La posibilidad de que el Reino Unido y la Unión Europea lleguen a enero de 2021 sin un acuerdo para una nueva relación económica es un escenario muy real y el Gobierno británico lo demostró el jueves amenazando con abandonar las negociaciones con Bruselas en junio si no se han realizado progresos suficientes entre los dos bloques para entonces.
«El Gobierno espera que, para ese momento, las líneas generales del acuerdo sean claras y probablemente se finalicen rápidamente en septiembre», afirman en el documento que contiene las prioridades de acción del ejecutivo para negociaciones técnicas, que comienzan la próxima semana con los 27.
De no ser así, en la cumbre de junio el Gobierno decidirá si desvía la atención del Reino Unido de las negociaciones y se centra únicamente en continuar los preparativos internos para salir del período de transición de manera ordenada.
El período de transición, en vigor hasta finales de diciembre de 2020, y establecido por el acuerdo Brexit, contempla que el Reino Unido continúa beneficiándose de todas las ventajas del mercado único europeo y respetando todas las obligaciones de los Estados miembros, a pesar de de estar fuera de la UE desde el pasado 31 de enero y no haber estado representado en las instituciones europeas desde entonces.
Dado que el Gobierno de Boris Johnson «no extenderá el período de transición», en caso de no acuerdo, las normas y aranceles de la Organización Mundial del Comercio se aplicarán automáticamente a partir de 2021 en las transacciones entre los dos bloques.
El documento de 30 páginas oficializa la posición que el Primer Ministro ya había tomado a principios de este mes, cuando garantizó que el Reino Unido no está obligado a cumplir con las normas europeas, desafiando abiertamente la demanda de la UE de una situación de igualdad de condiciones.
Londres quiere «recuperar su libertad reguladora» y, por lo tanto, también rechaza la jurisdicción del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas en territorio británico.
