Suiza ha sido protagonista en la última semana por el terremoto provocado por la quiebra de uno de sus símbolos nacionales, el banco Credit Suisse. Por otro lado, a diferencia de lo que ha ocurrido en España con el Banco Popular, el Estado estuvo presto para evitar una grave crisis financiera y UBS compró a la entidad.
Sin embargo, también en estos días, hay una gran noticia en referencia a bancos y es la creación por parte de unos científicos de un banco global de heces que tiene como principal pretensión la preservación de diferentes especies que están en peligro de extinción.
La mejor manera de conseguir ese objetivo es, según estos científicos, depositar las heces y otros restos biológicos en una gran bóveda situada en Suiza.
En esta iniciativa, que podría parecer absurda, participan las más prestigiosas universidades del mundo porque el mantenimiento de esas bacterias en peligro de extinción servirá para crear nuevos tratamientos contra enfermedades crónicas como el asma o la obesidad.
Esta pérdida de diferentes tipos de bacterias que son claves para la vida humana está claramente relacionada con el crecimiento de esas enfermedades crónicas no transmisibles, sobre todo en las zonas urbanas de los países más desarrollados.
Otro de los factores que está provocando esa extinción silenciosa de varias especies de bacterias es el abuso en el consumo de antibióticos.
No se trata de una locura de un grupo de científicos. El banco de heces tiene como función principal evitar la propia extinción de la raza humana que, con la desaparición de este tipo de microorganismos que viven y se desarrollan en nuestros cuerpos, avanza de manera imparable.
Al fin, un banco dará un servicio beneficioso a la humanidad. Y, como no podía ser de otra forma, sólo de podía ubicar en Suiza, el paraíso de los bancos.
