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PACMA desvela la verdadera historia sobre la muerte del perro Llamp y exige justicia

Era un cachorro de border collie de solo 9 meses, y han identificado al presunto autor de su muerte, un hombre que le disparó con su escopeta de caza en las instalaciones del restaurante Mooma, en Palau-Sator (Girona)

Agustín Millán
Agustín Millánhttp://pompona22.wixsite.com/agustinmillan
Foto periodista especializado en manifestaciones y actos sindicales. Desde 2011 fotografiando la crisis más dura de la historia moderna. Responsable de redes sociales de la Cumbre Social España. Fotógrafo con 5 campañas electorales entre ellas la de Manuela Carmena y la de Enrique Santiago en IU Madrid.
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análisis

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Llamp solo era un cachorro, un border collie de apenas 9 meses de vida, alegre, cariñoso, juguetón y querido por su familia. Nunca mostró un comportamiento agresivo. Pero su vida se acabó el pasado miércoles, cuando accidentalmente entró en los terrenos propiedad del restaurante Mooma, ubicado en la localidad de Palau-Sator (Girona). Allí se topó con su presunto verdugo, un hombre de 58 años que sacó una escopeta de caza de dentro del restaurante y le pegó un tiro sin piedad.

El testigo del crimen

El Partido Animalista PACMA nos ha hecho llegar la versión de la familia del cachorro Llamp y de un trabajador del restaurante Mooma que fue testigo de los hechos y acudió a los Mossos d’Esquadra para denunciar lo ocurrido.

Los hechos desvelan una auténtica historia de terror. Una persona que sin sentimientos, sin escrúpulos acaba con la vida de un animal sin ninguna justificación.

Llamp fue adoptado

Llamp no era un perro abandonado. Tenía una familia que le quería y convivía con ellos dentro de la casa. Fue adoptado, tenía todas sus vacunas al día y estaba castrado. Esta familia regenta una casa rural en Fontanillas (Girona), donde el cahorro hacía las delicias de los huéspedes, que estaban encantados con él. Pero hace unos días lo perdieron.

Según ha relatado Aleix, sobrino de la familia, la principal hipótesis es que Llamp corrió detrás de una bicicleta, algo que le encantaba hacer. Y se alejó tanto que luego no supo volver, entrando por error en la finca del restaurante Mooma. Algo que le acabaría costando la vida.

Su cuerpo a la basura

Tras buscarle sin éxito, una persona les avisó de que había visto a su perro en el restaurante. Acudieron al lugar y los trabajadores negaron que Llamp hubiera estado allí o que le hubieran visto, por lo que inicialmente descartaron la información facilitada por esta persona.

Sin embargo, la familia recibió posteriormente una llamada de los Mossos, informándoles de que habían encontrado el cadáver su perro en el interior de un contenedor de basura. Sabían que se trataba de Llamp porque le habían pasado el lector de microchip.

La familia no dio crédito cuando se enteró de que el cadáver de su perro ya había sido incinerado, sin haberles preguntado, ni haber podido despedirse de él. Además, la incineración fue conjunta con otros animales, por lo que tampoco pudieron recuperar las cenizas y tener a Llamp para siempre simbólicamente con ellos.

La muerte de Llamp

Un trabajador del restaurante Mooma vio cómo disparaban a Llamp y fue a los Mossos para denunciar al presunto autor, el propietario de los terrenos y también padre del dueño del restaurante. Esta denuncia le costó el despido de forma inmediata, pero él sintió la necesidad de hacer algo ante el acto de crueldad que había presenciado.

De acuerdo con su relato de los hechos, el dueño del restaurante fue a avisar a su padre de que había un perro merodeando. Y el padre, presuntamente, cogió su escopeta de caza, la cual tenía dentro del propio restaurante, y sin motivo alguno, le pegó un tiro a Llamp.

Las pruebas

A continuación, presuntamente metió su cuerpo en una bolsa de basura y lo tiró a un contenedor cercano. Se desconoce si Llamp falleció en el acto o si aún estaba vivo y agonizando cuando se deshizo de su cuerpo como si se tratara de basura.

El trabajador intentó grabarlo todo, pero asegura que un familiar le tiró el teléfono al suelo de un manotazo. Lo que sí pudo grabar es un vídeo del aparcamiento del restaurante minutos después, donde se aprecia el suelo lleno de manchas de sangre.

Tras recibir la denuncia, los Mossos se personaron en el restaurante, instando a su responsable a que les indicara la ubicación del cadáver de Llamp. Fue entonces cuando lo sacó del contenedor donde lo había tirado su padre y se lo entregó a la policía.

Justicia para Llamp

Como consecuencia, el padre está siendo investigado por un presunto delito de maltrato animal con resultado de muerte y se le han retirado provisionalmente tanto las armas de las que disponía, como la propia licencia de armas.

Estos últimos días han aparecido en redes sociales dos comunicados conjuntos de la familia de Llamp y de los propietarios del Mooma. Sin embargo, la familia de Llamp asegura que fueron redactados por la otra parte, que se firmaron sin la presencia de abogados y que lo hicieron bajo coacción, presiones y miedo a sufrir consecuencias negativas tanto personales como para su negocio.

PACMA condena estos hechos con la máxima dureza y exige a las autoridades competentes que se llegue hasta el final en este caso y se haga justicia ante la muerte violenta e injustificable de un ser inocente. Una más, se demuestra la urgencia de endurecer los delitos de maltrato animal.

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