Las denominadas Áreas Marinas “Protegidas” (AMP) no lo son en Europa. Están sometidas al paso de artes de pesca industriales destructores que raspan el lecho marino y destruyen los ecosistemas, como el arrastre de fondo y el cerco demersale (un método similar a la pesca de arrastre). El 86% de las denominadas Áreas Marinas “Protegidas” de Europa son objeto de una intensa pesca de arrastre. En Francia, las AMP están aún menos protegidas que en otros lugares: la pesca industrial faena casi la mitad del tiempo en estas Áreas Marinas supuestamente «Protegidas».
En este contexto de desprotección del océano y del clima, la encuesta de IPSOS revela que la prohibición de los métodos de pesca destructivos en las zonas protegidas cuenta con un amplio apoyo de los ciudadanos europeos, la mayoría de los cuales piensa que ya se están aplicando estas medidas de sentido común (el 60% de los Españoles, el 44% de los Franceses, el 52% de los Alemanes y el 68% de los Italianos).
Existe un llamativo contraste entre, por una parte, los gobiernos europeos que se oponen a la prohibición de los métodos de pesca destructivos en las AMP, como hizo el gobierno francés en marzo de 2023, y el 79% de los ciudadanos franceses, alemanes, españoles e italianos que son favorables a una protección efectiva del 30% de sus aguas territoriales mediante la prohibición de métodos de pesca destructivos, de acuerdo con las normas internacionales de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Además, el 54% de los ciudadanos europeos encuestados cree que la pesca industrial ya está prohibida en las AMP, lo que ilustra concretamente la farsa política europea en relación con las Áreas Marinas “Protegidas”.
Tras la desastrosa votación de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, la BLOOM pide a los eurodiputados que adopten una ambiciosa Ley de Restauración de la Naturaleza, y que se pronuncien a favor de una protección real de los ecosistemas marinos y de la pesca costera y artesanal.
Corresponde a los eurodiputados asumir sus responsabilidades y responder a las recomendaciones científicas y a las aspiraciones de los ciudadanos para adoptar las medidas cruciales que necesitamos para responder a la crisis climática y al colapso de la biodiversidad.
