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Por una nueva ilustración

José Antonio Vergara Parra
José Antonio Vergara Parra
Licenciado en Derecho por la Facultad de Murcia. He recibido específica y variada formación relacionada con los trabajos que he desarrollado a lo largo de los años.
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análisis

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Sólo tengo la palabra y confío que sea tanto o más valerosa que la espada. Confieso una abisal preocupación; por mis hijos y por los hijos y nietos de todos ustedes. Me aterra cuanto veo; de cómo la fatalidad, de ser tal, ha de convivir con la vileza, la maldad, la negligencia y la mediocridad. Y de cómo éstas se han instalado en la política, las finanzas y los medios de comunicación. Estigmas que demuestran la decadencia de estos tiempos. Pocas veces me he sentido más lúcido y angustiado al mismo tiempo y ojalá mis palabras sean testimonio fidedigno de este estado.

Verán.

El origen, expansión y asentamiento de la pandemia es de una extrañeza que asusta. Pero más estremece el silencio de los principales actores internacionales que, desde el umbral de la enfermedad del pueblo hasta el día de hoy, han mantenido actitudes y articulado relatos desconcertantes éstos y esotéricas aquellas. Diera la sensación de que un grupo muy reducido y muy poderoso conociera el qué, el cómo y el porqué; y no pareciera inclinado a compartir esa información.

Vayamos a lo doméstico, a España que, aunque la quieren globalizada o diluida, es lo que tengo más a mano y más cerca del pecho. Allá cada cual con sus fobias y fibias políticas pero si conceden un instante al análisis objetivo y desapasionado de los hechos, concluirán que la gestión de la pandemia por parte del Gobierno de la Nación ha sido manifiestamente mejorable. España no está sola. Estados Unidos, las principales potencias europeas y la mismísima Organización Mundial de la Salud  dejan dos únicas salidas a la razón: o hay que descambiarlas por su ineficacia o sirven a otro señor al que, todavía, no nos han presentado.

Las dificultades revelan la cara pero también la cruz de un gobierno que pretende tapar sus vergüenzas con ardides más propios de camorristas de bajos fondos que de caballeros de honor y altos ideales. Tampoco en esto está solo el Gobierno. El principal partido de la oposición y algunos importantes medios de comunicación le acompañan en esta travesía de fango pegajoso y maloliente. Se suman, como era previsible, todos aquellos corpúsculos nacionalistas, secesionistas y etarranduskos que, ante la astenia de la nación española, ven la enésima oportunidad para sus delirios. Rajoy, quizá él no lo supo, hizo de ventrílocuo para la Historia al ser poseído por algún chauvinista periférico: “Cuanto mejor para todos y cuanto peor para todos mejor para mí; el suyo, beneficio político.” Pues eso Don Mariano; que desde dominantes y concéntricos planeamientos, el buitre carroñero olisquea la presa. Ante el mal de muchos, oportunidad para ventajistas. O eso creo que alguien quiso decir por su boca.

El 31 de diciembre de 2019, China comunica a la O.M.S. que 27 personas padecían neumonía de origen desconocido (la mayoría, trabajadores del mercado de marisco de la ciudad de Wuhan), y que siete de ellos se encontraban en situación crítica. Nueve días más tarde, la OMS confirma el aislamiento de un nuevo tipo de coronavirus en una persona hospitalizada. Ese mismo día, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades publica su primera valoración del riesgo en la que, entre otras cosas, dice: «Teniendo en cuenta que no hay indicios de transmisión de persona a persona y que no se detectan casos fuera de China, la probabilidad de introducción en la UE se considera baja, pero no puede excluirse» 

El día 13 de enero, Tailandia confirma el primer caso de COVID-19 fuera de China. La afectada era una mujer china de 61 años QUE NO HABÍA ESTADO EN EL MERCADO DE WUHAN, lo que confirmaba el contagio de persona a persona.

El mundo hubo de aguardar casi dos meses para que la OMS certificase lo que era una dantesca realidad: una pandemia que hasta ese mismo día había arrojado 125.865 contagios confirmados y 4.584 fallecidos, repartidos por 114 países.

Los servicios de inteligencia, además de jugar a los espías y ventilar las alcantarillas, ¿a qué dedican su tiempo? ¿Acaso a la guarda y custodia de secretos, no de Estado, sino de aquellos que deshonrosamente parasitan sus más altas instituciones? Quiero pensar que su tarea única y principal es el análisis, detección y neutralización de cualquier riesgo para la seguridad nacional.

Y la oemeese, ¿qué salud defendía?; ¿la de las personas o la de la mano invisible de Adam Smith? Ya lo advirtió Churchill cuando dijo aquello de: “Se le dio la posibilidad de elegir entre la guerra y el deshonor. Usted escogió el deshonor y tendrá la guerra.”

Miles de nuestros mayores, abandonados a su suerte, murieron sin una mano que asir, sin un rostro amigo; en la más insondable soledad. España no cerró sus fronteras ni canceló toda vía de comunicación exterior por tierra, mar y aire. Porque la vida les iba en ello (ministra del ramo dixit), el ocho emey otros aquelarres masivos supusieron el principio de una pesadilla que inquieta nuestro sueño y nubla el futuro. Y cuando la batalla parecía ganada, el mayoral de poses kenedianas, el rabadán del alto plumero nos animó a salir, a vivir, a disfrutar de un merecido estío. Un crack, el tío. Imprudencia negligente que traerá sufrimiento y carestía a millones de españoles. Él y otros como él estarán a salvo. Nada faltará a los señores que, como Nerón, tocarán el arpa mientras arde el horizonte. Cocinada la miseria vendrá la paguica  y el pueblo, cabizbajo y desnudo de toda dignidad, besará la mano que le da de comer.

Sobre el Pepé, entre otros dictámenes, sobrevuela el veredicto de un asunto muy turbio y muy grave.  Allá por enero de 2013, conocida la fortuna de Bárcenas en tierras helvéticas y poco antes de la publicación de los apuntes manuscritos de la caja B, los comisarios Villarejo y García Castaño (jefe, en aquellos tiempos, de la Unidad Central de Apoyo Operativo) iniciaron una misión de seguimiento al ex tesorero. No reiteraré los detalles profusamente publicados, al alcance de quien quiera saber y entender. El Pepé fue absuelto respecto de la destrucción de los discos duros de las computadoras genovesas, pues nadie pudo determinar si contenían canciones de Pimpinela y Manolo Escobar o pruebas delictivas. La imaginación es libre y la candidez también. Ahora, un tribunal habrá de esclarecer quiénes, cómo, por qué y por cuenta de quién el fedatario de letra cursiva fue objeto de seguimiento y quiénes, cómo, por qué y por cuenta de quién se rebuscó en la vida y haciendas del apuntaor de cabellera entrecana y procaz sonrisa. Gentes muy poderosas levitan sobre ascuas y la gaviota podría perder sus alas. José Luis Olivera, uno de los mandos policiales investigados, responde al alias de  el cocinero, razón por la cual otro enemigo del castellano bautizó a este melodrama como Kitchen. Mejor operación alcantarilla o cloaca o sumidero o desagüe. Epítetos españoles de mayor fuerza descriptiva.

Mientras España se cae a pedazos, peperos y socialistas han retomado el juego de las estampitas. Dicen que lo tienen casi cerrado. Diez vocales para el Pepé y otros diez, más el nombre del presidente, para el Pesoe. Si bien este último habrá de reservar tres de sus ases; dos para Podemos y uno para peneuvistas. Controlado el Consejo General del Poder Judicial y el Supremo sólo restará el Constitucional.

Otrora, las togas de puntillas y puñetas no anduvieron muy interesadas por la X de los GAL, la Y de lo de Banca Catalana o la Z del tres per cent. Y así deben seguir las ilustrísimas y reverendísimas incógnitas; sin que nadie muestre especial interés por despejarlas. Pero si mal andamos de matemáticas, de comprensión lectora muy justicos.

Unión, Progreso y Democracia, primero, y Ciudadanos, después, representaron una bocanada de aire fresco, una lozana esperanza para quienes deambulábamos en la intemperie política. La labor parlamentaria de U.P.yD. fue sencillamente espectacular. Ciudadanos, en  circunstancias muy hostiles, desarrolló una impecable oposición política en el parlamento catalán,  que se granjeó la admiración y respeto de lugareños y foráneos.

El bipartidismo, fuerzas invisibles y la torpeza de sus líderes y lideresas dieron al traste con sendos y fulgurantes destellos. Prescindir de Juan Carlos Girauta, Javier Nart, Rosa Díaz, Mikel Buesa, Fernando Savater o Carlos Martínez Gorriarán, entre otros muchos, es de una languidez que no admite exculpación.

Cada vez que la luz y la razón asoman por el ágora ateniense, las sombras y la rendición recompensada aplacan toda esperanza. Se avecinan tiempos difíciles y es la hora de la Ley Natural y de Nobles Corazones. Siempre lo ha sido.

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