viernes, 26abril, 2024
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Presunción de negacionismo apestoso

David Márquez
David Márquez
Escritor de artículos y ficción. Colabora con diversas publicaciones periódicas y ha publicado: ¿Y? (microrrelato) y DAME FUEGO (el libro) (microrrelato, poesía y otros textos), ambos trabajos inconfundiblemente en línea con el pensamiento y estilo que manda en sus artículos, donde muestra su apego a la libertad total de ideas, a lo humano y analógico, siempre combativo frente a cualquier forma de idiotez. amazon.com/author/damefuego
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análisis

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Parece ser que ahora en España un señor P., maestro de ceremonias de informativo, puede reiteradamente sostener la afirmación “comienzan las restricciones para los negacionistas”, tal cual, sin precisiones ni conocimiento, incluyendo en el paquete a todo no-vacunado, ostente o no carné de negacionista. Y parece ser que un señor M., investido de la máxima Autoridad Mediaticia, pero esta vez al volante de un magazine guay, puede opinar favorablemente sobre la asignación del término “apestado” a todo aquel ciudadano español que libremente ha decidido no inocularse el compuesto, o la mezcla.

Me pregunto si he de considerar negacionistas a todos aquellos de mis conocidos que, habiendo llegado a la segunda, se cierran ahora en banda a inyectarse la tercera. Son unas cuantas y otros tantos. ¿Qué me dice, señor P.? ¿Sería correcto, señor M., diagnosticarlos como apestados merecedores de reclusión? ¿Qué dirán ustedes, mister M. y P. cuando, tras quedar satisfechos los oscuros deseos del señor Consigliere “tomándose el sabio ejemplo de Austria” y encerrándose a los negacionistas y apestados, siga en alza la “incidencia”?

Lejos de indagar a fondo y seriamente la posibilidad de que las vacunas no funcionen, o lo hagan en otro sentido, o simplemente ajustándose a sus mismas previsiones (“no evitan contagiar o ser contagiados” ¿recuerdan?); lejos de constatar si es que miles de resfriados y griposos vacunados no estarán colapsando las urgencias, víctimas de propias y ajenas paranoias; lejísimos de entrevistar a alguno de esos 77.000 sanitarios (¿no serán más, o menos?) para preguntarle, abiertamente y sin prejuicios ni presiones, el porqué de su decisión; renunciando a todas estas posibilidades, ¿persistirán ustedes en su trasnochado discurso, mister P., M. y Consigliere, acusando a negacionistas y apestados, a aquellos que no llevan la tercera ni la quinta, de estar contaminando el aire desde sus indebidamente aislados domicilios? ¿Ordenarán, ex cathedra, su internamiento en instituciones y campos ex profeso? ¿Me incluirán a mí también en el paquete, sin saber si estoy o no vacunado, inmunizado o testeado, por el simple hecho de escribir este artículo? ¿Son ustedes conscientes de que el público ya-no-tra-ga, por mucho que les vean ahí, soltando sus paridas en la tele, tele, ele, el…? ¿Se encuentran bien?

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