El médico investigador Boris Pérez se encontraba leyendo sobre la religión Jedi. El movimiento Yedai, o Jedi, aparece a partir de la saga de la Guerra de las Galaxias, y se desarrolla con base en las enseñanzas de los Caballeros Jedi de esas películas, en las que aparecía el Maestro Yoda, que siempre andaba por ahí haciendo el Yoda, es decir, yodando, gerundio del verbo yodar si existiera, pensó Boris.
Este movimiento ha crecido y en este momento tiene solicitado su reconocimiento como religión oficial en varios países. En el censo más reciente elaborado en Inglaterra, un total de 390.127 personas declararon profesar la religión Jedi o Yedai, superando el número de seguidores de religiones como el judaísmo o el budismo, y confirmándose como la cuarta religión del país. Con estos datos los yedaistas ingleses pueden sentirse orgullosos (incluso como para celebrar el día del orgullo Yedai).
El Yedai cree que todo proviene de la Fuerza, que a su vez es la energía creada por todas las cosas, todo lo que nos rodea. Boris recordó que en todas las películas americanas tiene que haber un malo, a ser posible de otro color para distinguirlo bien. Así en las películas del oeste el malo era el piel-roja, en las de guerra los japoneses (piel-amarilla), y siempre el tema de los piel-negra en las películas sobre racismo. En esta ocasión, y aunque la fuerza fuera una energía, se la dotó de un lado oscuro (otro color) para crear la parte mala.
Aprovechando esta época de Comuniones, Boris recuerda que no existen tales en la religión Yedai, y en cualquier caso con una espada láser de plástico, la juventud Yedai es feliz.
Boris concluye que a él le parece bien cualquier movimiento o religión que predique que hay que ser buena gente. Como parece que es el caso, no duda en dar la bienvenida a esta nueva religión Yedai, con el mejor deseo que puede proporcionarle: que la Fuerza le acompañe.