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Planeta verde

Mónica Molner Andrés
Mónica Molner Andréshttp://www.monicamolner.com/
Médica, divulgadora y escritora encantada de compartir lo que pasa por su cabeza y por su vida con quien quiera leerla. Apuesta por la educación sexual y por el empoderamiento de sus pacientes.
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análisis

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En el planeta verde no hacían falta los anticonceptivos.

Las mujeres habían conseguido llevar las riendas de su sexualidad, por fin, eso de disfrutar y de ir a la búsqueda de bebé se habían convertido en dos realidades diferenciadas aunque a veces, pudieran unirse de forma voluntaria. Ahora eran ellas las que decidían dónde y sobre todo cuándo.

Tras el cambio climático llegaron tiempos complicados para el planeta, pero ahora, todo había vuelto a su sitio.

Los ciclos menstruales eran regulares pero ya no dolían ni provocaban sangrados abundantes, también el tsunami se había llevado la endometriosis y los ovarios poliquísticos. Muy lejos quedaban aquellos síndromes premenstruales donde la retención de líquidos, los cambios de humor o las cefaleas hacían insoportable la espera de un sangrado que barrería todos aquellos síntomas.

Las mujeres del planeta verde pueden elegir entre llevar una pulsera de bolitas de colores o, las más modernas, incluir una aplicación en sus móviles para saber cuáles son sus días fértiles para evitar si no es lo deseado en ese momento, la entrada de batallones de espermatozoides en sus vaginas.

En los libros de historia quedaron los testimonios de sus antecesoras, las que celebraban el día en que un diu con gestágeno entró en sus vidas y evitarían así la extirpación de su útero o aquellas que verían desaparecer sus dolores menstruales con los métodos combinados. También quedaron reflejadas en sus páginas las mujeres que no deseaban hormonas y con los dius de cobre evitaron ser madres cuando no lo deseaban.

Los métodos naturales están muy bien siempre que puedan utilizarse asumiendo la probabilidad de fallo, mucho mayor que los anticonceptivos hormonales o el diu ya que pueden verse afectados por muchas más variables. No pueden ser asumidos por todas las mujeres y eso debería ser explicado.

Ojalá lleguemos pronto al planeta verde donde no son necesarios los anticonceptivos y no se conocen lo que son las interrupciones voluntarias de embarazo, pero mientras estemos en el camino, tendremos que optar por el mejor método para no tener bebés mientras no lo queramos.

No debemos fiarnos de artículos y promociones que esconden parte de la información.

Disponemos ahora mismo de tal variedad de métodos que cada mujer es libre de elegir siempre que esté bien asesorada para descartar contraindicaciones.

Desde los métodos combinados (píldora, parche, anillo) a los de sólo gestágenos (“mini píldora”, inyección i.m, implante o diu) o los diferentes dius de cobre. Cualquiera de ellos pueden producir unos beneficios que ni se mencionan muchas veces, desde evitar cáncer de útero, de ovario o de cuello de útero a hacer desaparecer sangrados anemizantes o la necesidad de cogerse la baja los días de sangrado. Cuando ya no se desean más hijos, se puede plantear la ligadura de trompas y en el caso de los hombres la vasectomía.

Como no se ha inventado otra opción reversible para los varones más que el preservativo, deberemos insistir además, en la necesidad de protegernos frente a infecciones de transmisión sexual a la vez que implicamos al caballero en el asunto.

Los métodos naturales van a intentar conocer los días fértiles para abstenerse de relaciones con penetración o usar métodos barrera si no se desean hijos en ese momento. El control de la temperatura al igual que sucede con el moco, requieren de unos ciclos regulares donde no haya ingesta de fármacos que puedan alterar los resultados, ni situaciones de stress o trastornos en el ritmo del sueño por ejemplo.

La eficacia de los métodos viene determinada por el índice de Pearl que mide la posibilidad de embarazo cuando el método se usa durante 1 año por 100 mujeres. Si se miran los índices a nivel mundial, los resultados pueden ser muy diferentes a los europeos ya que nada tienen que ver las americanas con las africanas o las europeas, así que si vivimos aquí deberíamos fijarnos en los nuestros.

 

 

Nota: Este artículo fue inspirado por un anuncio en redes de una aplicación que usaba el control de la temperatura como método anticonceptivo seguro. Ni la nombro para no hacerle publicidad gratuita.

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