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Paternalista eres tú

Julián Arroyo Pomeda
Julián Arroyo Pomeda
Catedrático de Filosofía Instituto
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análisis

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Ha sido una de las sorpresas del 8-M. La Consejería de Educación de Madrid prohíbe un acto de la Ministra de Igualdad, Irene Montero, en el Instituto de Enseñanza Secundaria “Gómez Moreno” por las medidas sanitarias de la pandemia. Como siempre, hay que ver la noticia con detalle. Primero, es la Directora del área territorial Coral Báez, la que lo desautoriza por criterios establecidos con motivo del Covid. Luego, la Consejería de Educación explica la decisión por no facilitar el desarrollo, la hora y la duración del acto, lo que podría perjudicar la actividad del Centro y la jornada lectiva de los alumnos. Esto ha sido desmentido por el Centro, ya que se habían reunido con la Directora del Instituto la Directora territorial y la Viceconsejera Nadia Álvarez. Por fin, la propia presidenta Ayuso descubre la tostada: tenía que evitar el adoctrinamiento de la ministra Montero.

Habría que preguntar cómo sabía Ayuso que la ministra adoctrinaría, si no se había desarrollado el acto. Como no fuera por ciencia infusa. Se hace a priori y por pura ideología. Claro que quien está acostumbrado a adoctrinar debe conocer muy bien lo que es adoctrinamiento y quién lo hace. Tratándose de un Centro público, que, además, está en el distrito de San Blas, el adoctrinamiento es evidente. Otra cosa sería si se tratara de un colegio concertado, como en el San Alfonso, de las Hijas de la Caridad de Madrid. Allí acudió Casado en marzo del pasado año para iniciar la campaña contra la ley Celaá, siendo recibido con los brazos abiertos. Entonces la Consejería no puso ninguna pega. Claro, Casado es uno de los suyos y un colegio de monjas no puede adoctrinar, ni lo ha hecho nunca, eso va de suyo.

También parece que va de suyo pensar que Ayuso acaba de acordar el pin parental con Vox, ya que, si no, esta formación no aprobará los presupuestos. Antes dijo que en Madrid no ha habido ninguna queja de padres en los institutos porque sus hijos recibieran formación de actividades abiertas y no regladas. Ahora resulta que habrá padres que quieran que a sus hijos se les hable de acoso o de identidad sexual, pero otros no estarán de acuerdo con asistir a semejantes talleres. Ya se sabe de dónde viene esto. Claro que aquí no hay paternalismo, aunque la autonomía de los centros quede restringida. ¿Quién me dice a mí las copas que tengo que beber para poder conducir? Ya somos mayorcitos para valorarlo. El cierre perimetral o el toque de queda serían acciones paternalistas. Basta con la responsabilidad individual y con el cumplimiento de las normas por los ciudadanos.

Nos vamos enterando. Establecer una orden dictatorial en un centro de enseñanza no es contrario a la libertad, porque la Administración tiene que velar para que no se adoctrine al alumnado, que le manipulan sin que nadie se dé cuenta de ello. Como si los chicos fueran tontos. La libertad y la responsabilidad no van con ellos, son los dirigentes educativos los encargados de hacerlo, mediante decisiones que lo impidan. Esto no es paternalismo, sino cuidar de la educación. El ditirambo del pin parental velará por nosotros, sin que le repugne a Ayuso, que ordena y manda.

Vamos a hablar claro. Como dicen los alumnos en su comunicado, aquí no se trata de política, ni de ideología, sino de feminismo, el cual sí repugna a Ayuso y a sus consejeros. También les molesta la igualdad. Menuda osadía que se prestara a esto nada menos que la ministra del ramo. Dónde vamos a llegar. Esto también molesta a las estructuras económicas y empresariales, especialmente la igualdad. ¿Con qué no adoctrinan, eh? Cuánto saben, aunque solo quienes quieran se dejarán engañar por tanto paternalismo, este que no repugna a los bien pensantes de nuestra sociedad. Llevar el feminismo y la igualdad a las aulas diariamente es intolerable.

Todavía más a favor de las organizadoras. El encuentro iba a ser al aire libre, no hay mejor lugar para evitar contagios que un espacio de cuatro mil metros cuadrados del patio. Se trataba de un grupo reducido de veinte personas. Guardarían las distancias de seguridad, cumplían con todas las normas establecidas con mascarilla e hidrogel. No era, pues, una discoteca, o un comercio, o la celebración de un equipo de fútbol. No habría aglomeraciones. Sólo faltó un criterio fundamental, que el encuentro no estaba bendecido por la Consejería de Educación de la Comunidad, por eso reciben una carta, firmada por Báez, prohibiendo el acto a las once de la mañana de ese mismo día. La inquisición educativa ha estado al quite, nadie se puede desmandar y menos unas alumnas que practicaban ejercicios de feminismo

Me parece un error colosal. En los centros educativos siempre nos estamos quejando de la falta de iniciativas del alumnado. Esta la habían organizado las propias alumnas, que contactaron con una ministra del Gobierno, consiguiendo que viniera a su Centro. Se siguieron las normas de seguridad establecidas, pero les cayó encima el veto cual espada de Damocles. Hay que suponer el mazazo para su estímulo e ilusiones. ¿Alguien de la Administración pensó en ellas, que eran las verdaderas protagonistas? Parece que solo lo hicieron para mal, porque necesitaban de una tutela paternalista. Aquí no contaba la pandemia, este bar educativo no estaba abierto, para ellas no era el día de la mujer. Luego queremos que convivan en igualdad como gran valor y derecho constitucional. Lo demás son simples excusas: faltaban datos y detalles imprescindibles. Estamos ante un adelanto de lo que nos espera próximamente.

Casado sí pudo pronunciarse abiertamente en el colegio San Alfonso contra una contrarreforma, que establecía el adoctrinamiento y la ideología. Y lo hizo frente a un crucifijo, porque la religión católica es la propietaria de este signo religioso, así como la derecha lo es de la bandera, signo político. Se hace así, a cristazo y a banderazo. Cristoneofascismo a la vista. Tampoco se impidió la visita de Ortega Smith al Instituto Ramiro de Maeztu, cuyos valores (homofobia, machismo, racismo y discursos de odio) fueron rechazados por la Asamblea de Estudiantes como incompatibles con los suyos. Almeida explicó la diferencia entre izquierda y derecha a los niños de un colegio de Madrid: la izquierda decide por vosotros y la derecha deja que decidáis por vosotros mismos. Sin embargo, esto no es adoctrinar.

No me extraña que las chicas estuvieran enfurecidas y los vecinos de San Blas también se llenarían de rabia, sin ninguna duda. Paternalista eres tú, presidenta. Ya va siendo hora de que la esclavitud dé paso a la emancipación. El feminismo es el camino. La intolerancia contra quien no piense como yo va contra la educación y la misma razón. El siglo XVIII y la Ilustración no han llegado aún para algunos, que continúan en el mundo medieval.

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