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Retazos de vida

Cruz Galdón
Cruz Galdón
Escritora
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análisis

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He leído en alguna columna de opinión que la literatura de la columna no es una abstracción de la vida, sino la misma vida. Para mí es el azúcar que endulza los tiempos en los que, desinteresadamente y abandonada a la visión del folio en blanco, salen pensamientos y sentimientos evocados por mi día a día. Y al mismo tiempo, por el devenir de las vidas de otros que me rodean.

Cuando leo las palabras maravillosamente encajadas de otras personas doctas en la materia es como si me ofrecieran el migajón del pan recién hecho, alimentando así mis ganas de saber o sentir. Únicamente el que ha leído, el que siente emociones, el que se pierde en un texto deseando que no termine, el que bebe la savia de la fuerza de las metáforas entra en el saber y el alma de la escritura.

Decía el poeta granadino Luis García Montero: «quien no quiso caer en la mentira, no sea injusto desde la verdad». ¡Una frase perfecta! Escribir desde la verdad es un ejercicio harto complicado, a veces doloroso y en ocasiones, hiriente. Porque lo escrito deriva del pensamiento y este lo trasmuta al sentimiento, atrapando recuerdos, extrayendo culpas y arrepentimientos y haciendo de película visionada con los ojos cerrados sobre lo que queríamos haber vivido. Y en esa invasión de neuronas y hormonas cortocircuitadas, una debe ser justa desde la verdad de lo contado.

Cuando leo lo escrito y publicado, no me reconozco como autora de mis letras; una vez escritas en el temperamento creativo en el que mis dedos teclean según lo dictado por las musas, ya no me pertenecen. Es relatado por y para el mundo, para ser degustado, absorbido o desechado. Y ahí viene la parte más limitativa de esta verdad de vida que es escribir, la crítica. Esa que limita voluntades, ilusiones y fortalezas. Porque al expresar la vida misma te expones a ella, con nombre y apellidos. Pero creedme si os cuento que tanto en las buenas como en las malas, la excitante valoración hace que bombee más mi corazón y que la sangre se acelere por todo mi cuerpo. Y eso es estar viva. Por eso escribo; sin grandes expectativas y con la ilusión de hacer valer la realidad, lo pequeño, lo que es verdaderamente necesario para vivir, que no sobrevivir, y leer lo es, en todos sus géneros.   

La literatura es libertad y herramienta formadora de conciencias, es el motor del progreso, el espíritu inquieto que mueve el inconformismo o ensalza la belleza. Es realidad adornada o despojada de abalorios para impactar y explotar en el papel o en la pantalla. San Isidoro, en sus Etimologías,dijo: «Las letras tienen tal fuerza que nos hacen oír, sin voz, el habla de los ausentes».

Escribir una columna, un libro, un relato o una carta es parte de la vida de aquellos que necesitamos respirar en palabras, hacer soñar con nuestras metáforas y enamorar vuestros ojos con sólo una frase.

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1 COMENTARIO

  1. Apegado a lo que entiendo como una buena costumbre, el domingo bien temprano, mientras bebo el primer café de la mañana, busco afanoso las palabras de Cruz Galdón dibujando las hojas que fueron blancas.
    Al encontrarlas, imaginando que me hablan y con un dejo de placer desde el comienzo de su lectura, compruebo que a medida que avanzo, mientras asiento sin reparos ante sus frases, la alegría interior que juega escondidas, se manifiesta de manera rotunda para hacer que a mi boca asome una sonrisa mientras continuo desandando el texto escrito, haciendo que el corazón y el alma también sonrían plenamente llenándose de vida.
    Porque, a no dudarlo, los sentimientos que se desprenden de las palabras de Cruz, las recibo orladas de una emoción diferente a otras emociones que aparecen esporádicamente en derredor de todos los mortales y en mi vida.
    Aún hoy, luego del descubrimiento de las Cartas, sigo tratando de descifrar la felicidad que me provocan los textos que Cruz Galdón escribe con calidez y maestría para ayudarme a seguir en el camino.
    Gracias Cruz Galdón por ser y estar. Un abrazo efusivo, grande, de quién, como yo, aunque lejos geográficamente, te siente en su cercanía.

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