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Rusia se estanca en Ucrania en medio de una grave crisis interna y regional

El paseo militar que pronosticaban los estrategas del Kremlin y los altos mandos militares rusos, quienes le aseguraron a Vladimir Putin de que se produciría una rápida victoria en la guerra contra Ucrania, ha quedado en nada de nada. Aguas de borrajas, que se dice vulgarmente. Tanto los altos mandos militares rusos como los políticos más influyentes del régimen erraron el tiro y subestimaron la capacidad defensiva de los ucranios, también su coraje y fuerza para resistir al enemigo

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Ya no es una sensación o algo subjetivo, sino que es la cruda realidad constatada sobre el terreno con datos y hechos fehacientemente comprobados. Las señales son evidentes: el Kremlin ha retrasado sine die la consulta para anexionarse el Donbás y los ucranios parecen haber arrebatado algunas aldeas a los rusos. Según fuentes ucranias, 30 asentamientos hasta ahora en manos rusas podrían haber sido arrebatados por sus fuerzas y continúan los avances, casi imparables, en Jersón y Járkov.

El último informe del prestigioso Institute Study of War, un think tank estadounidense, señala que las fuerzas ucranianas continuarían «logrando avances impactantes en el Óblast de Kherson y degradan constantemente la moral y las capacidades de combate de las fuerzas rusas en esta área». 

Por otro lado, esta misma fuente también también asegura que «el mando militar ruso puede estar suspendiendo el despliegue de unidades recién formadas en Ucrania debido a las recientes pérdidas rusas y al deterioro general de la moral«.  Para este instituto de investigación, «las fuerzas rusas no logran reforzar la nueva línea de frente luego de las ganancias de Ucrania en el Óblast de Kharkiv oriental y están huyendo activamente del área o reubicándose en otros ejes”.

A este estado de cosas, ya de por sí adverso para las fuerzas rusas, fuentes de la inteligencia británica señalan avances de las fuerzas ucranias en el Donbás y que incluso podrían llegar a recuperar la ciudad de Izyum en las próximas jornadas. También hay problemas en los frentes de Jersón, a orillas de mar Negro y muy cerca de la emblemática ciudad de Odesa, y en la región de Járkov, donde se asiste una desbandada de la fuerzas rusas, que en su huida abandonan armas, municiones e incluso tanques.

Problemas para Putin en el frente interno

El Ministerio de Defensa ruso no informa oficialmente de la situación en el frente ni de las bajas que se producen en sus fuerzas militares, aunque fuentes ucranianas las elevaban en estos días por encima de los 52.000 militares fallecidos, una cifra superior a todos los caídos en combate en la guerra de Afganistán (1979-1989). Además, la moral rusa podría estar por los suelos tras los últimos tropiezos en el frente de guerra y esta situación ha provocado que centenares de soldados hayan desertado hacia Moldavia y la misma Rusia, incluso en coches y transportes robados en Ucrania. La Unión Europea (UE) está estudiando cómo dar protección a estos desertores.

También en el frente interno le surgen problemas a Putin y el reciente manifiesto de 85 concejales de Moscú, San Petersburgo y Kolpino exigiéndole su dimisión al máximo líder ruso, en un gesto valiente e insólito, revela hasta que punto algo se está moviendo en la monolítica sociedad rusa.

En este documento, que podría costarles a estos concejales un proceso por parte de las fuerzas de orden sumisas a Putin, exigen a la Duma estatal de la Federación Rusa la destitución de Putin por traición la patria debido a la agresión e invasión de Ucrania. «Estamos en contra de matar ucranianos, desmilitarizar Ucrania es absurdo y encima ha pasado lo contrario, ahora tiene más armas«, aseguraban los firmantes del manifiesto. También se responsabilizaba a Putin de la crisis que el país atraviesa  debido a que «su modelo de gobierno está irremediablemente desactualizado y obstaculiza el desarrollo de Rusia».

Aunque en otra dirección política,  el líder de los comunistas rusos, Gennadi Ziuganov, ha exigido una movilización total del país para ganar la “guerra”, rompiendo el tabú que existía hasta ahora en que la misma se reconocía como simplemente una “operación especial” en la neolengua oficial del régimen de Putin, y un esfuerzo mayor en toda la sociedad para derrotar a los ucranios, en un guiño a los sectores más duros del ejército ruso y de la alta oficialidad del mismo, que ha llegado a reclamar hasta la pena de muerte para los desertores y los “traidores a la madre patria”.

Aparte de este frente interno ya de por sí algo revuelto, el estallido de la guerra entre Armenia y Azerbaiyán le llega a Putin en el momento más crítico de la invasión de Ucrania. El papel de Rusia en el conflicto de Nagorno Karabaj es determinante e incluso tiene una fuerza de paz en el territorio conformada por 2.000 soldados rusos.

La crisis, en la que ya han muerto medio centenar de soldados armenios y un número indeterminado de azeríes, se convierte en otro quebradero de cabeza para Putin y quizá no es algo casual. Azerbaiyán, que es aliado tradicional e histórico de Turquía, podría estar aprovechando la debilidad del Kremlin para arrebatarle más territorios en esta región siempre en disputa a Armenia, un aliado fiel y estratégico de Rusia en la zona, en un nuevo y claro desafío a Putin. La guerra todavía no ha concluido y constituye un nuevo frente para Moscú que complica aún más el tablero regional. Quien sombra vientos, recoge tempestades, como dice el viejo adagio popular.

En cualquier caso, no cabe duda que Ucrania tiene ahora la iniciativa en la guerra y que Moscú ha perdido su capacidad de recuperarla a estas alturas. El ejercito ruso ha mostrado todas sus carencias en esta guerra y ha revelado ser poco funcional, preparado, moderno y eficaz. “En contraste con los ucranianos, el comando ruso demuestra una falta de flexibilidad, recurre a métodos de guerra obsoletos, no saca lecciones adecuadamente. El ejército ruso, que hasta el comienzo de la guerra en Ucrania era considerado uno de los más poderosos del mundo, ha demostrado hasta ahora capacidades operativas no muy impresionantes”, señalaba recientemente con mucho acierto un editorial del periódico Noticias de Israel.

Para concluir, hay que señalar que esta situación crítica para el ejército ruso hace más peligroso a Putin. La falta de solvencia y la baja capacidad operativa de las Fuerzas Armadas rusas podría conllevar el riesgo que se facilitase una escalada hacia lo nuclear, quedando sobre la mesa la posibilidad de que se utilizasen armas nucleares tácticas llegado el caso de una situación desesperada o una derrota inminente. Atentos a los próximos días, las espadas siguen en alto.

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1 COMENTARIO

  1. Lo del paseo militar es mas bien un eufemismo pensado y publicado en los paises siervos de EEUU.Si Rusia no ha efectuado ese paseo es simplemente porque no ha querido hacerlo,ellos sabran el porque,porque armamento y capacidad para ello tiene.
    Demasiado bueno ha salido Putin,yo habria cortado el gas a Europa,esa que le ha impuesto sanciones bajo ordenes de EEUU,hace ya 3 meses.Pero bueno,quizas tambien eso esta pensado por el Kremlim.
    Si Rusia saca todo su potencial,ya puede Ucrania y el antidemocrata Zelenski echarse a temblar.

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