes», asegura. Dado los buenos resultados preclínicos del medicamento, el centro de investigación creó hace unos años una spin-off, Peptomyc, para contribuir a su desarrollo.

Según Soucek, una de las claves de la eficacia de Omomyc es su capacidad para penetrar en el interior del núcleo de las células tumorales y bloquear de forma específica la actividad de los distintos miembros de la familia MYC sin afectar a otras proteínas. También asegura la investigadora que el fármaco se ha producido como una miniproteína que puede administrarse por vía nasal o intravenosa y es capaz de actuar específicamente contra la diana MYC.

La revista Science Translational Medicine detalla, además, que los investigadores han probado su utilidad en líneas celulares, modelos de la enfermedad en ratón, y animales a los que se les han trasplantado muestras de pacientes de cáncer de pulmón. «Hemos visto que inhibiendo la actividad de MYC no sólo se para el crecimiento del tumor, sino que también se observa una regresión del cáncer», comenta Soucek. Además, añade que la administración de Omomyc también consigue ‘llamar la atención’ del sistema inmunitario para que localice y ataque con más efectividad a las células tumorales.

La eficacia del fármaco, subrayan los investigadores en la revista médica, es aún mayor en combinación con un tipo de quimioterapia, paclitaxel (que se utiliza habitualmente en cáncer de pulmón). Esta combinación logró un bloqueo más notable del crecimiento del tumor y duplicó la supervivencia de los ratones tratados. Soucek afirma que ha habido un gran escepticismo en la comunidad científica sobre las posibilidades de bloquear la actividad de MYC sin afectar a otros tejidos sanos, pero añade que su trabajo es una prueba de que esta estrategia terapéutica es factible y podría ser muy útil.

«Ahora tenemos que demostrar que puede marcar la diferencia en los pacientes», sostiene. «Los resultados obtenidos me ilusionan y me aterrorizan a la vez. Porque hemos demostrado que podemos tratar con éxito el cáncer en ratones. Pero ahora tenemos que demostrar que podemos hacer lo mismo en personas», concluye.

De funcionar esta estrategia, podría ampliarse a otros tumores distintos al de pulmón. De hecho, se sabe que MYC es un gen clave en el desarrollo de la mayoría de tumores y, en muchos de ellos, su actividad se asocia a la agresividad de la enfermedad. Hay que recordar que los genes MYC se encuentran en las células normales y codifican proteínas del núcleo de la célula que se une al ADN y facilitan su transcripción. Regulan, por tanto, la actividad de otros genes.

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