El departamento de Justicia del Gobierno de Donal Trump declaró ayer lunes a la ciudad de Nueva York como una «jurisdicción anarquista». Y no fue la única, puesto que también considera igualmente a las ciudades de Seattle y Portland. Se trata de una fórmula legal mediante la cual, se cortaría la financiación con fondos federales a estas ciudades, que están gobernadas por el Partido Demócrata y han sido enclaves principales para las protestas que se han sucedido contra la violencia policial y el racismo.
Estas ciudades tienen en común haber rechazado el envío de tropas de las fuerzas y cuerpos de seguridad estadounidenses para responder a las protestas ciudadanas. Una decisión que Trump ha considerado una manera de impedir cumplir con la función establecida, «poniendo en peligro a ciudadanos inocentes que merecen protección», según el fiscal general William Barr.
Por su parte, desde el partido Demócrata se ha criticado duramente esta decisión, considerando que es una medida de índole electoral, ante la cercanía de los comicios que tendrán lugar el próximo 3 de noviembre.
En Nueva York han reconocido un aumento del 177% en los tiroteos durante el mes de julio de 2020 en comparación con el mismo mes del año anterior. Sin embargo, se desconocen los motivos de este incremento.
De Blasio considera que se trata de «otro juego político más del presidente Trump», al denunciar que la decisión del presidente no se basa en hechos, «insulta a la gente de Nueva York y es una decisión inconstitucional».
En Seattle, se ha producido un incremento del 525% de los delitos contra las personas. Su alcaldesa, Jenny Durkan, ha afirmado que «las amenazas de la administración Trump sobre la retirada de fondos para Seattle, Portland y Nueva York son un absuo flagrante del poder federal y descaradamente ilegales».
En Portland, precisamente el envío de cuerpos y fuerzas de seguridad federales, contra la decisión del alcalde Ted Wheeler, trajo consigo el aumento de la tensión que se vio multiplicada.
