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Robert Redford: Un hombre y un destino

El actor estadounidense cumple hoy 84 años

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análisis

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El destino de Robert Redford es un caballo que el actor, que hoy cumple 84 años, ha montado y guiado por dónde le ha dado la gana. El rubio con ojos azules más famoso de la historia del cine del siglo XX. El rostro del Hollywood comprometido de los años 70. Aquella época convulsa que produjo los mejores thrillers políticos dirigidos por aquella generación de directores liderada por Arthur Penn, Sydney Pollack y Alan j. Pakula. Este último le dio al actor californiano uno de sus papeles memorables: el del periodista  Bob Woodward, uno de los artífices de aquel hito periodístico llamado el caso Watergate.

Algo más que talento interpretativo

Artista comprometido

El compromiso de Redford se manifiesta en todas las áreas de su vida. En la privada: construyendo una familia que para él siempre es lo más importante; en la pública: implicándose, abiertamente, con el sector más progresista de EEUU y con la protección del medio ambiente; y en la profesional: cuidando su trabajo como actor y director y apadrinando a uno de los certámenes con más solera de América, el festival de Deauville.

La pérdida

El rostro de Redford parece el de alguien a quien la fortuna le ha sonreído. Pero el actor americano vivió en sus carnes dos de las peores cosas que puede vivir un ser humano: quedarse huérfano siendo muy joven y perder a un hijo. Quizá esos sucesos impregnaron en su mirada esa fuerza expresiva que el actor luce en momentos irrepetibles como el final de la legendaria película, de Stuart Rosenberg, Brubaker. Esa mirada que supera a cualquier línea de guión a la hora de transmitir emoción. Pero Redford tiene algo más que talento interpretativo. Posee el brillo y la energía de las estrellas. Esos personajes tocados por una varita que cuando se ponen delante de una cámara eclipsan a cualquiera.

Un jinete libre y salvaje

Si algo bueno ha representado EEUU y la industria cinematográfica más independiente ha sido esa capacidad del hombre de controlar su destino. Un hombre que, lejos de ser un individualista, coopera con la sociedad y comparte lo que tiene. Robert Redford  empezó luchando con un destino que le manejaba a su antojo. Siendo un muchacho, vinieron la crisis existencial y los problemas con la bebida, pero a los 20 años lo superó. Y a partir de ese momento se convirtió en un jinete que controla su destino porque sabe a dónde quiere ir. Porque sabe que desde esa libertad se puede ayudar a los demás y al entorno. Porque sabe que al final se trata de un hombre y un destino.

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