Deseábamos ¡con tanto anhelo reunirnos con nuestra familia y amigos!…pero vinieron DELTA y ONICRON, más la irresponsabilidad de muchos jóvenes, adolescentes y no tan jóvenes, a echar por tierra toda nuestra ilusión.
Teníamos ¡tal necesidad de volver a abrazarnos, a reír, a cantar, a ser felices! que se nos truncó en las mismas puertas de la Navidad, causandonos más tristeza y frustración de la que ya teníamos. Y todo a nuestro alrededor se ha transformado en COVID, han enfermado niños, jóvenes, mayores y adultos. Y los hospitales se han vuelto a llenar, las UVIS han vuelto a estar a punto del colapso.
Esto no es ninguna broma, hay seres humanos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo y amigos, que nuevamente se están debatiendo entre la vida y la muerte, y en el mejor de los casos, luchando por salir de la UVI con muchas secuelas que les acompañaran de por vida.
¡No hemos aprendido nada!, seguimos siendo insolidarios, nos sigue faltando la empatía y el respeto a los demás. Y eso que esta vez, los contagios han llegado a todas las familias y rincones de tu ciudad o pueblo, raro es que no conozcamos a alguien o a muchos infectados.
Mientras tanto, nuestros políticos, están jugando en sus guerras particulares por el poder. Algunos pensaréis que mi visión es pesimista, pero por una vez creo que mi visión es la de muchos de nosotros que estamos asqueados, viendo como la mayor parte de nuestros políticos se miran el ombligo, mientras en las calles hay desesperanza, incertidumbre, ansiedad y pocos motivos para la sonrisa.
A los políticos, sólo puedo deciros: ¡Dais asco, vergüenza ajena, nos habéis defraudado, engañado, poneros las pilas si no queréis ser los presidentes de los porcentajes más bajos de población de toda la historia de este país! ¡Con mi voto, no contéis, me avergüenzo de vosotros, no me merezco políticos tan malos!