Una imagen del Día del Orgullo. Foto Agustín Millán.

El COVID-19 está dejando al descubierto la profunda discriminación, violencia y otras violaciones de derechos humanos contra el colectivo LGBTI. Así lo denuncia Amnistía Internacional: “En algunos países se impulsan medidas que pretenden invisibilizar a las personas trans, o se criminaliza al colectivo como presuntos responsables de la pandemia por parte de grupos políticos y religiosos”. Esta situación, según la organización, “dispara las alarmas ante un retroceso de los derechos de las personas LGBTI, en un año en el que no podrán celebrarse las Marchas del Orgullo”.

La invisibilización de las personas trans

El primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, consiguió, el pasado 19 de mayo, sacar adelante una ley que prohibía a las personas transgénero e intersexuales cambiar su género en el documento de identidad. Amnistía cifra en 30.000 las personas afectadas y expuestas a una mayor discriminación en el país. Para Carlos Sanguino, responsable de diversidad sexual y de género en España, “se trata de un grave retroceso para los derechos de las personas transgénero e intersexuales en Hungría”, ya que, ¿quién se atreve a usar su documento de identidad para recoger un paquete, ir al médico, solicitar un empleo, cuando apareces con un nombre que no se corresponde con tu identidad de género en un país donde ya de por sí existe un entorno intolerante y hostil contra la comunidad LGTBI”, se pregunta Sanguino.

Amnistía Internacional informa que, en numerosos países, las medidas de desescalada de la pandemia “han ignorado la realidad de las personas trans”. Como los casos de PerúColombia o Panamá, donde se establecieron paseos en la calle días diferentes para hombres y mujeres. La organización explica que “las personas trans debían salir a la calle según el género que indica su documento de identidad, lo que le exponía a más discriminación, más multas, e incluso a violencia, también policial”. El comunicado advierte sobre el elevado número de asesinatos que sufre este colectivo. Y recuerda que, entre el 1 de enero de 2008 y el 30 de septiembre de 2019 (últimos datos actualizados), 3314 personas trans fueron asesinadas en 74 países.

La organización advierte que “las restricciones a la atención médica de todo aquello que no sea la COVID-19” en muchas partes del mundo, “está paralizando también procesos de transición de miles de personas trans en países, entre otros, Estados Unidos, India o Australia”. Sus tratamientos hormonales permanecen en un limbo, la atención psicológica se ralentiza y las intervenciones se posponen, lamenta Amnistía. «Los gobiernos deben garantizar que las personas LGBTI no son discriminadas en esta pandemia en cuanto al acceso al derecho a la salud, y deben tomar medidas que impidan la discriminación de este colectivo y sobre todo cualquier acción que ponga en riesgo su seguridad y sus vidas», señaló Carlos Sanguino.

Procedimiento legal de personas trans en España

En España la reforma de la Ley 3/2007 de 15 de marzo sobre personas transgénero reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, sigue en stand by como consecuencia de la pandemia. Amnistía Internacional recuerda que “es imprescindible adoptar todas las medidas necesarias para permitir a las personas trans adecuar la realidad legal a la identidad de género sentida mediante un procedimiento rápido y accesible, para lo que urge suprimir todo requisito médico”. En este sentido, “la ley debe suprimir las restricciones arbitrarias en cuanto a la edad para el reconocimiento legal del género, evaluándose cada caso concreto, y teniendo en cuenta la opinión libremente expresada por la persona menor sobre su interés superior, con arreglo a la evolución de sus capacidades”, afirma la organización.

Homofobia social y violencia contra el colectivo

Desde que irrumpiese el coronavirus, líderes políticos y religiosos han intentado responsabilizar de la pandemia al colectivo LGBTI, e incluso administraciones permitieron trato cruel contra miembros de la comunidad LGBTI, señalan desde la organización. “En Israel o en Turquía, relevantes líderes religiosos aseguraron que la COVID-19 era un castigo divino por la homosexualidad, y que este colectivo tenía más riesgo de contraer la enfermedad. Y en Turquía líderes locales, veían detrás del arcoíris, símbolo internacional de la unión frente a la pandemia, una campaña encubierta para convertir a los y las menores en homosexuales”, denuncia Amnistía.

Por otro lado, la organización cuenta que un rebrote en Corea del Sur, “al parecer en una zona de locales LGBTI, disparó la homofobia y las amenazas en las redes hacia el colectivo LGBTI, lo que dificultó a las autoridades localizar a las personas que pudieran estar contagiadas y tomar medidas para frenar dicho rebrote”. Mientras, en países como FilipinasUganda, la organización indica que “se toleraron tratamientos humillantes y violencia contra personas LGBTI bajo el pretexto de no cumplir los protocolos de la cuarentena. Los agentes del barangay, policías locales filipinos, humillaron sexualmente con total impunidad a miembros de la comunidad LGBTI, o en Uganda se produjeron el pasado 23 de marzo detenciones discriminatorias contra 23 personas atendidas por la Fundación Children of the Sun, que denunció violencia y que se les requisó todo el tratamiento para atender a las personas enfermas de VIH”. Amnistía también recuerda que “todavía hoy en 70 países en el mundo se siguen penalizando las relaciones entre personas del mismo sexo, y en 12 de ellos puede suponer pena de muerte”.

Activistas LGBTI siguen siendo castigados durante la pandemia. La organización denuncia el caso de la activista polaca, Elżbieta Podleśna, que el 6 de mayo de 2019, recién llegada de un viaje con Amnistía Internacional a Bélgica y Países Bajos, “la policía registró su casa y fue arrestada y permaneció varias horas bajo custodia por supuestamente tener carteles que mostraban a la Virgen María con un halo de colores arcoíris, y fue acusada de «ofender creencias religiosas». La organización informa que “sigue a la espera de juicio, y si es declarada culpable, podría enfrentarse a dos años de prisión, por un ejercicio de libertad de expresión”.

Buenas nuevas para el colectivo LGTBI

En Irlanda del Norte, el pasado mes de enero, pudieron inscribirse por primera vez las parejas del mismo sexo en el registro para contraer matrimonio. Y el pasado 26 de mayo, Costa Rica legalizaba también el matrimonio homosexual, destaca Amnistía.

Por otro lado, Amnistía recuerda que Alemania prohibía el pasado 8 de mayo el uso de «terapias de conversión», por considerar que la homosexualidad no se trata de una «enfermedad» y por tanto no precisa «curación». En esta línea, Naciones Unidas coincidía en un informe reciente en este enfoque y constataba que «se realizan a través de intervenciones que causan grave dolor y sufrimiento y provocan daños físicos y psicológicos», lo que puede ser considerado tortura y malos tratos crueles y degradantes. En Estados Unidos, el Tribunal Supremo dictaba el pasado 15 de junio una sentencia histórica en la que aseguraba que los y las trabajadoras no pueden perder sus empleos por pertenecer al colectivo LGBTI.

El orgullo será virtual

Ante la imposibilidad de celebrar cualquier manifestación del Orgullo LGTBI, Amnistía Internacional España anima a la decoración de balcones arcoíris promovida por la Federación Estatal de Gais, Lesbianas, Trans y Bisexuales (FELGTB), y confirma su participación el 4 de julio, a partir de las 19h, en la marcha virtual a través de la web oficial del orgullo.

1 COMENTARIO

  1. La discriminación y persecución de las personas LGTBIQ+ en el mundo no está al descubierto solo por el COVID-19, lo que pasa es que hay quienes siempre han preferido mirar a otro lado y no lo querían ver, e incluso hay países europeos como Polonia o Hungría que están contra los derechos LGTBIQ+. Hace unos meses el Parlamento de Polonia votó a favor de la iniciativa de una organización LGTBIFOBIA para criminalizar la educación sexual. Es un movimiento con trasfondo LGTBIfobo de la extrema derecha polaca. Asco de mundo, la UE tiene que tomar cartas en el asunto ya, porque esos países están cometiendo una serie de atropellos hacia la comunidad LGTBIQ+.

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