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¿Qué les pasa, a los jóvenes y mayorcitos treintañeros?

José Amestoy Alonso
José Amestoy Alonso
Escritor y profesor licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza. Sus líneas de investigación son Climatología, Medio Ambiente y Tercer Mundo.
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análisis

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¿Dónde  están los valores  humanos de la juventud?

Recuerdo, que las familias en los postres, el abuelo o el padre nos hablaban de valores humanos, respeto así mismos, a sus amigos, a su familia, a las personas en general y a todos los seres vivos, de Derechos  Humanos, de Democracia, de respeto a los demás  y a los mayores, de ayuda a los menos  favorecidos por la fortuna, nos explicaban lo que es solidaridad, justicia, paz, empatía, amistad, gratitud y de los derechos  de los demás no sólo de los derechos de unos pocos, y un sin fin de valores.

La pregunta que  subyace  hoy, después de lo que  estamos viendo el comportamiento en esta larga pandemia, de los que lleva  el título de este artículo, dónde  están todos los valores citados y otros ?

Acaso los jóvenes de la Ribera del Sena, de las praderas inglesas, de los prados londinenses y praderas suecas, o los del centro de Madrid franceses  y españoles, o las fiestas de Málaga, Barcelona, Murcia Cartagena, Zaragoza, o los forofos o tifosis del fútbol y finales de la copa del rey, y los alemanes en Baleares o las Fiestas en pisos turísticos de Madrid, o Barcelona y otras ciudades en España y Europa o Hispanoamericanos, etc, se preocupan por no expandir las variantes de SAR-CoV-2? !!!NO!!!

Luego, contagian a las familias o amigos y son los primeros, a decir de los médicos de urgencia, que ruegan que les salven la vida cuando se han infectado. Para ello, SÍ piden que les ayuden a pasar la infección.

Es que solo les importa la diversión, la borrachera, las sustancias, sin pensar en las consecuencias de sus actos?

Que hay juventud sana es una verdad irrefutable, pero predomina, por lo que vemos, los que nunca han tenido respeto por los demás, sean jóvenes, maduros o mayores, los que si alguna vez los han tenido [valores] se han olvidado de ellos; aquí, y allí, solo sirve «hacer lo que me da la gana y punto».  Y que conste, que los adultos y mayores hemos sido jóvenes, y hemos luchado por la LIBERTAD Y LA DEMOCRACIA, a la vez que levantamos este país tan chungo. Y nos gusta divertirnos, faltaría más, y lo hemos hecho pero procurando respetar a los demás, y hoy, somos los primeros en cumplir las normas y quedarnos en casa cuando las autoridades lo han pedido; pero, !ojo!, las normas son para cumplirlas todos, seamos jóvenes, adultos o mayores.

Antes los padres educaban  en casa y tenían respeto por los profesores,  se dejaban orientar y la educación  de sus hijos la combinaban con la que los profesores les daban a sus  hijos. Y no estoy hablando del profesor retrógrado? Si no de una  época posterior. Se entiende, no?

La actitud nefasta de algunos jóvenes, hoy mayoría,  hay que inscribirse en un problema sociológico y psicológico. La Sociología tiene aquí un campo inmenso de estudio.

En este sentido, <<las sociólogas y sociólogos, centran su atención primordialmente en los seres humanos tal y como estos aparecen en la interacción social, o sea, como actores que, en su comportamiento, se tienen en cuenta unos a otros. Los principales sistemas o unidades de interacción que interesan a los sociólogos son los grupos sociales, tales como el grupo familiar o el grupo de iguales; las relaciones sociales, entre las que se encuentran los roles o papeles sociales, las relaciones diádicas y las organizaciones sociales, desde las más formalizadas y burocráticas (gobiernos, sociedades anónimas y sistemas escolares, p. ej.) hasta las típicamente territoriales (comunidades locales, escuelas, fábricas, iglesias, etc.), que forman parte integrante de esas comunidades>>.

La actitud de estos personajes, el comportamiento, los roles, el grupo familiar, los grupos sociales dejan mucho que desear. Cada grupo que hemos visto actúa a su manera, a su interés personal, y sin importarles un ápice que sus padres, amigos, familiares se infecten con el virus, o hagan ruido, etc.

Es un comportamiento incívico, incorrecto. Van, como se dice en su argot, a su bola. Es la moral del cerdo. «Me pongo a tope hasta que se me sube a la moña y luego a dormirla». Son gente hedonista.

El hedonismo es una doctrina moral que establece la satisfacción como fin superior y fundamento de la vida. Su principal objetivo consiste en la búsqueda del placer simple y natural que pueda asociarse con el bien evitando el dolor. El placer por el placer.

«Según la psicología, el hedonismo sostiene que la única acción o actividad que son capaces los seres humanos es la búsqueda del placer para evitar el dolor o la infelicidad. Todas las acciones que emprende el ser humano son con el objetivo de buscar placer y menos dolor, y es ello lo que fomenta la acción humana».

Pero que lleva a los jóvenes al hedonismo? Fundamentalmente evitar la infelicidad, evitar el dolor; pero, ¿qué infelicidad? ¿Qué dolor? ¿El producido por la falta de trabajo?

Es posible que esa sea una causa, pero sólo es esa? !!!NO!!! En nuestra opinión los valores, no se pierden, sopena que grupos políticos les induzcan a ello.

Además, desde pequeños se les ha dado todo y ahora no entienden de normas ni de restricciones; no valoran el esfuerzo, no valoran el trabajo, no valoran los consejos de los mayores.

No voy a insultar les, faltaría más, otros sí lo hacen. El problema es lo suficientemente importante como para un análisis pormenorizado psicológico y sociológico.

En los tiempos en que estamos, aunque los padres les hablen de la gravedad del virus, les importa un pito y piensan, «mientras no me toque a mí» y pasan olímpicamente; eso sí, lo que sí hacen es pedirles dinero y si los padres se niegan, los chillidos y disgustos corren por doquier, y al final, después de la bronca, se llevan una «pasta» gansa.

No es normal lo que vemos en televisión: aficionados o tifosis bilbaínos pegándose con la policía de Euskadi. La masa de forofos era inmensa, miles……esto es un ejemplo más de incivismo.

Estos sucesos podrían entenderse en una sociedad sin pandemia, como un acto de euforia, pero en las circunstancias en que vive la humanidad afectada por las variantes del SAR-CoV-2 no es normal que ocurra. Cómo no es normal, que politic@s lo justifiquen, pues con dicha actitud lo que provocan es un efecto «llamada», y quiénes no son maduros caen en sus redes, y lo hacen con la finalidad de buscar votos para seguir en el machito, alegando la palabra LIBERTAD y ECONOMÍA para unos y para otros.

Se está, con ello, fomentado que vengan de otros países jóvenes sin valores, porque no es sólo en España donde no los  tienen la mayoría de mozalbetes, que se creen que son más machotes y más hombres, y están con su comportamiento en la adolescencia, de la que no han salido, sino también aquell@s que vienen de fuera y demuestran que no van a los museos sino que vienen a este país bananero a divertirse porque en el suyo no les dejan porque tienen normas que cumplir. Aquí todo vale.

Sociológicamente hablando, ¿no será que la sociedad, en general, y los jovenzuelos en particular, está en decadencia? Que tenemos una clase política, salvando a algun@s, mediocre que no sabe dirigir? Que la sociedad mundial está enferma, pero no del COVID-19, que también, sino de un neoliberalismo que todo se traduce en hedonismo, empezando por los más altos?

Con esta mentalidad, esta juventud, es el caldo de cultivo de los movimientos políticos ultraderechistas europeos y de España.

O se pone solución ya a las Copas o mañana pintan Espadas o Bastos, los Oros se los siguen llevando los «altos».

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1 COMENTARIO

  1. Tú sí que tienes moral de cerdo, con tu casa pagada y tu piso seguramente revendido por 10 veces lo que te costó, o alquilado a unos jóvenes rentabilizandolo en 3 o 4 años de alquiler. Con tu pensión garantizada, cosa que nosotros no tendremos. Que los jóvenes hagan lo que consideren, que son mayorcitos. Si nadie se preocupa por ellos, ellos no tienen que preocuparse por nadie. Y más cuando los mayores presionáis sus cuellos con vuestra bota.
    atpc.

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