sábado, 27abril, 2024
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Sainete bufo

Vicente Mateos Sainz de Medrano
Vicente Mateos Sainz de Medrano
Periodista y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas.
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análisis

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Penúltimo acto de la obra “La implosión del PP”. Casado, sin entender por qué, pierde el poder, aunque aún se aferre a él con uñas y dientes, acosado y derribado por los que hace diez minutos le llamaban Presidente. Ayuso, exacerba hasta el paroxismo el papel de víctima achuchada por aquel al que abrazaba por colocarla en la posición de privilegio en la que habita, escondida tras su mirada y media sonrisa sardónicas que ocultan sus vergüenzas: la Fiscalía Anticorrupción, de momento, ha abierto diligencias por el contrato del que se benefició su hermano. Las ratas, que siempre las hay en toda lucha de poder, Almeida (el más significado), huyen de la escena abominando del papel de lacayos del jefe en el que se han sentido felices. Se apodera del escenario, tras años de amagar, un hombre pusilánime que la crisis coloca como primus inter pares: Feijoo, que revestido de una seriedad impostada al borde del enfado – para darse fuerza así mismo –, controlará la voladura del partido que ya no aguanta ni apuntalado, por efecto de las peleas intestinas y el cáncer de la corrupción que ha hecho metástasis; sin dejar de mirar a su espalda porque la ambiciosa Ayuso no sabe de pactos.

Lucha de poder pura y dura, “quítate tú pa ponerme yo” (como dice la afamada canción), porque son los egos de los personajes los que definen el mensaje de este sainete en el que ninguno de los protagonistas pone sobre la mesa una idea de futuro, un plan, una propuesta para dar salida a la crisis: salvo su ego. Estela que marcó Casado, cuando en 2018 llegó al poder del PP, sin más proyecto político que el auto convencimiento de que voy a llegar a la Moncloa: porque sí, porque me toca, sin necesidad de tener un programa para la sociedad que quiero dirigir. Por el camino la obra teatral se ha ido convirtiendo en un sainete de histriones que han desdibujado la estructura política que les sujeta: el partido, que, inane de todo, necesita como el comer, una Refundación.  

Refundación que renueve el discurso en línea con la derecha conservadora europea (que el PP no ha hecho nunca); que limpie el sedimento franquista que aún anida en sus filas; que abandone la idea de que si no tengo el poder es porque me lo han robado; y que deje de ver al oponente político como un enemigo al que hay que destruir. Una derecha moderna homologable a la europea, con un mensaje de lucha contra la corrupción que pasa por el cambio de unas siglas manchadas por las decenas de casos conocidos y sentenciados. Tarea que exige poner luz a los presuntas corruptelas y amiguismo que asedian a la auto titulada lideresa Ayuso, que no se puede ir de rositas poniendo cara de niña asustada acusada injustamente.

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