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“Podría dejar de escribir, pero no sabría vivir sin leer”

La narradora y guionista Astrid Gil-Casares publica su segunda novela, ‘Ese jueves al anochecer me subía al tren’, sobre un alentador cambio vital al borde de la cincuentena

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análisis

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Madrileña, narradora, guionista de cine, pero ante todo estamos ante una mujer inquieta que tiene necesidad de vivir e inventar. Hablamos con la autora de Nadie me contó (La Esfera de los Libros, 2020) y Ese jueves al anochecer me subí al tren (Círculo Rojo, 2022), dos novelas que están conquistando una legión de lectoras que se identifican con las historias de mujeres surgidas de la observación tanto como de la observación de nuestra entrevistada. 

¿Puede sorprenderte la vida pasados los cuarenta y cinco?

Yo creo que la vida puede sorprenderte siempre. A veces en negativo y deseo que muchas más en positivo, pero hay que estar preparado para el cambio; siempre. Ya lo dijo Darwin: su moto no fue “la supervivencia del más apto” sino “del que más se adapta” (the one most adaptable to change is the one that survives).

¿De esa posibilidad de sorpresa en la edad adulta va tu segunda novela, Ese jueves al anochecer me subí al tren? 

En realidad, más que una sorpresa, esta novela cuenta la historia de Lena, que decide cambiar de profesión cerca de los cincuenta. La vida puede sorprenderte siempre, pero otra cosa es que tú decidas, voluntariamente, dar un giro de 180º. Estos cambios generan miedo, vértigo, dudas pero también ilusión, esperanza, ganas… Por otro lado, todo esto desencadena una serie de preguntas. Ese jueves al anochecer… habla de estos sentimientos y de cómo una resolución así puede hacer replantearnos nuestro enfoque hacia la maternidad, la familia, la amistad… También es una bonita historia de amor.  

¿Tu nueva novela es autobiográfica o tu narradora es la voz de muchas mujeres? 

Mi novela no es autobiográfica, pero Lena ha vivido situaciones que también yo he vivido. Otras se las ‘robé’ a mis amigas, a mi familia, a diversos personajes… Y otras son solo deseadas o imaginadas.

¿Necesitas escribir o podrías dejar de hacerlo?

Podría perfectamente dejar de escribir. Es algo que surge pero no es una necesidad, lejos de eso. En cambio, no sabría vivir sin leer, o tendría que aprender si algo terrible sucediese, pero sería muy difícil.  

De las historias que escribo solo espero que sean disfrutadas, quizás también reflexionadas, analizadas, gozadas, deseadas

Tu anterior novela, Nadie me contó, surgió en plena pandemia. Ahora, como ha pasado con otros libros, vive un renacer. ¿Qué historia cuentas en esta obra? 

Las dos novelas son similares en el sentido de que son el mismo género, son intimistas, están escritas en primera persona y el personaje principal es una mujer de más de 40 años. Las dos hablan de temas parecidos, pero desde ángulos distintos y las dos tienen una historia de amor. Pero Gaelle, la protagonista de Nadie me contó, se enfrenta a la dificultad de tener que reencontrarse después de un difícil divorcio.  

Actriz, guionista y narradora. ¿Se mantiene ese equilibrio artístico en ti o la escritora devoró las otras facetas?

Esta pregunta me hace sonreír porque es la segunda entrevista, en esta semana, en la que se sobreentiende que soy actriz y no lo soy. Solo he rodado, en toda mi vida, un total de dos escenas en dos películas. La experiencia la repetiría mil veces, de mil maneras diversas, en mil lugares diferentes, con mil escenas distintas, pero eso no me convierte en actriz. En cuanto a guionista o narradora no sabría elegir; las dos me aportan cosas que valoro. Cuando escribí el guion de ¿Qué te juegas? “jugué” con una parte mental más lúdica y gamberra, lo sentía como una conversación desenfadada con amigos, mientras que al escribir las dos novelas imaginé un dialogo íntimo y sincero con esa mujer que anhelaba fuese mi lectora. Son dos experiencias que aspiro volver a sentir. 

¿Qué esperas de la literatura?

De las historias que escribo solo espero que sean disfrutadas, quizás también reflexionadas, analizadas, gozadas, deseadas. De la literatura que leo no espero nada porque me da todo. Me llena, me estimula, me motiva, me estremece, me altera, me inquieta, me motiva, me excita, me calma…

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