Cuando te acercas a Sorroval por la carretera, te sorprenden dos cosas. Una el paisaje multicolor en el que dominan los pardos de las cebadas en pleno proceso de granado, los rojizos de los barbechos, los ocres de los campos llenos de Génimas y el verde apagado de las encinas que resisten el sol del verano. La segunda sorpresa se llama Lara. Y es una perra de raza Basenji que fue abandonada hace unos años en el monte. Lara es una caja de sorpresas. Porque no quiere tener dueño. A una perra como ella, de un marrón reluciente y ese blanco impoluto que le rodea el cuello y le cubre desde las patas delanteras, toda la barriga, nunca le faltan admiradores que con gusto se la llevarían a casa. Lara, tiene una curiosa forma de buscar comida. Cuando fue abandonada en el monte, pasó un tiempo deambulando por el pueblo. Nadie le hacía caso y cada día que pasaba estaba más escuálida. Una tarde, cuando la terraza del bar estaba llena, se acercó a una de las mesas con cara de pena. El dueño del bar soltó una patada al aire y Lara salió corriendo, con tan mala fortuna que un coche que salía por la carretera, muy despacio, atropelló al pobre animal. Debido a la escasa velocidad el daño no debió de ser mucho aunque arrastraba una de las patas traseras. Entonces al dueño del bar le dio pena y le puso un plato con las sobras en un lugar apartado de la calle. Mientras estuvo convaleciente y seguía arrastrado la pata, allí estaba el dueño del mesón acercándole la comida. La salud de Lara fue mejorando y ya no cojeaba. El dueño de la taberna intentó acercarse a la perra para llevársela a casa, pero esta no dejaba ni que se acercara. Así que, como ya estaba bien, dejó de alimentarla. Tras dos días sin nada que llevarse a la boca, la perra volvió a acercarse al establecimiento en busca de comida. De nuevo arrastraba la pata trasera. El mesonero pensó que le habían vuelto a atropellar y le acercó de nuevo un plato de comida. Lara devoró la carne y salió corriendo. El cantinero se quedó impresionado. La perra estaba fingiendo ser coja para que le diera comida.
Así ha transcurrido la vida de Lara y de los lugareños de Sorroval, desde entonces. Ella todos los días se acercaba a la carretera arrastrando una de las patas traseras y a cambio, la gente del pueblo le echa unos trozos de pollo, un plato con sandía, unos huesos de cordero, lo que haya tocado de la comida.
Hace unos días que nadie ha visto a Lara deambular por las calles. La gente anda preocupada. Unos dicen que se habrá ido con alguien. Pero nunca ha dejado que nadie se le acerque. El Veterinario del pueblo la ha encontrado arrinconada entre las paredes que hacen esquina en el callejón del Corral de Concejo. No parece herida, pero la perra no está bien. No sabe si la han envenenado o si la han vuelto a atropellar. Le hace analítica de sangre y no encuentra nada anormal así que le ha sacado unas cuantas placas de rayos X. La sorpresa ha sido mayúscula. Lara nunca tuvo nada en las patas. No hay signos de rotura, ni de cicatrices, ni señales de que el hueso se haya regenerado.
Dos días después Lara murió de vieja. Pero en el pueblo siempre quedará el recuerdo de una perra tan lista que, aprovechó un accidente para hacerse la víctima y así obtener comida y salvar la vida.
Teatro, puro teatro
Los Pepito Grillo, no somos infelices, simplemente queremos cambiar lo malo del mundo
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Confieso que, como la mayor parte de la gente de este país, estoy un poquito hasta el moño de esta situación en la que unos señores vestidos de políticos representan un vodevil esperpéntico y trágico para el espectador. También es cierto que gran parte del patio de butacas permanece obnubilado mirando como una araña sube y baja de su tela por el escenario sin prestar atención a lo que realmente se está pasando entre bambalinas.
No sé dónde leí hace un tiempo que, los mentirosos compulsivos lo son sin percatarse de ello ya que no solo creen sus propias mentiras sino que además son capaces de visualizar como recuerdo, algo que jamás ha pasado y que sin embargo contaron como si hubiera sucedido realmente.
Hace ya un tiempo me referí a este artículo de Isaac Rosa publicado el 22 de mayo de 2017, en el que se detalla qué hubo detrás de aquel paripé en el que nos hicieron creer que echaban a Pedro Sánchez del PSOE y este, pueblo a pueblo, agrupación a agrupación, volvía a renacer cual ave Fénix alcanzando de nuevo la Secretaría General del PSOE y hasta la presidencia del Gobierno. Pero sobre todo, impidiendo que el PSOE se convirtiera en otro PASOK postrado a la irrelevancia (por otra parte, como los más de 100 de sus 140 años de historia). Hubo una persona, de la que me fío mucho, que me comentó que eso no podía haber sido así porque ella estuvo presente en una de las agrupaciones y que la gente que acabó llevando a la Secretaría General no fingía. Y es algo que por supuesto no dudo. Pero, conociendo el percal en el que nos movemos y como funciona este estado de cloacas impunes, comisionistas intocables y siniestros personajes que se mueven en la más absoluta exención legal, no iban a dejar el comodín del público a mano para que alguien metiera la pata. El proceso que llevaron las agrupaciones estoy convencido de que fue sincero y real, lo que no quiere decir que el plan y el propio expulsado no fuera un tremendo fraude. Y a la vista de los sucedido desde entonces, en el que, ahora por ejemplo, muchos se preguntan dónde está aquel Pedro Sánchez que fue vetado por la gestora, que acabó imponiéndose a ellos para al final ser como ellos y rodearse de ellos, únicamente hay una respuesta posible. Aquel Pedro Sánchez nunca existió, fue un fraude, un acto teatral para impedir que el PSOE acabara reducido a escombros, con una deuda multimillonaria y lo que es peor (para ellos), con todos los chanchullos de sus Felipes, Solchagas, Guerras, Solbes, etc., puestos encima de la mesa a la vista de todos.
Lo que hemos estado sufriendo desde que aparecimos los del 15M en la escena política haciendo tambalear los cimientos de este estado poco igualitario, bastante menos democrático de lo que nos dicen y sobre todo en el que perviven unas instituciones ancladas en la edad media dónde el enchufismo, el tráfico de influencias, el mamoneo y la endogamia son su carta magna imposible de revocar, no es casual, ni tampoco fruto de la coyuntura. Desde que tuvimos la intención de echar el sistema abajo para construirlo de cero y libre de toda esa carcoma, se nos ha intentado liquidar políticamente de una u otra forma. Cuando nos manifestábamos, porque teníamos que estar con cien ojos para no ser detenidos, porque lo que llegaba cuatro meses después de la detención era una cuantiosa multa, cuando no un procedimiento por desórdenes públicos y ataque a la autoridad.
Intentaron ningunearnos diciéndonos que si tanto nos importaba la política que montáramos un partido. Y algunos lo hicieron y muchos nos apuntamos. Pero no sirvió de nada porque seguían riéndose asegurando que no representábamos a nadie. Hasta que logramos llevar al parlamento a más de 70 compañeros. Ahí fue el punto de inflexión. Se lo tomaron en serio. A partir de entonces se puso en marcha la maquinaria del estado dispuesta a dar la batalla, no solo para resistir el envite, sino para no perder ni una sola de sus prebendas e incluso para intentar revertir lo poco conseguido, llevando el reloj a 1970.
El paripé al que hemos asistido desde el 29 de abril, es parte de esta burla a la que estamos sometidos. Es normal que los mentirosos se comporten como lo que son. Lo que no me lo parece tanto es que sean tan descarados y que, sabiendo que conocemos que mienten porque hasta los más crédulos se han dado cuenta de que nunca han querido negociar nada, se la traiga al pairo y les dé igual. Eso es algo que no me cuadra. Hasta ahora siempre han actuado con alevosía y ocultación. El descaro con el que han llevado una no negociación y el silencio de la derecha, son síntomas de que lo sucedido no es algo sobrevenido sino premeditado.
Decía el otro día un amigo analista político, Nacho Escursell, que cabe la posibilidad de que el día 11 de noviembre, después de haber vuelto a votar, estemos más o menos igual. Y eso es algo que aún me preocupa más. Ellos cuentan con que Errejón se presente a las elecciones y que acabe mordiéndole a PODEMOS parte de su tarta. Pero tienen dos problemas. Uno que Errejón a quién le puede robar la cartera es al propio PSOE y dos que, sin organización fuera de Madrid, es difícil conseguir escaños.
Pero lo que más me preocupa, es que, si después de todo este sindiós, el 11 de noviembre estamos igual, utilizarán eso que desde hace tiempo tanto Felipe González, como Aznar llevan anunciando: un gobierno de concentración nacional. Y ese tipo de gobiernos en un país con un régimen como el nuestro solo puede traernos más recortes en derechos y libertades. En el punto de mira, el concierto vasco, los fueros navarros y la Generalitat catalana. Además de la libertad de manifestación y opinión y los derechos sindicales y laborales.
Atentos a las señales y dejemos de mirar el jueguecito de la araña cuando nos están poniendo dinamita entre bambalinas.
Salud, feminismo, república y más escuelas públicas y laicas.
