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Ocurrió en Madrid: el harakiri del PSOE

El triunfo de Juan Lobato en las primarias de Madrid alejan al PSOE de acceder a la Real Casa de Correos que no ocupa desde hace 26 años, y mucho más, al Palacio de Cibeles que no pisa desde hace 31

Maximiliano Fernández Ibarguren
Maximiliano Fernández Ibarguren
Licenciado en Periodismo Licenciado en Ciencias del Trabajo
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análisis

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Susto o Muerte. El pasado 4 de mayo el Partido Socialista de Madrid sufrió un susto: De ser primera fuerza política en 2019, perdió en tan sólo dos años un tercio de su electorado cediendo el liderazgo de la oposición a Díaz Ayuso a Más Madrid que le igualó en escaños pero le superó en votos.

.El resto de la historia es bien conocida; tras varios días de señales confusas, el exsecretario general del PSOE de Madrid, José Manuel Franco acaba dimitiendo y, en su lugar, es nombrada una gestora con miembros afines a la dirección nacional de Ferraz. El PSOE de Madrid, herido y sin rumbo, entra en un letargo donde la autocrítica por los pésimos resultados electorales brilla por su ausencia. Deambula, sin hablar, con respiración asistida, entre los escombros.

Sin embargo , tres semanas más tarde, el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, y las alcaldesas de Alcorcón Natalia de Andrés y de Getafe Sara Hernández, rompen ese silencio al publicar la carta en el periódico “El País” que , posteriormente, será la plataforma de inicio del ex candidato Javier Ayala. El objetivo; “Rearmar el PSOE”, con un discurso claramente de izquierdas “sin complejos para gobernar Madrid”.

Esta carta no fue bien recibida por ciertos sectores porque hacia una dura autocritica a la labor de oposición a Díaz Ayuso durante la gestión de la pandemia, o mejor dicho, a su ausencia. La mayoría de los partidos políticos optan por dar carpetazo a las derrotas electorales hasta la siguiente contienda pero en el caso de los alcaldes del sur de Madrid fue la excepción.

Por otro lado, ya cuando se conformaron las listas electorales para la Asamblea de Madrid en las entrañas de la federación se rumoreaba que, desde Ferraz, se había señalado al posible sucesor a José Manuel Franco. Se hablaba mucho, pero se desconocía quien era “el tapado”

Hace poc mas de un mes, cuando se abrió el proceso de precandidaturas, finalmente se supo que Juan Lobato, que llevaba gobernando Soto Del Real desde el 2015 y había dejado el consistorio semanas antes para ir como número 4 a la Asamblea, optaría a la Secretaria General de Madrid. Su proyecto basado en “la transversalidad” y en la búsqueda del “voto templado “,contaba con el apoyo de varios alcaldes y mandos medios de la federación (secretarios generales y de organización de varias agrupaciones).

La gestora elegida desde Ferraz,en principio neutral, aunque, “off de record”, las dudas de algunos militantes de base en cuanto al apoyo evidente del “Aparato” en las redes sociales a la candidatura de Lobato, despertaba cierta desconfianza.

Asimismo, una vez comenzada la campaña electoral, a diferencia de otros procesos internos (basta recordar las primarias donde Pedro Sánchez se enfrentó a Susana Díaz), se podía apreciar un alto grado de desmovilización de la militancia, con mítines reducidos y una asistencia mermada. Un dato no menor es que en 4 años, el PSOE de Madrid ha perdido entorno a 1000 afliliados

El pasado sábado, en las agrupaciones, el panorama no era mejor: El nivel de participación a las 14 horas era del 34 % para quedar finalmente en un 55 por ciento según datos del propio PSOEM.  En pocas palabras, la mitad de afiliados socialistas en Madrid se quedaron en casa.    

A tenor de los resultados ya definitivos, el mensaje del ex ya candidato Javier Ayala de “Recuperar el PSOE “para gobernar Madrid “con un discurso de “izquierdas sin complejos”   no ha calado. La militancia en las urnas ha decidido renunciar al espacio de la izquierda que históricamente ha tenido el PSOE en la región. 

De esta manera, el ascenso de Juan Lobato a la SG del PSOE que, según sus propias declaraciones, centrará sus esfuerzos en captar el “voto templado” ‘puede llevar a la federación madrileña a topar dos veces con la misma piedra. Esta estrategia de intentar atraer al ex votante de Ciudadanos con un discurso difuso y hasta desconcertante para el electorado de izquierdas condujo al partido al descalabro del pasado 4 de mayo. Entre original y copia, los madrileños votan al PP, a Más Madrid o, incluso, prefieren quedarse en casa. Harakiri y muerte.

El triunfo de Juan Lobato en las primarias de Madrid alejan al PSOE de acceder a la Real Casa de Correos que no ocupa desde hace 26 años, y mucho más, al Palacio de Cibeles que no pisa desde hace 31. Su renuncia a situar al Partido Socialista en una alternativa verdaderamente de izquierdas, sin complejos, es un dulce regalo para Mónica García, actual líder de la oposición y para su formación Más Madrid que puede encontrar en el electorado socialista, desencantado por el enjuague de su ideario de izquierdas, un gran caladero de votos y una gran oportunidad para reforzar una alternativa a Díaz Ayuso. En menos de dos años, los 24 escaños que tiene actualmente el PSOE en la Asamblea pueden saber a muchos.

Con Juan Lobato como líder del PSOE de Madrid, gana, también, Díaz Ayuso. La Presidenta de la Comunidad de Madrid  que ha aprovechado la ausencia, durante la pandemia, del Partido Socialista y la tibieza de Ángel Gabilondo para arremeter contra el gobierno de Pedro Sánchez seguirá teniendo enfrente un PSOE descafeinado que dará alas a Más Madrid. El partido de gobierno del Estado desdibujado en la región es el mejor escenario que jamás podría pensar. 

Por otro lado, los resultados del sábado reflejan que la militancia socialista de Madrid ha firmado un cheque en blanco a Juan Lobato sin detenerse demasiado a leer las condiciones. A diferencia de Ayala, el ya elegido SG, en ningún momento se autoexcluyó a ser candidato en 2023. Si bien, los estatutos internos del partido establecen el sistema de primarias para las diferentes plazas, la maquinaria del “Aparato” se activará, como es habitual, para neutralizar cualquier intento de candidatura alternativa.

Por último, en la elaboración de las listas electorales, Juan Lobato ya anunció en el debate del pasado jueves, que solo prevé ceder dos de cada diez plazas a la militancia de base: esa que paga cuota, que pega carteles, que mueve los discursos en las redes sociales, que aplaude en los mítines. Los otros 8 puestos serán de libre designación “porque la dirección tiene derecho”. En entrelíneas se lee: Asegurar los sillones de los despachos primero para los nuestros y si sobran para los que están a pie de calle en las agrupaciones. Con estos mimbres, ¿Quién va a querer militar en el PSOE?

Ocurrió en Madrid; el PSOE se ha hecho el harakiri. Muerte.               

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