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“Auctoritas”

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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La Enseñanza española (y me atrevería a decir mundial) tiene un grave problema que no se soluciona por la falta de miras; lacra superior de nuestra contemporaneidad es la disociación entre Cultura y Conocimiento… quizá porque estamos en una revolución de paradigmas generalizada.

Toda Ley educativa que se redacte tiene su razón, suspender o dejar de suspender, hacer repetir o no… en el fondo no es más que entretener la mirada en una cara u otra de la moneda. En las manos tienes lo mismo, y sin solución.

Pero esto no es inocente, un Sistema Educativo consolida un modelo social: por eso las reformas que nos proponen no son progresistas, incluida ésta última, que sólo sirve para la polémica de quienes no tienen una propuesta mejor. Si yo fuera del Gobierno actual devolvería la Ley a los penetrales de los que salió o dimitiría, porque viene a consolidar e incluso agrandar las diferencias de clase. Explico.

Si usted es acaudalada o de familia culta, si usted es notaria verbigracia: sabe de sobra cómo ha llegado hasta ahí y cómo ha de vivir y moverse para ser respetada en su ámbito. Usted sabe qué exigir a su descendencia, y de hecho toda su educación versará sobre cómo repetir el modelo para mantener las ventajas de la ventaja. Sabe que una Selectividad, una carrera universitaria, un Máster, un Doctorado y una oposición de nivel no se obtienen jugando o por la mera valoración del esfuerzo y la intención (con la excepción de algunos políticos), por eso a usted le gustan los docentes que no amargan a sus churumbeles pero más le gustan ésas que les exigen, les enseñan y les obligan a sacar una nota que, al final, es una alegoría del trabajo de todos. Incluso si existen límites naturales no controlables, por nacimiento, enfermedad, etc., ya se buscará la vida para optimizar los pocos recursos de lo que da Natura pero no otorga el Sistema.

Si la Ministra o el Ministro de turno legislara con sinceridad, sabría que la única misión verdadera de la Enseñanza Pública es equilibrar las diferencias, porque ya existen centros privados donde quienes pueden y quieren preparan a sus “aristói”; por tanto, el único equilibrio debe llegar en la Pública manteniendo ese prestigio, esa Autoridad y esa exigencia que se les impone a quienes lo tienen más fácil para heredar el Poder en todas sus versiones. Es falsamente democrático titular a todo dios por Ley con los subterfugios mentirosos de la atención individualizada, que es imposible con los medios existentes y es imposible desconectada como está del papel de los Servicios Sociales.

Argumentarán que es demagógico confundir dar oportunidades con dar aprobado general y que de hecho no ocurre así. Y tienen razón, pero es aquí donde empieza la reflexión: ¿Puede, con la Ley nueva o las pasadas, un profesor de Biología ser profundamente inculto y que el procedimiento no sólo no lo detecte sino que lo tenga por buen profesional? Cuando el debate es sólo sobre conocimientos, la mayor parte del profesorado cumple con creces lo mandado; los programas de las materias no han sufrido cambios tan radicales como para que una persona que pasó por la Universidad y una oposición específica no pueda controlar los contenidos de un ¡3º de la ESO! El error radica en creer que controlando la parafernalia metodológica y obligando a burocratizar el proceso de calificación garantizamos que esos conocimientos se transfundan, se adquieran y sirvan para algo, esto es, que estimulen al alumnado para querer saber más y convertirse en una ciudadanía respetada y respetuosa con la racionalidad y una vida con oportunidades (el hijo de la notaria sí lo vive así a diario).

Al desligar el conocimiento de sus implicaciones políticas, religiosas, científicas, artísticas, económicas, éticas… por mucho que mandemos estudiar, por muy controlados que sean los sistemas de calificación, por mucha teórica atención individualizada que se dé, estamos condenando a quienes tienen menos posibilidades con el engaño de un título que sólo ha de poder utilizarse para servir a aquéllos de arriba como mano de obra desechable.

Detrás de la objetividad aséptica y la mecanización criterial o estadística de la evaluación sólo están quienes tienen por objetivo neutralizar al profesorado, ya sin “Auctoritas” y condenado a un oficio sin más estímulo intelectual que calcular los intereses de sus préstamos. La clave de arco de todo el Sistema está en devolver el discurso pedagógico a la Ciencia y las Humanidades, a acordar desde la Ley unos contenidos mínimos y volver a confiar en un profesorado máximamente formado que sea capaz generar investigación, publicaciones y encuentros en los que compartir sus técnicas y experiencias. Nunca la publicidad de sus criterios, la Damocles de la reclamación, la denuncia, o la agresión y siempre el desprecio popular.

Es la base, para empezar, que se ilusione por enseñar siendo un contrapunto de la sociedad y no siervos de los miedos ideológicos de políticos y un cuerpo de inspectores absolutamente desfasado, inútil y contraproducente (salvo en disyuntivas legales). El profesorado está para que sus hijos tengan curiosidad, para que les transmita sin piedad lo que sabe con independiencia de lo que ustedes consideren como tutores; la libertad de su hijo, nuestra democracia reside en valorar el trabajo docente y que quienes pasen por las aulas sepan que saber, estudiar, memorizar, escribir, interpretar, analizar, calcular, trabajar redunda en la posibilidad de elegir entre más cantidad de modelos de vidas y pensamientos, da oportunidades, por eso es un error disociar Cultura y Conocimiento, al colegio o al instituto se va a luchar contra la tradición recibida porque no hay Cultura sin Conocimiento, pero tampoco Conocimiento sin la Cultura: si la Cultura no sirve para vivir, no es más que una cultedad pedante, snob y ultraconservadora, aunque se disfrace usted de listilla o tipo refinado.

¿Reaccionará el profesorado?

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