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¿Por qué fracasa la izquierda europea?

Los resultados de las elecciones en Italia revelan que la izquierda europea atraviesa una seria crisis

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análisis

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Algo está pasando en Europa. Partidos considerados antisistema y tildados de extrema derecha, como los Hermanos de Italia (FDI), los Demócratas Suecos y el Frente Nacional en Francia, obtienen excelentes resultados en las urnas y en  el caso italiano gobernarán el país, uno de los países fundadores de la Unión Europea (UE). La izquierda italiana, como  ha pasado antes en otros países, casi desaparece del mapa político y se encuentra envuelta en una grave crisis de identidad.

Pero a este seísmo político ocurrido en Italia, que por cierto habían previsto todas las encuestas, no es ajena la izquierda española. En las últimas elecciones autonómicas celebradas en Galicia, Madrid, Castilla y León y Andalucía, la mitad de España en términos de censo electoral, la derecha obtuvo importantes victorias y propinó severas derrotas a la izquierda. Unidas Podemos quedó en estas cuatro comunidades autónomas reducida a una simbólico testimonio y los resultados vaticinan una segura debacle de cara a las próximas elecciones generales si no hay propósito de enmienda.

Al igual que le ha pasado a otras fuerzas de izquierda en el continente, como los socialistas en Alemania, Francia, Italia y Austria y a otras más minoritarias, el electorado de izquierda ha abandonado su tradicional fidelidad por sus viejos partidos y abandera otras opciones, bien sean populistas de izquierda o partidos antisistema de extrema derecha. Este trasvase, que en términos sociológicos puede resultar inexplicable e incluso anacrónico, se está dando y el caso más gráfico es del Partido Comunista Francés, cuyo electorado -llegó a tener un 20% de los votos en los ochenta- se acabó “trasvasando”, en buena medida,  al Frente Nacional de Marine Le Pen.

Algo parecido le está pasando a Podemos en España, que lleva perdiendo votos desde el año 2016, en que llegó a su cenit con 71 diputados y más de cinco millones de sufragios, y sin que la dirección haya hecho un mínimo ejercicio de autocrítica y reflexión, sino más bien lo contrario: sus dirigentes echan balones fuera y culpan de su grave crisis a una suerte de conjura político-mediática de características conspiranoicas. Desde el  año 2016, Podemos no levanta cabeza y es una sangría de votos, habiendo perdido implantación territorial en casi todas las comunidades; hacer frente a la misma implicará un reformulación del proyecto y cambio de timón. Al mismo tiempo, elección tras elección, Vox no para de crecer. 

La izquierda se distancia del núcleo fundamental, mientras la derecha pone el dedo en la llaga

Como señalaba uno de los fundadores de Podemos, el profesor de Ciencia Política Jorge Vestrynge, el problema de la izquierda española, como el de otras latitudes, es que no ha puesto el foco en los verdaderos problemas de los ciudadanos, que son sociales y económicos, y el discurso se ha difuminado en una serie de cuestiones que no constituyen el núcleo central que ahora dinamiza, preocupa y moviliza al electorado.

Por otra parte, no se pueden minimizar los asuntos que realmente preocupan a la ciudadanía y que son utilizados hábilmente por estos movimientos antisistema. La inmigración ilegal, la inflación galopante, la aparición de amplias capas de la población marginadas o que han quedado fuera del sistema de protección social público, la inseguridad pública en algunas ciudades, la crisis de la clase media y cierta desafección, por no hablar  de divorcio claro, entre gobernantes y gobernados, aparte de otras cuestiones de peso, constituyen algunos de los asuntos que más preocupan a la ciudadanía, pero la izquierda no parece enterarse y los minimiza para su desgracia política y electoral. La extrema derecha, no, sabe que hay están las preocupaciones sociales que alimentan su granero electoral.

Luego, paradójicamente, la izquierda política real, la que está en el gobierno, cada día que pasa se desgasta más, entre el apego por las moquetas del poder y sus malos comportamientos éticos, su gusto desmedido por el lujo que tanto denostaban y una corrupción galopante que les corroe por dentro. Su discurso político contrasta con la cruda realidad y sus malas prácticas, su vida tan alejada del común de los ciudadanos y un desconocimiento cada vez más agudo del mundo real. Viven en una burbuja y todavía no se han enterado. Es un problema ético, pero también estético; no puedes luchar contra aquello que realmente acabas abrazando y conviertes en estilo de vida. 

Crisis de los partidos socialistas y final del Estado del Bienestar

En lo que respecta a los partidos socialistas de Europa más importantes, pero sobre todo los de Alemania, Austria, Francia, España, Grecia e Italia, han sido carcomidos por el poder ejercido de la peor de las maneras, por una corrupción vergonzante de sus elites políticas, por un distanciamiento brutal con respecto a su antaño electorado y la percepción social de que el discurso que funcionó antaño no resulta útil para los problemas de hoy en día, especialmente para una clase media que se ve sumida en una grave crisis de identidad en un mundo global y acuciada por graves desafíos sociales y económicos, como haber perdido capacidad adquisitiva y haberse empobrecido consiguientemente.

Por otra parte, pero no menos importante, la crisis del modelo de Estado de bienestar que hasta ahora conocíamos y que fue “exportado”, con matices, de los países nórdicos, Alemania y el Reino Unido hacia a los países del sur de Europa, principalmente, ha hecho crisis hace años y ya la alta fiscalidad en esas naciones no sirve para atender las demandas y necesidades en sus respectivas sociedades. El sistema, simplemente, ya no funciona y está obsoleto; necesita un cambio radical.

Mientras ya nadie discute la victoria del capitalismo sobre los demás sistemas en el mundo moderno desarrollado, no cabe duda que los diversos modelos del Estado de bienestar, tal como los conocemos en Europa, están en plena revisión, rectificación y cambio, incluso siendo contestados por poderosos bloques políticos-económicos que difieren en cuanto al tratamiento fiscal igualitario para todos los ciudadanos en estos países, ya que no incentiva el emprendimiento y la libre empresa, que es la que, en su opinión, genera la riqueza, la prosperidad y el bienestar en nuestras sociedades.  Hasta ahora la fiscalidad era el músculo de la izquierda para llevar a cabo sus políticas sociales cuando gobernaba, pero para seguir adelante justificando las altas tasas aplicadas en nuestros Estados, incluyendo España, hará falta un gran esfuerzo pedagógico y una mayor efectividad a la hora de impulsar acciones sociales que sean entendidas por la mayoría como útiles, eficaces y necesarias. De lo contrario, la gente seguirá apartándose de la izquierda y su espacio se irá ocupando, paulatinamente, por estas fuerzas populistas y antisistema, tal como ha pasado en las recientes elecciones italianas. O cambiarán o desaparecerán, no hay una tercera vía.

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3 COMENTARIOS

  1. A mí se me ocurren tres razones para base de planteamiento a una cuarta pregunta, o incógnita para esta difícil ecuación.
    En primer lugar, y el cajón más alto del podio con enorme deferencia, es política en sí; su significado y el nivel de comprensión ciudadana. La gente se desorienta con este circo de promesas electorales de los partidos que nada tienen que ver con sus propios dogmas ideológicos, porque aquí todos los partidos pescan en río revuelto. Utilizando cualquier tipo de cebo porque el pescado hace tiempo que está envenenado y desconcertado. Pero algo hay que comer porque nos han hecho creer que sólo los de la caña pueden alimentarnos, pero dan mayor dosis de toxina con la cucharilla de color reflectante para mantener su caladero y peces para el caldero. Nadie hace honor a sus postulados porque se requieren carambolas complicadas para mantener los apoyos, no sólo de votantes sino también de los sectores de poder en este juego capitalista caduco hace cien años. Por lo tanto la izquierda sólo se puede hacer notar en su punto más extremo, si hay cantidad de farsantes a la zurda de esta realidad donde yo estoy sentado, señor presidente incluído. Podéis hacer una relación contraria porque sin cancelas es posible que el ganado pase de una cerca a otra en su grado de cabreo o de temor. Pero todo es incomprensible demagogia y no hay fauna terrestre o marítima a salvo de los daños que nos provocan con una insana rivalidad que ciertamente nos es ajena, pero en mitad del escenario de las durísimas consecuencias que nos acarrean estaremos «obligados a decidir». Casi nadie sabe lo que es en realidad ser comunista, centrista, o fascista. Compruébenlo.
    El segundo puesto se lo dejo a los medios de comunicación, que en realidad son «stands» de la feria de la carne en busca de subvenciones. Por eso, y seas de la ideología que seas, tienes que comprender la necesidad de diarios como éste, que nos permite tener opiniones de toda posición ideológica, aunque se resista o agreda a la propia ideología, personal o colectiva, de los trabajadores del diario o de los lectores y «leyentes» que de todo hay. Y yo también me cabreo con ciertas opiniones, pero como también mi opinión estará siempre en cuestión si no hay nadie poseedor de una verdad absoluta. Hay una bajada de pantalones tan escandalosa que nos anuncia el puticlub sin la necesidad de las lucecitas rojas, tal vez para que no reconozcas la señal de advertencia que en realidad suponen. Lo de Antena3 es escandaloso, pero hay veces que incluso en la radiotelevisión nacional y pública se pueden escuchar falsedades de un calibre espantoso, que yo detecto casi sobre la marcha porque me informo con muchos medios, pero hay quien con su confianza dada sin reservas no se da cuenta del engaño y la gravedad de ésto.
    Y la tercera razón es la combatividad entre los que nada tenemos que ver con partidos u organizaciones políticas o sindicales, si no hay una sóla razón lógica para ello. La verdadera libertad no tiene colores políticos, y de hecho es imposible que sintiendo un éxtasis emocional vinculante a alguna de las ideologías seamos lógicos y prácticos en las deducciones, planteamientos o reivindicaciones. Pero hay que volver al apartado de la educación; buscar el «grow» y «grei» que nos han trasmitido para darnos perfecta cuenta de donde está el origen del problema; no estamos educados socialmente, sino integrados a la fuerza en el sistema irreconciliable, que se amplia cada vez más con potenciales enemigos en un sálvese quien pueda, pero agarrado a los brazos de algún sector entre la rivalidad creciente. Cada día más incultura; más gasolina al fuego, y más ardor guerrero entre enemigos, porque ya no se pueden nombrar de otra forma. El potaje de la radicalización servido en su temperatura máxima.
    1936.
    Si el café-bar que ha alimentado a tu familia durante tantas generaciones se lo están comiendo las termitas, que haces..? El suelo donde está tu negocio sigue siendo de tu propiedad.
    Todo abajo, verdad?
    RE-construir.
    Luego dicen que los nacionalistas no españolistas queremos romper españa. Tiene su gracia.

  2. La respuesta es bien simple. Ha abandonado su posicionamiento en la lucha de clases para cambiar de bando; hoy es uno de los más fuertes baluartes del capitalismo. Cuando hay vientos de mudanza, los oligarcas procuran mastines más fieros; es decir, el fascismo.

  3. Además de lo que se ha escrito en este artículo, la aplicación de las medidas sanitarias a través de un tratamiento experimental aplicado de manera masificada entre la población y sin el necesario debate científico previo ha constatado un pacto entre los representantes de una buena parte del gran capital, defensora de estas medidas, y los partidos políticos que las han secundado, incluyendo la mayor parte de los partidos llamados de izquierdas y progresistas.

    Lo curioso es que en Italia la candidata Meloni ha aparecido como una dirigente que acapara el descontento entre la población, pero al parecer es una firme defensora de la vacunación obligatoria y del pasaporte vacunacional. Sin duda, los italianos han sido de nuevo engañados, cuando la oposición a estas medidas la representaba de verdad la que fue diputada Sara Cunial que se presentó por el partido Vita, que no ha obtenido representación.

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